Image: Casas impropias

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Arte

Casas impropias

6 junio, 2001 02:00

Hairiri & Hairiri, proyecto de la casa digital, 1998.

MACBA. Plaza de los Ángeles, 1. Barcelona.

La exposición presenta una selección de proyectos de habitáculos muy recientes, en su mayor parte construidos, que se plantean como el ejemplo más elaborado y significativo de arquitectura de innovación a escala internacional. Según el programa de mano, una de las intenciones de la exposición es la de reflexionar sobre la noción de "casa" o habitáculo contemporáneo cuando se están introduciendo nuevos valores que condicionan la manera de hacer y de entender la arquitectura de hoy. Así, la transformación del modelo familiar significa otra distribución del espacio y las nuevas tecnologías implican unificar el lugar de trabajo y el privado. Nuevas necesidades, nuevas respuestas arquitectónicas, ésta es la filosofía de la muestra.

Más allá de la estricta lectura arquitectónica, interesa destacar el cambio de ambiciones de la arquitectura de experimentación desde la vanguardia histórica. Para esta última, el habitáculo era la posibilidad de transformar el mundo; articular el entorno representaba modificar radicalmente el vivir. Luego se ha observado que las cosas son más complejas y aquella utopía de transformación ha quedado en algo más modesto: la casa como valor refugio, como espacio íntimo y privado, como paraíso arrancado a las contradicciones. Obsérvese que una de las problemáticas más importantes para la vanguardia histórica, el habitáculo social, ha desaparecido prácticamente de la exposición. Más aún, el catálogo original no observa una especial diferencia con relación a las publicaciones de promoción y otros "magazines" de fin de semana. La idea que subyace en esta selección es el confort, confort papel couché. Por otra parte el texto intenta formular categorías: "la casa pantalla", la desmaterialización del espacio, etc. Pero todas estas categorías son el reflejo de la dificultad de aproximación y apuntan sólo a intuiciones que, aunque brillantes, son insuficientes.

Cierto es que la exposición y el catálogo se complementan con un aparato documental accesible por internet y éste es uno de los méritos de la exposición. La muestra, producida por el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA), posee un carácter itinerante, de manera que el montaje de las obras se replantea en cada sede. Así, en la versión de Barcelona se ha añadido una segunda parte, réplica y contrapunto al discurso del MOMA, y se ha realizado un montaje particularmente eficaz. Un aspecto significativo de la versión del MACBA es la presentación de las maquetas, suspendidas en el interior de una especie de globos transparentes. La maqueta encerrada ¿acaso es una manera de explicar el aislamiento de este tipo de arquitectura? En todo caso, la parte de la exposición que se ha incorporado en el MACBA es una contra-exposición que llena los vacíos de la del MOMA: se introduce una preocupación por la problemática social, aunque ésta sea simplemente metafórica. El título original de la exposición era The Un-Private House; en Barcelona se ha traducido como Casas Impropias, aspecto que por sí solo es ya revelador del cambio de espíritu.

En este sentido los proyectos más significativos que aporta el MACBA son, por ejemplo, el de Krysztof Wodizcko que presenta un vehículo de supervivencia urbano para clochards. O el del colectivo Atelier van Lieshout con su Favela House, una construcción realizada con materiales precarios y de desecho que responde a la necesidad de movilidad. O el de las experiencias de arquitectura efímera de Tadashi Kawamata & Architectural Association Students, o el de las arquitecturas de emergencia ante siniestros de Shigeru Ban. En fin, estos proyectos de artistas y arquitectos responden a otra sensibilidad que los presentados en el MOMA. Se puede o no sintonizar con el planteamiento, pero la línea de exposiciones del MACBA, su posición crítica y su voluntad de aportar elementos de reflexión es de una coherencia incuestionable.