Surgir II, 2001. Fotografía color, 20 x 30

En junio terminó la carrera, en septiembre cumplirá 24 años y celebrará su primera exposición individual en una galería, Garage Regium. Soledad Córdoba acaba de ganar, por unanimidad, este Concurso de Fotografía de EL CULTURAL. Al hablar de su trabajo se entusiasma, algo nerviosa, teme no encontrar las palabras adecuadas para cada momento. Recuerda con ilusión los años que ha pasado estudiando, los profesores ("hay de todo, he tenido alguno muy bueno"), las influencias...

-¿Cuándo empezó a utilizar la fotografía como medio de expresión plástica?
-En la facultad, ya en segundo curso tenía, como asignatura, fotografía, y me gustó; pero fue al año siguiente cuando empecé a trabajarla con los métodos y técnicas que utilizo ahora. En cuarto aprendí muchísimo sobre la técnica, en realidad, todo lo que sé y que me ha servido para realizar estas fotografías.

Un proyecto global

-Pero lo que realiza no son fotografías aisladas.
-No, son siempre series. Mi trabajo quiere ser un proyecto plástico global, no funciona sólo como fotografía, sino también como pintura, como acción. Antes de hacer la fotografía tengo que disponer una escenografía, un decorado y un vestuario concretos para cada historia. Cada serie fotográfica tiene un argumento, con cada una pretendo contar una historia.

-Creo que también hace vídeos y videoinstalaciones.
-Sí, los vídeos que realizo tienen mucho que ver con mis series fotográficas: a partir de una diapositiva fija creo movimiento con un programa de ordenador, MOPH. Así se une una imagen con otra, el ordenador crea artificialmente el movimiento intermedio entre ambas. No son movimientos naturales, pero es que no pretendo captar la realidad, no me interesa, sino narrar mi propia realidad, mirar en mi interior y contar lo que veo.

-Usted es la protagonistas absoluta de todas tus obras, ¿por qué?
-Todo mi trabajo funciona alrededor de la identidad, pero no se trata de "mi" identidad, yo soy sólo la protagonista física y lo que verdaderamente importa es la historia, el argumento, el proceso. De hecho, cuando empecé mezclaba la fotografía y la pintura, pero eso dejó de interesarme, precisamente porque no me dejaba centrarme tanto en el proceso, me obligaba a estar pendiente del resultado final y eso no es lo que más me inquieta como artista, como fotógrafa.

-¿Hace distinciones en cuanto al trabajo en color o en blanco y negro?
-Empecé en blanco y negro, y esto se mantiene en muchas de las series que hago ahora, pero hay historias que funcionan mejor en color.

Afinidad con Helena Almeida

-¿Qué artistas han influido más en su forma de trabajar?
-Todo el mundo relaciona alguna de mis series con Helena Almeida, aunque cuando descubrí su obra, en una exposición en el Reina Sofía, yo ya había hecho fotografías que tenían cierto parecido con determinados aspectos de su obra. Creo que Ana Mendieta, sobre todo al principio, también me influyó. De todos modos, es bueno estar al día y conocer todo lo que se hace, pero también hay que tener muy claro qué y cómo se quiere contar.

-Además de la exposición, ¿qué otros proyectos prepara?