Image: Sergio Prego

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Arte

Sergio Prego

“La galería comercial condiciona la obra”

24 abril, 2002 02:00

Sergio Prego. Foto: Mitxi

Tras su paso (con éxito) por colectivas, como Transfer, en el CGAC, la muestra de arte Injuve o la veneciana Ofelias y Ulises, Sergio Prego llega a Madrid, en su primer viaje en solitario, de la mano de Soledad Lorenzo. Defensor de un arte libre y sin disciplinas, el artista vasco habla del reto que supone para él la exposición que inaugura el 25 de abril.

Sergio Prego prepara sus vídeos entre Bilbao y Nueva York; entre Arteleku, en San Sebastián, y las casas y estudios de sus amigos artistas (Pello Irazu, Txomin Badiola). Ha llegado a España para preparar y montar su primera exposición con Soledad Lorenzo (galerista también de sus dos colegas) y aprovecha para trabajar en las afueras de Bilbao, en polígonos industriales que sirven de escenario para algunos de sus ví-deos (Tetsuo Bound to Fail, 1998).

-¿En qué consiste esta primera exposición en Soledad Lorenzo?
-Hay cuatro piezas, dos vídeos y dos instalaciones; una de ellas es casi una escultura, es algo difícil de describir, son dos tubos que, de alguna manera, se instalan en el espacio. La otra es una luz que recorre la sala, un tubo fluorescente que va desde la entrada hasta el segundo espacio de la galería. Los dos vídeos son nuevos, los he realizado en mi casa de Nueva York: son acciones que he tomado mediante un dispositivo electrónico de captura fotográfica que distorsiona la relación espacio-tiempo.

El arte comercial
-Es, además, su primera individual en Madrid, ¿ha pensado en cómo encajarán sus obras con el público de una galería madrileña?
-La verdad es que no he pensado en el contexto de Madrid aunque sí en el hecho de trabajar en una galería comercial. De alguna forma tengo que negociar entre un producto, el arte comercial, y las propuestas que se realizan en otro tipo de espacios, que es a las que yo estoy más acostumbrado. Además, tampoco estoy dispuesto a perder esta otra faceta. Prefiero buscar términos medios o espacios comunes a los dos sistemas que, por otro lado, se tocan en muchas partes. Exponer en una galería comercial condiciona el objeto artístico. El arte tiene una función diferente y toma, por lo tanto, formas diferentes, dependiendo del lugar donde se exponga. Me preocupa el lugar simplemente por la eficacia del producto.

-Es usted uno de los artistas vascos que, como otros que se están dando a conocer ahora (Itziar Okariz, Jon Mikel Euba), ha salido de los talleres de Arteleku; ¿qué tenían estos cursos para que hayan aportado tantos nombres nuevos al actual panorama artístico vasco y español?
-Creo que lo mejor de Arteleku es que ha sido un espacio periférico y que se ha planteado la producción desde un espacio periférico. Eso ha hecho que haya un uso de los recursos muy libre, lo que ha posibilitado intercambios y relaciones muy frutíferas. Como laboratorio ha funcionado muy bien, todos nos hemos podido replantear el lugar que queremos ocupar en relación al arte. El intercambio ha sido muy importante y eso lo hace excepcional. Es más difícil que esto ocurra en otros centros que lo que necesitan es ser rentabilizados políticamente.

-Supongo que la aspiración de un joven artista es poder vivir de su trabajo...
-Realmente no. Hasta hace poco yo ni me lo planteaba. Una de las cosas que he visto en Arteleku, en todos los artistas jóvenes, es que se consideran unos desahuciados, que no se planean ganar dinero o vivir de lo que hacen, sino experimentar. Hasta ahora mismo, yo tampoco me lo había planteado.

Toma de conciencia
-A los 33 años debe producir, cuanto menos, respeto exponer en una galería como Soledad Lorenzo.
-Es todo un reto. En esta exposición me tengo que replantear muchas cosas. Es como una especie de toma de conciencia de la realidad.

-¿Por qué eligió marcharse a Nueva York; no ha pensado volver?
-Nueva York es un horizonte infinito. Llevo cinco años viviendo allí y todavía no veo el límite, es un espacio vastísimo donde no sabes donde te van a llevar las cosas. Y es en este espacio donde todavía puedo crecer y desarrollarme, mucho más que en España. Allí puedes acabar haciendo cualquier cosa. En España no hay tanto dinamismo. Además, aquí o te profesionalizas, y yo no lo veía nada claro con lo que estaba haciendo en ese momento, o te pones a trabajar en otra cosa, pero entonces no te queda tiempo para dedicarte al arte. De momento no he pensado en volver.

-¿Y por qué el vídeo? ¿En que otros formatos ha trabajado?
-Aunque ahora hago vídeo estudié la especialidad de escultura. El vídeo como disciplina no me interesa especialmente, lo he elegido porque permite un espacio de hibridación. Creo que la escultura tiene menos conexión con los espacios reales. He estudiado en los 80 y he recibido una educación artística muy formalista, y, de alguna forma, me he tenido que replantear los contextos que ocupan los objetos. La escultura es el cómo se coloca el objeto en el espacio y en aquella época se asumían una serie de convenciones que se aplicaban mecánicamente y creo que el vídeo me permite investigar en ese aspecto. Para mí los elementos principales de la escultura son tres: la acción, que sería el gesto, la relación con el contexto y la localización en el espacio; con el vídeo indago en estos tres aspectos. Por otro lado, no creo en las disciplinas artísticas, en la división de las formas de arte independientes de la sociedad; yo creo en la relación del arte con lo que me rodea.

-En sus obras se pone de manifiesto su interés por el espacio.
-El espacio es lo que me une a la escultura y lo que me mueve a seguir investigando. Por ejemplo, en la instalación de Soledad Lorenzo, la luz recorre el perímetro de la galería y va definiendo los objetos girando a su alrededor. En este sentido, mi obra es muy escultórica.

-¿Cómo es su relación con el cuerpo, con la performance, tan presente en algunos de sus vídeos?
-No entiendo el espacio sin el cuerpo y viceversa. Los objetos están hechos en relación a la medida del cuerpo. Me interesa más el gesto que la performance, lo mismo en un dibujo que en una acción, y aunque protagonizo algunos de mis vídeos, no siempre soy yo.

-¿Como definiría su trabajo?
-Son cosas que no me cuestiono, que están ahí. Yo me cuestiono qué hago yo con este trabajo, para qué me sirve y cuál es el contexto, y lo hago de forma plástica, estética. Me cuestiono la relación entre las formas y su origen; cómo han sido creados y el contexto en el que han sido creados esos objetos.

[Sergio Prego (Fuenterrabía, 1969) vive en Nueva York desde hace más de cinco años, aunque los viajes a su tierra sigan siendo frecuentes y allí haya realizado algunas de sus obras. Licenciado en Bellas Artes por la Universidad del País Vasco y alumno de los talleres de Arteleku, ha expuesto individualmente en Barcelona en Antonio de Barnola y en la Sala Montcada de "la Caixa".]