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Arte

Sarmento, bocados de realidad

8 mayo, 2003 02:00

Pepe Cobo, que ha centrado gran parte de su actividad como galerista en el patrocinio de arte internacional, ha organizado una muestra que nos sitúa en los parámetros de un artista que ha estado presente en los escenarios artísticos más importantes y cuya obra forma parte de las colecciones más significativas: Julião Sarmento (1948).

Pepe Cobo. Cardenal Cisneros, 5. Sevilla. Hasta el 5 de junio. De 75.000 a 100.000 euros

La exposición presenta obras creadas ex profeso para la galería sevillana, lo que ya de por sí posibilita una particular lectura de las muchas que la obra del portugués genera.

El espacio central de la sala está ocupado solamente por dos obras, que responden a los abiertos postulados de un artista de gran versatilidad, capaz de utilizar todo tipo de técnicas y elementos hasta buscar unos resultados donde la complicidad del espectador es totalmente necesaria. La sociedad cotidiana, la realidad inmediata, la experiencia personal del autor ofrece una serie de posibilidades de donde extraer imágenes para configurar un entramado significativo con muchas y variadas lecturas. El autor ofrece retazos de episodios habituales para que el espectador dialogue con ellos y extraiga sus infinitas consecuencias. Estas imágenes, protagonizadas por la figura humana, ofrecen muchas posibilidades, tienen una gran carga de ambigöedad, de erotismo, de deseo; existe, al mismo tiempo, un diálogo permanente de formas encontradas y diferentes; hay una velada alusión a los problemas de aislamiento social en los que se encuentra sumida la sociedad urbana, así como una acusadora trasgresión de elementos formales.

Las dos obras de Julião Sarmento creadas para el espacio de la calle Cardenal Cisneros nos presentan, por un lado, una pieza escultórica donde una figura humana sin cabeza aparece sobre una mesa en imposible diálogo con la realidad circundante. En ella se atisba toda la gran problemática del mundo femenino, con sus obsesivas cargas de deseo, de erotismo, de soledad, de poder, de capacidad generadora… La otra situación creada por el artista lisboeta se centra más en una obra pintada, con una figura femenina, también, como protagonista en la que una silueta nos confunde a una mujer entablillada o una especie de ángel maligno, todo un cúmulo de pequeñas aportaciones significativas que conducen por una realidad versátil donde todo es susceptible de ser manipulado conceptualmente.