Image: Miquel Navarro - Carmen Calvo

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Arte

Miquel Navarro - Carmen Calvo

Dos retablos entre el hoy y el ayer

26 mayo, 2005 02:00

Obras de Miquel Navarro y Carmen Calvo

Son los primeros retablos contemporáneos para la Catedral de Burgos. Los artistas Miquel Navarro y Carmen Calvo han sido designados para llevar a cabo esta novedosa intervención comisariada por Rafael Sierra y patrocinada por Caja de Burgos. El resultado: dos retablos de 3 x 2,5 metros que desde hoy forman parte de una de las capillas del claustro del templo gótico. A su alrededor, piezas de ambos creadores dan forma a la exposición.

Tras cinco meses de trabajo, hoy se inauguran en la Catedral de Burgos los retablos de Miquel Navarro (Mislata, Valencia, 1945) y Carmen Calvo (Valencia, 1950), además de esta original actuación, varias piezas de ambos artistas están dispuestas en el patio y claustro de la iglesia gótica por excelencia. Todo ello conforma la muestra Arte en la Catedral. Durante el viaje Valencia-Burgos y el montaje de estas enormes piezas, hablamos con los artistas que confiesan que este encargo ha sido un reto del que han disfrutado con total libertad.

-Un retablo no se hace todos los días, ¿les sorprendió el encargo?
-Miquel Navarro: No, sobre todo porque ya ha habido otras intervenciones como las de la Catedral de Palma que ha tenido, entre otras, la de Miquel Barceló, o la Catedral de Cuenca, con las vidrieras de Torner y Rueda. Más bien me entusiasmó, porque el marco es incomparable, y me emocionó.
-Carmen Calvo: Yo he realizado ya varios encargos, techos de interiores, intervenciones públicas y vidrieras de iglesia, de modo que este retablo está dentro de mi forma de trabajar, sobre todo relacionándolo con mi última obra, la que llevo realizando desde hace año y medio.

-¿Qué representan en su retablo?
-CC: El mío muestra un apostolado, una propuesta clásica y tradicional en el aspecto iconográfico. Una lectura de izquierda a derecha y siguiendo la jerarquía establecida: desde Pedro y Pablo hasta concluir con Simón y Tomás. Todo el fondo está realizado con pan de oro, símbolo de la luz celeste y de la perfección en el cristianismo ortodoxo. Sobre el fondo dorado se han ido adhiriendo los atributos personales de los apóstoles, llaves, cruces, copas, hachas, etc., que se sujetan al cuadro como rescatándolos del tiempo.
-MN: En cambio mi obra es una suerte de paisaje escultórico enmarcado en una línea de horizonte que confluye con el cielo. Hay además una referencia eclesiástica clara hacia los edificios religiosos, la propia catedral está ahí plasmada. Es en parte eclesiástico porque también hace un recorrido por la liturgia.

-¿Qué tienen en común estos trabajos con el de los escultores del siglo XIV? ¿Cómo logra que conecte con la propia Catedral de Burgos?
-MN: Considero que todo mi trabajo tiene que ver con la historia del arte, en mi retablo hay formas que beben desde las pinturas de Altamira hasta el gótico y el renacimiento y, ya en la contemporaneidad, se acercan sobre todo al constructivismo. Durante estos cinco meses hemos visitado la catedral varias veces y siempre hay un diálogo cuando hay un hilo conductor histórico, como en este caso: aunque la obra es contemporánea hay un acercamiento a lo clásico y, por supuesto, a lo espiritual.
-CC: Además, en los siglos XIV y XV se exigía a los pintores que los fondos de los retablos fueran dorados y, en ese sentido, he utilizado esa misma idea que también logra que el retablo conecte con el espacio.

-¿En qué se ha inspirado? ¿A qué fuentes ha recurrido?
-MN: No hay una inspiración concreta, es más bien una lectura inconsciente. La antigöedad está ahí, siempre detrás de uno, y la modernidad es el tiempo que nos ha tocado vivir. Desde luego, el hecho de que sea un retablo realizado en oro es una clara referencia a los retablos clásicos. Y a esa lectura hay que añadir mi lectura personal: para mí la espiritualidad es aquello que está próximo y que pone en relación la vida con la muerte. Este retablo es espiritual en la medida en que está relacionado con la conciencia de la vida y de la muerte.
-CC: Para mí han sido las formas clásicas, los materiales de esa época, pero con la espiritualidad de hoy, de mi mundo.

-Lo cierto es que no podemos dejar de hablar de esa espiritualidad en este trabajo...
-CC: Yo hablo del ser humano, del mundo que nos rodea y en ese sentido mi trabajo es espiritual.

-¿Cómo encaja este retablo en su trayectoria artística?
-MN: Tengo una obra de 1979 titulada Capilla con cosmo (se expuso en el Guggenheim de Nueva York en 1980) que era ya un relieve en cierto modo similar a éste: era una capilla donde los elementos eran pura geometría. En el retablo de Burgos, en cambio hay arquitectura y los elementos arquitectónicos tienen ventanas, vacíos que representan las distintas formas de mirar.
-CC: Desde hace 30 años mi trabajo consiste en la manipulación del objeto y de materiales, además, la visión tridimensional es fundamental en mi trayectoria. Este retablo ha sido una continuación de mi trabajo.

-Aunque no siempre es fácil trabajar por encargo, ¿cómo lo han llevado en esta ocasión?
-MN: A mí me gustan los encargos porque nunca me han dicho lo que tengo que hacer, supongo que me eligen porque ya saben lo que hago y cómo trabajo, siempre he procurado hacer algo coherente.

-Supongo que el respeto por el marco de la catedral va implícito en la aceptación del encargo pero ¿han recibido alguna otra consigna por parte de la Diócesis?
-MN: Ninguna, la libertad ha sido total.
-CC: De hecho, no conocían nuestros proyectos hasta que los han visto ya montados.

-¿Se imaginan recibiendo encargos de iglesias varias? ¿Repetirían?
-MN: Convertirme en una especie de factoría... la verdad es que no, pero si hubiera algo que yo viera que puedo resolver bien y me encontrara a gusto, no me importaría.
-CC: A mí no me importaría nada. Ha sido un trabajo que he hecho con muchísima ilusión.