Image: Occidente, Oriente y otros espejismos

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Arte

Occidente, Oriente y otros espejismos

Occidente visto desde Oriente

30 junio, 2005 02:00

Sadic Bey: Vista de la mezquita de La Meca en el momento de las devociones alrededor de la Kaaba, 1980

Comisario: Abdelwahab Meddeb. CCCB. Montalegre, 5. Barcelona. Hasta el 25 de septiembre

La exposición Occidente visto desde Oriente posee una dimensión política y responde al contexto de reflexión y debate sobre la "cuestión islámica". El comisario es Abdelwahab Meddeb, una voz implicada y, sin duda, autorizada. De origen tunecino pero francés de adopción, además de escritor y profesor de literatura, dirige la revista "Dédale", una publicación en defensa de la multiculturalidad. Y, entre otros libros, su ensayo más difundido es La enfermedad del Islam. Su postura, explicada muy esquemáticamente, parte de la idea de que las culturas no son algo cerrado e incomunicable, de que no son identidades esencialistas: Occidente y Oriente -si se puede hablar en estos términos-son entidades dinámicas que se han influido mutuamente, que no pueden pensarse la una sin la otra. Meddeb trata de reconstruir la historia de estos nudos, una relación que no siempre ha sido fácil y a menudo tumultuosa. ésta, se supone, es la tesis de la exposición.

Y, sin embargo, tantas buenas intenciones no acaban de articularse en la muestra. El itinerario está construido a partir de objetos de arte y documentos culturales de todas las épocas, de obras de artistas contemporáneos y del testimonio de diversos intelectuales que, en la órbita de Meddeb, dan su opinión sobre "Occidente" y "Oriente", la "enfermedad del Islam" e, igualmente, la "enfermedad de Occidente"… Cierto es que las palabras de estos comentaristas, tópicas o no, vacías o con sentido, apuntan y reivindican una idea de diálogo entre culturas. Pero si desconociera las intenciones de Abdelwahab Meddeb, no sabría exactamente de qué se me está hablando en la muestra.

En la exposición se exhiben objetos de un gran refinamiento: primeras ediciones del libro de Al-Idrîsî, que es una de las primeras descripciones cartográficas de Europa; un globo celeste del siglo XII, que es uno de los más antiguos que se conocen; exquisitas miniaturas de diversos periodos y procedencias… Todos estos objetos, sin duda, son emocionantes y tienen un valor por sí mismos. Pero la muestra es laberíntica, confusa. La incorporación de los artistas contemporáneos y su diálogo con los objetos y procesos históricos con la voluntad de introducir una lectura emocional y desde la actualidad, yo no sé si, por el contrario, ha contribuido a la dispersión. En todo caso estas obras no ilustran, sino que se abren a la metáfora, a la ambivalencia de significados.

¿Cómo es posible que un discurso intelectualmente estructurado se debilite de esta manera? ¿Es responsabilidad del comisario? No lo sabría decir con exactitud, pero intuyo que está más relacionado con la industria cultural que con la fragilidad de las ideas de interculturalidad y el trabajo de investigación de un profesor universitario. En la exposición se utilizan una gran cantidad de imágenes y objetos… pero parecen sin alma, como vacíos. A veces acontece que las imágenes ejercen una fuerza hipnótica, pura atracción sin más contenido.