Arte

Ramón Gaya, el artista en movimiento

El artista y escritor ha fallecido en su casa de Valencia a los 95 años, tras una larga lucha contra el Alzheimer

15 octubre, 2005 02:00

Ramón Gaya

Hay vidas determinadas por un encuentro revelador. La de Ramón Gaya es una de esas vidas, aunque el encuentro no fuese positivo, sino más bien todo lo contrario; su vida está marcada por su decepcionante encuentro con la vanguardia. Cuando en 1928 viajó a París con un grupo de pintores murcianos para exponer conjuntamente con Flores y Garay en la galería Els Quatre Chemins, la visión directa de los movimientos vanguardistas le desilusionó por completo y favoreció su reencuentro con "la roca española del Museo del Prado", el que sería desde entonces "su museo", donde encontró a quienes iban a ser sus referencias pictóricas y sus maestros a lo largo de setenta años. Pintor y poeta marcado por el exilio, Ramón Gaya es, a sus 92 años, premio Velázquez de las Artes plásticas, medalla de oro de las Bellas Artes y del Círculo de Bellas Artes, así como premio nacional de Artes Plásticas y Doctor Honoris Causa de la universidad de Murcia, su tierra natal. Gaya nació en Huerto del Conde, en la provincia de Murcia, el 10 de octubre de 1910; Allí expuso por primera vez, con sólo diez años, en el Círculo de Bellas Artes.

Tras su estancia en París, en 1933 volvió precipitadamente a España y se instaló en Madrid, donde se enroló en el proyecto de la instrucción popular, Las Misiones Pedagógicas, con las que recorrió la península de punta a punta en compañía de Rafael Dieste, Luis Cernuda y Antonio Sánchez Barbudo. Este mismo año aparecieron publicados sus primeros artículos sobre arte en la revista "Luz".

La guerra significó una interrupción dramática en su vida y en su obra. Como tantos intelectuales se puso desde el primer momento al servicio de la República, y así participó de manera activa, como único viñetista, en la revista valenciana "Hora de España", junto a Antonio Machado, Dieste, Gil-Albert, Zambrano, Bergamín o Cernuda. En esta misma época, en 1937, participó con dos obras en el pabellón español de la Exposición de París, y en 1938 obtuvo el primer premio en los "Concursos Nacionales" de pintura. Pero la muerte de su esposa, Fe Sanz, con quien se había casado en 1935, en los bombardeos de Figueras de 1939 y su posterior encarcelamiento en un campo de concentración en Francia, le condujeron a un solitario exilio mexicano.

Durante sus catorce años en México Gaya colaboró en diversas revistas literarias, creó sus célebres "Homenajes", en los que sus amados maestros, Tiziano, Velázquez, Picasso, Van Gogh, Rembrandt o Hokusai tienen un papel explícito en muchas de sus pinturas y, sobre todo, se encontró a sí mismo, al pintor que ya sería el resto de su vida. En ese México de posguerra Gaya deambulaba muy al margen de la cultura oficial dominante, como dice de él su amigo Tomás Segovia "era un francotirador, pero no un solitario. En esa época Gaya dialogaba mucho, y su diálogo tenía una luminosidad excepcional porque no sucedía en ningún foro, sino que era un intercambio con otros seres".

En 1952 pasa por España, pero sólo para cambiar su exilio mexicano por el italiano. En 1956 se establece en Roma, donde aún conserva un estudio, y allí llevará una vida solitaria y apartada, compartida durante unos pocos años con la amistad de María Zambrano, del escultor Giacomo Manzú o de la escritora Elena Croce. Desde 1960 Gaya va, poco a poco, normalizando su vida española, con estancias cada vez más frecuentes y prolongadas, primero en Barcelona y luego en Valencia, donde en 1974 instala su estudio. En 1960, animado por sus amigos, realiza una exposición en Madrid que pasa casi inadvertida o, quizá, es voluntariamente silenciada. Estos son años de intenso trabajo como pintor y escritor, de esta época datan sus libros más importantes: El sentimiento de la pintura (1960) y Velázquez, pájaro solitario (1969).

Su pirmera exposición antológica se celebra en Madrid en 1978, en la galería Multitud y, dos años más tarde, tendrá lugar otra en Murcia que coincidirá con la publicación del libro Homenaje a Ramón Gaya y con el nombramiento como Hijo Predilecto de la Ciudad de Murcia. En 1981 visitó México con su segunda mujer, Isabel Verdejo, y desde 1984, sin cerrar sus estudios de Roma y de Valencia, se va a vivir a Madrid, instalándose en una itinerancia constante que le lleva de Madrid a París, de París a Roma y de Roma a Valencia o Murcia. Durante los años 80 y 90 se suceden los premios y reconocimientos, así como las exposiciones antológicas (en el Museo de Bellas Artes de San Pío V en Valencia en 1984, el museo Español de Arte Contemporáneo de Madrid en 1989 y el IVAM en 2000). Sus últimas exposiciones han sido la de la galería Elvira González de Madrid, en 1999, y la retrospectiva del IVAM.

Ramón Gaya sabe que la idea del mundo de un pintor puede estar resumida en unas bañistas en un río, en el Castillo de Sant"Angelo convertido en un reflejo tembloroso en el Tíber, en un vaso con agua y una flor: tener una idea del mundo es tener una forma de mirar.