Image: Ródchenko. Tras el fin de pintura

Image: Ródchenko. Tras el fin de pintura

Arte

Ródchenko. Tras el fin de pintura

La condición de futuro

6 noviembre, 2008 01:00

V. Mayakovski: Fotomontaje del poema 'Pro eto', 1923.

Comisarios: Jean-Claude Marcadé y Eugenia Petrova. La Pedrera. Paseo de Gracia, 92. Barcelona. Hasta el 5 de enero 2009 Galería de im&

Dedicada a Aleksandr Ródchenko (1891-1956), la exposición es el complemento y la continuación de otra muestra, la de Malévich, que se presentó en la misma sala en 2006. Ambos artistas encarnan dos concepciones enfrentadas del arte y lideran dos vertientes principales de este denso y complejo proceso que es la vanguardia rusa. Tanto uno como otro son artistas inquietos que desarrollan un arte experimental y que se implican con el ideario socialista y con las transformaciones que trae consigo el nuevo régimen. La de Malévich, sin embargo, es una revolución de los espíritus, una reflexión de carácter intelectual que pretende la creación de un orden formal nuevo. Ródchenko, en cambio, tiene una concepción, comprometida, pragmática y utilitaria que busca resolver necesidades materiales.

La exposición presenta de manera cronológica todas las facetas de Ródchenko. En un principio el artista parece próximo -al menos formalmente- a las propuestas de Malévich, pero con el tiempo va introduciendo unas preocupaciones que lo enfrentan y lo separan de él. Tanto en uno como en otro hay una negación de la pintura, aunque su porqué y naturaleza sean muy diferentes. El famoso Cuadrado blanco sobre fondo blanco de Malévich es un extraño lienzo que, a la manera de un icono, se expresa como una plegaria, acaso una forma de dialogar con el misterio del universo. Para Ródchenko, en cambio, la muerte de la pintura abre un amplio horizonte: la propaganda, el diseño, la tipografía, el fotomontaje… En realidad, en el caso de Ródchenko no es tanto un asesinato como una sustitución.

Ródchenko significa una respuesta al cuadro de caballete burgués, a todo lo que signifique "obra única" o cultura elitista. él busca un "arte" orientado a la colectividad y concentrará sus esfuerzos en el objeto de uso, la producción en serie… Con el fondo de la Revolución, la apuesta de Ródchenko es articular un arte adaptado al orden industrial y a las necesidades de la sociedad socialista. Eso significa, el rechazo de cualquier principio romántico y de toda expresión sentimental; se trata de dotar a la imagen u objeto de un carácter racional y funcional compatible con las nuevas tecnologías y los procesos industriales.

El proyecto que lideraba Ródchenko -el constructivismo- terminó en el fracaso ligado a la quiebra de las utopías socialistas y de vanguardia. Así lo constata el final dramático del artista, completamente marginado tras el giro de los acontecimientos en la Unión Soviética. Hacia los años 40, vuelve a pintar en la intimidad de su estudio, un trabajo que nunca expondrá públicamente. En la exposición se muestran piezas de carácter abstracto de última hora, algunas de las cuales se titulan Composición decorativa… curiosamente, él que había odiado a muerte el arte decorativo. En sus Diarios el arista habla contradictoriamente del placer de volver a pintar y también de culpabilidad, como si la pintura llevara en sí un anatema. Es el drama de un creador que observa cómo se ha desmoronado aquello por lo que ha luchado toda su vida así como la búsqueda de un refugio personal cuando las utopías sociales han desertado.