Image: Arte y diseño en el corazón de Madrid

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Arte y diseño en el corazón de Madrid

OA Madrid presenta a Barnaby Barford, la cuarta exposición de esta original galería

27 abril, 2010 02:00

Imagen de OA

Paula Achiaga
En el antiguo horno de la pastelería Niza, histórico local en el barrio madrileño de Las Salesas, entre Chueca y la calle Génova, se encuentra hoy una tienda singular. En el escaparate, una mesa puesta, de aspecto fantasmal, y en el plato, un corazón arrancado que frena el paso del caminante y logra que en el número 8 de la calle Justiniano siempre haya alguien con la mano a modo de visera, entre la frente y el cristal, intentando comprender qué es exactamente lo que están viendo y qué se cuece ahí dentro.

Arte para todos
Se trata de OA Madrid, un espacio donde se respira arte, pero también diseño de calidad, mucho sentido del humor y precios para todos. La responsable, Rocío Bardín, lo sabe casi todo del mundo del arte contemporáneo (hasta hace poco era la mitad de ABV, la asesoría de arte que compartía con Pablo del Val, hoy programador de La Conservera en Murcia). Un día decidió probar algo nuevo y de ayudar a montar grandes colecciones pasó a defender (y vender) el arte para todos: "Esto es una forma asequible de coleccionar", asegura. Y es que OA es una tienda de objetos de artistas pero también una galería de diseño. En la entrada, piezas exclusivas de diseñadores internacionales como Carlo Moretti o Fredrikson Stallard comparten techo con un juego de salero-pimentero de Marcel Dzama (90 euros), un balón de Ryan McGuinness (125 e), unas plantillas de cobre de Lawrence Weiner (210 e) o un juego de café de William Kentridge (190 e). También los hay de artistas españoles: como el cuchillero imantado de Mateo Maté con forma de península ibérica (250 euros), las lámparas de Jacinto Moros (450 e), de quien también venden unas originales pulseras (200), o el cuadro con sofá de PSJM (20.880 e).

En la antesala de la tienda, las piezas de Rosalía Banet (el corazón embotado ha sido una de ellas, pero también se han vendido latas de sesitos, botellas de lágrimas de dolor, lenguas frescas...) han ocupado la galería durante poco más de una semana y hoy dejan paso a las esculturas de Barnaby Barford, figuritas de porcelana con un toque muy kitch en las que la sátira y la crítica social no pasan desapercibidas. "Con las conservas de Rosalía hemos tenido de todo, han funcionado bien pero también ha habido quien, despistado, entraba a pedir un botellín de agua...". Además, galería y tienda se retroalimentan: "La sala cambia de aspecto cada dos o tres meses, así logro atraer a gente nueva para cada ocasión y además van surgiendo piezas nuevas para la tienda", dice Rocío Bardín, que también reconoce no saber todavía bien quién es su público real: "Desde luego, el amante del arte y mucha gente que llega por curiosidad", dice.

Sin competencia
OA lleva año y medio funcionando ("Fue abrir la tienda y empezar la crisis al día siguiente", dice con una sonrisa enorme Rocío Bardín, quien no parece rendirse ante nada) y, de momento, en Madrid está sola. En Barcelona se podría comparar a Roomservice Desing y en Londres a la galería de David Gill, con quien Bardín comparte amistad y muchos de los artistas, pero, en general, "el desconocimiento es absoluto. Me encantaría que me saliera competencia. Lo importante es activar un sector, el del diseño, que empieza a pisar fuerte", asegura. En cuanto al concepto, "esto no tiene nada que ver con la tienda de un museo, las suyas son ediciones de mayor tirada. Yo ofrezco piezas muchas veces en exclusiva". No es ajena tampoco al diseño español y, aunque "casi todos los buenos viven fuera", le encantaría tener una pieza, por ejemplo, de Patricia Urquiola.. Eso sí, hay que saber bien lo que se vende: "Me han ofrecido traer algo de la arquitecta Zaha Hadid pero, ¿quién compra hoy algo tan caro? Sé que son cosas complicadas de vender. Muchos se sorprenden de una mesa única de 10.000 euros o de que un jarrón cueste 6.000, lo mismo que un dibujo de un artista medio, ¡y estamos hablando de primeras figuras del diseño!".

Rocío Bardín ha estado muchos años cerca de importantes colecciones pero asegura que hoy no se siente lejos de ese mundo: "Lo cierto es que fuera de España los coleccionistas de arte también se interesan por el diseño, aquí todavía no. En el extranjero las casas de los amantes del arte contemporáneo no muestran sólo buenos cuadros o esculturas, también sillas o mesas, jarrones o lámparas". Todo, como en OA Madrid, con nombre propio.