Espectros de Wade Guyton en el Whitney
El artista estadounidense presenta una amplia selección de trabajos en Nueva York
24 octubre, 2012 02:00Wade Guyton, Sin título, 2006
Es precisamente en este ámbito, el de la nueva factura de la imagen, en el que Wade Guyton comenzó a destacar hace ahora un decenio. La clave principal para acercarnos a su trabajo reside en si Guyton realiza pinturas, ¿cómo si no, clasificar el resultado de su quehacer?, cuando él nunca se consideraría pintor. Admite el artista no utilizar los instrumentos habituales del pintor, pues desde el principio recurrió al ordenador, al escáner y a la impresora para confeccionar sus imágenes (la exposición se titula OS, en referencia al sistema operativo). Este recurso de la tecnología no busca la excelencia técnica pues está abierto, también, a errores e imperfecciones que no duda en asumir y en integrar en su trabajo. Pongamos un ejemplo: ese momento conocido y temido por todos, cuando en la impresora empieza a faltar la tinta, es de una gran fertilidad para Guyton, que ve cómo las superficies se abren a inesperadas contingencias, expuestas a borrones y manchas que, en su caso, resultan de lo más enriquecedor. En otros trabajos manipula el ritmo de la impresión, jugando con el contraste entre "llenos" y "vacíos", truncando el discurrir de la imagen, negándola. Una imagen típica del artista es verle esperando la tela salir de la impresora para comprobar, fascinado, los posibles resultados de un proceso sobre el que no siempre puede -ni quiere- tener total control.
Wade Guyton, Sin título, 2010
Las piezas de gran formato que no caben en la impresora son dobladas y pasadas dos veces, lo cual nunca quiere decir que las dos mitades vayan a ser exactas. Otras veces manipula directamente el soporte. En un conjunto estupendo de monocromos blancos y negros realizados en torno a 2007, recurrió a un método pictórico al utilizar una tela ya imprimada, esto es, ya preparada para poder pintar al óleo sobre ella. Al introducirla en su Epson, la tela absorbió el color de un modo inesperado pues la tinta se diseminó en múltiples direcciones en vez de quedar fijada, como ocurría en telas sin imprimar. La impresión de blancos o negros produjo texturas con intensas gradaciones que, al repetirse, traduce un inmenso caudal de variaciones cromáticas que nos hablan de la intensidad del proceso y, sobre todo, de que la tecnología también es proclive a vacilaciones.
En la exposición puede verse un conjunto escultórico que nace también de las letras "U" y "X". Remiten a cierta geometría minimalista, pero juegan a evitar la pulcritud y el aura de las estructuras de un Donald Judd, artista a quien, por lo demás, podrían parecer, en primera instancia, próximas. Son piezas que no reflejan lo mejor de Guyton y en las que no parece haber tanto espacio para el azar, uno de los argumentos principales del artista. En cualquier caso, es una oportunidad ineludible para ver un buen puñado de trabajos de uno de los artistas que con mayor tino se acerca al complejo universo de las imágenes. Que tenga una individual en el Whitney cuando apenas tiene 40 años es revelador.