Música de Falla en el taller de Zuloaga
Ignacio Zuloaga (izquierda) pintó este retrato de Manuel de Falla en 1932
CentroCentro inaugura la exposición Ignacio Zuloaga y Manuel de Falla: historia de una amistad, que explora por primera vez en profundidad la relación personal y profesional entre ambos autores.
Y es a partir de aquí como, a través de la documentación epistolar, fotográfica, periodística, obra plástica de Ignacio Zuloaga (1870-1945) y musical de Manuel de Falla (1876-1946), la muestra realiza un recorrido cronológico, desde 1913 a 1939, por el trabajo conjunto de estos dos creadores, contextualizado en su época histórica: la modernidad artística. Entre el centenar de piezas que pueden verse, destaca una treintena de pinturas de Ignacio Zuloaga -Lolita, Las tres primas, Desnudo del clavel, Retrato de Ortega y Gasset, Vista de Toledo, El Cardenal y el Retrato de Manuel de Falla, entre otras- junto a obras de Pablo Picasso, Manuel Ángeles Ortiz, Hermenegildo Lanz y Eugenio Lucas Velázquez.
Lolita, 1913, de Zuloaga
Tras este primer contacto de 1913, ambos mantienen una relación epistolar, en la que, como explica el comisario de la exposición, José Vallejo, responsable de la muestra junto a Pablo Melendo, "se traslucen los éxitos, los fracasos, las inquietudes sociales y políticas, las ilusiones, los problemas familiares y, sobre todo, la forma de ver la cultura española y el arte de estos dos magníficos creadores".Zuloaga y Falla se encuentran en París, Madrid y Granada, entre otras ciudades, a lo largo de dos décadas. Su relación de amistad les anima a trabajar juntos en un gran proyecto en el que música y escena cuentan con la dirección de los dos. Un propósito que tardará quince años en formalizarse, cuando en 1928 representen El retablo de maese Pedro, en la Ópera Cómica de París.
Y es precisamente este trabajo el que ocupa la sala principal de la exposición. El retablo es una obra musical para personajes y títeres, que explora el mundo del teatro dentro del teatro, con libreto inspirado en un episodio de El Quijote, y es una de las creaciones más destacadas y reconocidas del compositor. Se estrenó en Sevilla en 1923 -en versión concierto- siendo su estreno definitivo en París ese mismo año y tras su gran éxito se estrenó en otras ciudades europeas como Ámsterdam (1926), bajo la dirección escénica de Luis Buñuel.
Boceto de Zuloaga para escena de El retablo de maese Pedro, 1927, y manuscrito de Falla para la misma obra
Además de en El retablo, los dos creadores colaborarán en diversos proyectos juntos, como la inauguración del proyecto de Zuloaga de las escuelas de Fuendetodos en la casa natal de Goya, en 1917; el trabajo conjunto en la obra escénica sobre la novela de Enrique Larreta La gloria de don Ramiro (1919-1921); el Concurso de Cante Jondo de Granada, organizado por Falla, Federico García Lorca y Fernando Vilchez en 1922; la exposición de Zuloaga ese mismo año en el Museo de Meersmans de Granada; hasta llegar al último encuentro entre los dos artistas en 1932, cuando Falla se aloja en casa de Zuloaga en Zumaya con motivo de la inauguración del Museo de San Telmo y el pintor realiza el conocido retrato del músico. El recorrido finaliza con la carta de despedida que en 1939 Falla envía a Zuloaga antes de su viaje a Argentina, donde muere en 1946, un año después que su amigo.
Organizada por CentroCentro Cibeles junto al Museo Ignacio Zuloaga-Castillo de Pedraza y el Archivo Manuel de Falla, la exposición cuenta con la colaboración de Acción Cultural Española (AC/E) y Fundación Banco Santander. Además, han prestado piezas instituciones como el Museo de Bellas Artes de Bilbao, el Museu Nacional d'Art de Catalunya, el Museo Centro de Arte Reina Sofía, el Museo Nacional del Teatro de Almagro, el Ayuntamiento de Granada, Patronato de la Alhambra, colecciones particulares y el Instituto Cervantes de París, entre otros.