Image: Escribir la Historia del Arte en femenino

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Arte

Escribir la Historia del Arte en femenino

Mirador Usera acoge Muerte a los grandes relatos, una exposición en la que diez artistas actuales revisan la producción de diez artistas clásicas

8 marzo, 2018 01:00

Vista de la exposición

Frida Kahlo y pocas más. En el documental What Price Art? la artista Tracey Emin pregunta al público de los museos por nombres de artistas femeninas. Recibe caras de desconcierto y la mención a la pintora mexicana es la baza más frecuente. Pero son pocos quienes pueden aportar otro nombre. Quizá, y solo quizá, es debido a que no conocen ningún otro. El por qué ya se lo planteó en 1971 Linda Nochlin, historiadora del arte que puso en pie la historiografía del arte feminista, en su ensayo ¿Por qué no ha habido grandes mujeres artistas?. Continuando con esa cuestión y con la intención de visibilizar el trabajo de artistas mujeres, la comisaria María Bastarós ha puesto en pie Muerte a los Grandes Relatos, una exposición en Mirador Usera en la que diez artistas actuales revisitan a diez artistas clásicas.

De este modo la muestra se plantea para abrir el debate, repasar la Historia del Arte desde la perspectiva de género y unirse a los actos con motivo del Día Internacional de la Mujer y la Semana del Libro de Usera. El proyecto de Bastarós nació con la plataforma Quién coño es, una acción muy concreta que consistió en una pegada de carteles en el departamento de Historia del Arte de la universidad de Zaragoza. Mediante aquella acción "se trataba de llamar la atención al profesorado sobre la falta de presencia de mujeres en el contenido de la docencia", explica.

Lo que nació como una simple reivindicación tuvo gran eco en las redes sociales y acabó convirtiéndose en un fanzine en el que recordaban a figuras como Angelica Kauffmann o Jenny Holzer. Todo aquel trabajo ahora se puede ver en esta labor comisariada que tiene como objeto poner el acento en que la Historia del Arte es "un relato construido y sustentado en el privilegio blanco y masculino que no debemos asumir sino atravesar por miles de micronarrativas", arguye Bastarós.

Clara Sancho-Arroyo retrata a Berthe Morisot y Marina Rubio homenajea a Camille Claudel

Así pues, son diez las propuestas que aterrizan en Mirador Usera: María Melero reivindica a la pintora romana Artemisia Gentileschi, Clara Sancho-Arroyo retrata a Berthe Morisot, Mamen Moreu homenajea a la artista sueca Hilma Af Klint y Marina Rubio a Camille Claudel, escultora que trabajó durante diez años en el estudio de Auguste Rodin y le ayudó en la concepción de algunas de las figuras de monumental obra Puertas al Infierno.

En la feria Hybrid la mitad de los participantes fueron mujeres frente al 25% de ARCO, cifra que denota, para Bastarós, que "existe un techo de cristal en ese camino hacia la profesionalización". Si del libro Morder la manzana de Leticia Dolera se desprende que tan solo el 7.5% de la referencias de los libros de texto corresponden a mujeres, en el mundo del arte el dato es incluso menor. La proporción de las obras del Museo del Prado corresponde a 30 piezas de artistas mujeres frente a 8000 de hombres. Pero hay centros, destaca Bastarós, como el Guggenheim o el CAAM "que tienen una presencia de mujeres mayor aunque existe una laguna en el conocimiento sobre artistas femeninas por parte del público".

Así, a través del fotomontaje la artista actual Laura Holdein se vincula la dadaísta Hannah Höch, pionera de la disciplina. Por su parte, la fotógrafa Laura Gimeno nos recuerda a Lucy Schwob, artista, escritora y activista judía que, probablemente, trabajaba en colaboración con su paraje Suzanne Malherbé. Aunque quizá sean más conocidas por los seudónimos que empleaban: Claude Cahun y Marcel Moore. Sus obras muestran la masculinidad y la feminidad como si fueran máscaras que se nos imponen y que condicionan el desarrollo personal generando conflictos.

Una imagen de las obras de la instalación colectiva

Julia Prat se acerca a una de las pintoras españolas más importantes y más silenciadas de su época como es Maruja Mallo, Nuria Riaza evoca la producción de Wangechi Mutu, Inés Ballesteros se inspira en Lia García y Melanie Aliaga ofrece su visión de la particular vida y obra de la niñera y fotógrafa Vivian Maier. Se puede decir que cada una de ellas vuelve sobre la vida de algunas de esas mujeres que, en ocasiones, han quedado a la sombra del relato institucional.

Pero la exposición no solo expone estas diez obras que se pueden entender como un homenaje a todas esas mujeres que las han precedido sino que se suman las propuestas de un centenar de mujeres que han participado a través de la red para la creación de una instalación colectiva.

Artistas de la exposición

Aquella pegada de carteles que tuvo lugar en la universidad de Zaragoza y que se convirtió en un fanzine llamó la atención de la Casa de la Mujer del ayuntamiento de la ciudad que decidió ser la productora de los materiales. Esta muestra, además, se trata de un proyecto impulsado desde la Junta de Usera junto a Intermediae y Matadero Madrid para el desarrollo cultural del distrito de Usera.

Clara Sancho-Arroyo (Zaragoza, 1982) / Berthe Morisot (Bourges, 1841)
Inés Ballesteros (Zaragoza, 1993) / Lía García (Ciudad de México, 1989)
Julia Prat (Cádiz, 1985) / Maruja Mallo (Viveiro, 1902)
Laura Höldein (Castellón de la Plana, 1982) / Hannah Höch(Gotha, 1889)
Laura Gimeno Lerín (Zaragoza, 1988) / Lucy Schwob (Nantes, 1894)
Nuria Riaza (Albacete, 1990) / Wangechi Mutu (Nairobi, 1972)
Mamen Moreu (Huesca, 1985) / Hilma Af Klint (Solna, 1862)
María Melero (Jerez de la Frontera, 1989) / Artemisia Gentileschi (Roma, 1593)
Marina Rubio (Zaragoza, 1986) / Camille Claudel (Fère-en-Tardenois, 1864)
Melanie Aliaga (Zaragoza, 1988) / Vivian Maier (Nueva York, 1926)