Pilar Aymerich: Jornadas Libertarias Internacionales en el parque Güell, Barcelona, 1977.

Pilar Aymerich: Jornadas Libertarias Internacionales en el parque Güell, Barcelona, 1977.

Arte

Pilar Aymerich, la fotógrafa de las manifestaciones: "Yo me metía de lleno para saber quiénes eran y qué pedían"

El Círculo de Bellas Artes expone la primera retrospectiva de la autora de imágenes emblemáticas de las luchas sociales de la Transición, Premio Nacional de Fotografía.

21 septiembre, 2023 03:09

Lo suyo fue meterse de lleno en manifestaciones, camuflarse para retratar desde dentro huelgas y movimientos sociales. Cargada siempre con su cámara, Pilar Aymerich (Barcelona, 1943) fue una de las primeras mujeres en dedicarse a la fotografía en un mundo dominado por hombres.

Empezó estudiando dirección teatral en la Escuela de Arte Dramático Adrià Gual y, aunque trabajó brevemente como actriz, cuando se trasladó a Londres en 1965 entendió que su futuro estaba detrás de una lente. A su vuelta en 1968 a una España tardofranquista, Aymerich se propuso dedicarse a lo que más le apetecía.

En 1974 comenzó una colaboración en los programas Personatges, con Montserrat Roig, Crear i viure, Per molts Anys, con Rosa María Sardá, o La Luna, con Julia Otero. Tras la muerte de Franco en 1975 y con la expansión de los movimientos sociales, su fotografía de calle adquiere una gran notoriedad publicando habitualmente en revistas como Serra d’Or, Triunfo, Destino, La Calle, El Viejo Topo o El País.

Pilar Aymerich: Prisión de mujeres de La Trinitat. Barcelona, 1978.

Pilar Aymerich: Prisión de mujeres de La Trinitat. Barcelona, 1978.

Siempre en pie de guerra e implicada en luchas sociales y políticas, Aymerich se adentró en la prisión de mujeres de la Trinidad y retrató las Jornadas de la Dona que tuvieron lugar en el Paraninfo de la Universidad de Barcelona en 1976, unas reuniones que supusieron un impulso al feminismo.

“Estoy muy marcada por los acontecimientos. He buscado la foto, pero he esperado a que esta se produjera. Esperaba porque estar atenta no interfiere en el acto de fotografiar, pero sí en la manera de retratarlo”, sostiene.

Pilar Aymerich en la exposición que le dedica el Círculo de Bellas Artes. Foto: Miguel Balbuena

Pilar Aymerich en la exposición que le dedica el Círculo de Bellas Artes. Foto: Miguel Balbuena

Dos años después de recibir el Premio Nacional de Fotografía, el Círculo de Bellas Artes de Madrid le dedica Memoria vivida, una exposición que, comisariada por Neus Miró, reúne 154 instantáneas que abarcan desde sus inicios en el mundo del teatro hasta 2007, cuando realizó Brujas, una serie cuyo planteamiento inicial fue preguntarse quiénes serían las brujas de la actualidad.

Incansable, Aymerich admite que sigue fotografiando y que seguirá haciéndolo “mientras el cuerpo aguante”. Con una ética cultural envidiable, su trabajo está realizado desde una conciencia humanista y social que no ha abandonado en todos estos años. Ahora, al ver la selección que ha hecho junto a Neus Miró se da cuenta de que su trayectoria le permite contar “la historia de una época”.

Pilar Aymerich: Lisa Gilbert. Serie 'Brujas', 2007.

Pilar Aymerich: Lisa Gilbert. Serie 'Brujas', 2007.

Pregunta. Estudió Dirección de Teatro pero no se dedicó a ello sino que la vida le puso por delante una cámara de fotos. ¿Qué huella dejaron sus estudios en su trayectoria como fotógrafa?

Respuesta. Estudié dirección teatral en la Escuela de Arte Dramático Adrià Gual Teoría, que la llevaban la escritora Maria Aurèlia Capmany y el dramaturgo Ricard Salvat. Fue muy interesante. Creo que esta formación ha dejado bastante huella en mi obra, sobre todo en el retrato pero también en las manifestaciones. Para mí es primordial la escenografía. Cuando sitúas a un personaje en un sitio determinado normalmente siempre tiene que ver con la persona ya sea en un sitio real o figurado.

Pilar Aymerich: Manifestación de bomberos y funcionarios del Ayuntamiento de Barcelona, 1976.

Pilar Aymerich: Manifestación de bomberos y funcionarios del Ayuntamiento de Barcelona, 1976.

P. En 1965 decidió dejar su Barcelona natal para trasladarse a Londres. ¿Qué ciudad se encontró allí?

R. Me fui a ampliar mi carrera teatral pero cuando llegué era la época de los Beatles y los Rolling Stones, de Carnaby Street. Londres era una fiesta y pensé que estaba viviendo una época determinada de una ciudad que estaba muy bien y de alguna manera quería certificar que aquello había existido y yo lo había vivido. Por intuición, como todo en mi vida, decidí empezar a hacer fotografía. Descubrí que no lo hacía mal y llamé a mi tío, que había sido fotógrafo durante la guerra civil aunque luego se exilió. Estuve un año con él en Francia, revelábamos en color, era la época del cinemascope y él lo hacía de una manera muy especial, con colores suaves. Realmente se ganó muy bien la vida porque se hizo famoso por el tipo de color que hacia.

P. Sin embargo, el grueso de su obra es en blanco y negro.

R. Sí. Aún tengo mi laboratorio y continúo relevando, me gusta el blanco y negro aunque también he hecho bastante color. A las manifestaciones siempre llevaba una cámara cargada de color para hacer alguna portada para revistas como Triunfo. La serie de Viajeras a La Habana, por ejemplo, sentí que tenía que ser a color porque La Habana es color y había un sentimiento distinto al blanco y negro, que es más sinténtico, mientras que el color se abre y transmiente una sensación distinta.

Pilar Aymerich: 'Viajeras a La Habana'. La Habana, Cuba, 2000-2008.

Pilar Aymerich: 'Viajeras a La Habana'. La Habana, Cuba, 2000-2008.

P. Fue una de las primeras mujeres en dedicarse a la fotografía. ¿Cómo era ser mujer fotógrafa en la época?

R. Cuando volví de Francia era el 68. Empecé haciendo mucho teatro y en 1975 es cuando empiezo a fotografiar todas las manifestaciones para publicaciones como Destino, Triunfo y otras revistas. Siempre iba arreglada y maquillada, he hecho muchas fotos que reconozco que para un hombre hubiera sido más complicado. Con mi manera de vestir y mi actitud, que no es agresiva, me colaba en todos los sitios, lo que era una ventaja. Normalmente siempre iba una hora antes para ver de dónde venía la luz y saber por dónde pasaría la manifestación. Yo no hacía cabeceras. Muchos van, hacen la foto y se van. Yo me metía en la manifestación para saber exactamente qué tipo de personas se manifestaban, para buscar una imagen que retratara lo que estaba pidiendo la gente. Es como una obra teatral con su inicio, su punto culminante y su final. Se trata de buscar el punto común porque cuando estás dentro siempre pasan cosas y si estás allí lo puedes fotografiar. 

Pilar Aymerich: Manifestación contra la violación y muerte de Antonia España en Sabadell, 1977.

Pilar Aymerich: Manifestación contra la violación y muerte de Antonia España en Sabadell, 1977.

P. Durante años retrató huelgas, manifestaciones y revueltas. También fue pionera al retratar los fundamentos feministas desde dentro cuando todavía era un tema que no generaba interés. ¿Nos queda mucho por hacer?

R. Yo formaba parte del movimiento feminista y estaba con un grupo de mujeres intelectuales que intentábamos buscar una teoría del feminismo. En los años 70 no había ni feminismo, ni teoría, ni nada. En el grupo había de todo: la dibujante Nuria Pompei, la ingeniera Laura Primo o la escritora Montserrat Roig. Éramos gente de los medios y de la cultura, todas mujeres, intentando enfocar el feminismo dentro del estado español.

P. Desde entonces han pasado varios años y hay muchas cosas que han cambiado. Sin embargo, ¿qué nos falta aún?

R. Falta mucho. Se consiguió la ley del aborto, el divorcio, y la ley de adulterio, que suponía cinco años de cárcel para la mujer, desapareció en el 78. Había leyes que se caían por su propio peso y todo esto ha ido mejorando pero aún falta mucho y sobre todo falta en el fondo de la sociedad. Necesitamos que entiendan qué es el feminismo, que es una cuestión de derechos humanos, eso es importante que se entienda.

Pilar Aymerich: Campo de entrenamiento de las milicias territoriales. La Habana, Cuba, 1982.

Pilar Aymerich: Campo de entrenamiento de las milicias territoriales. La Habana, Cuba, 1982.

P. En ocasiones se cree que la fotografía es objetiva y, sin embargo, cada fotógrafo escoge una perspectiva con la que está contando su propia historia. ¿Qué opina?

R. Cada fotógrafo retrata una realidad pero esa realidad es suya. Lo que pasa es que tienes que contar con la ética, no puedes engañar, no puedes ir a una manifestación y hacer una cosa que realmente no es. Los fotógrafos debemos tener una ética de hierro para no pasar la línea roja. Hacemos una interpretación de la realidad y me parece correcto porque cada uno tiene su visión del mundo.

P. ¿Hasta qué punto un fotógrafo además de conocer la técnica del oficio tiene que estar al tanto de lo que ocurre en el mundo?

R. Yo siempre digo que un fotógrafo o la gente que está en los medios de comunicación tiene que tener cultura, tiene que saber de todo para saber qué tienes delante. Hay que ir al cine, al teatro, hay que leer, moverse. No puedes preguntar qué piden, tienes que saberlo.

P. ¿Cree que la fotografía se ha devaluado en los últimos años?

R. Creo que se valora un poco más, pero la fotografía en sí tiene muchos problemas, faltan espacios para exponer y la gente joven tiene muchos problemas para llegar. Hay fotógrafos estupendos en digital, yo vengo de lo analógico y entiendo que es otro tipo de fotografía que no tiene que ver con la mía. En el mercado del arte, al ser una cuestión de repetición, de que puedas hacer muchas fotos, parece que quizá no se le dé el valor que normalmente debería tener. Ha avanzado pero creo que tendría que tener más oportunidades.