Jaume Plensa: un fantástico despliegue de poesía, silencio y recogimiento en su exposición más ambiciosa
- El Espacio Fundación Telefónica expone las obras del autor de 'Julia', la famosa escultura de la plaza de Colón de Madrid, que llevaba 20 años sin exponer en la capital.
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Después de más de dos décadas volvemos a tener en Madrid una relevante exposición de uno de nuestros artistas con mayor proyección internacional: Jaume Plensa (Barcelona, 1955).
En ella se han reunido quince obras que nos acercan a su extensa trayectoria desde los primeros años noventa del siglo pasado hasta la actualidad. En palabras del propio Plensa, se trata de “una obra en quince elementos”. Y es importante tener en cuenta que los títulos de las obras remiten a las lenguas originales del ámbito preciso en que fueron concebidas.
Con un montaje abierto vamos encontrando piezas que nos hablan en salas sin luz natural. Estamos frente a un círculo. En el inicio tenemos ante nosotros la cabeza de gran tamaño de una mujer que con su dedo índice en vertical sobre los labios nos pide silencio: Rui Rui’s words (Palabras de Rui Rui), 2021.
Pero, a la vez, mirando al fondo vemos las retículas con letras de la pieza situada al final del recorrido: Glückauf? (¿Buena suerte?), 2004. Según Plensa esa palabra alemana, “glückauf”, es una expresión utilizada por los mineros para indicar “buena suerte” en el trabajo, algo que no siempre pasaba. La pieza se articula con un conjunto de cortinas con letras colgantes que expresan los textos de los 30 artículos de la Declaración Universal de Derechos Humanos aprobada por la Asamblea General de la ONU en 1948.
Lo que nos da ese contraste de espejos es la necesidad del silencio para llegar al fondo de la comprensión: a pesar del deseo, los daños y las guerras se suceden en el devenir de la humanidad. Silencio y letras, pensemos en la poesía, aquí intensamente visual, y tan importante para Plensa.
Entrando en el recorrido encontramos un conjunto de autorretratos, una escultura y tres aguafuertes, con los títulos Self-Portrait, 1992, y Self-Portrait I, II y III, 1998. En los años noventa, Plensa reunió datos de su cuerpo (“la composición de mi cuerpo”, dice) para así generar una metáfora escultórica y visual sobre su identidad. Y concluye: “La pieza es mi peso”.
El protagonismo de los materiales empleados alcanza una expresividad intensa en La Neige Rouge (La nieve roja), 1991, una instalación en la que con fragmentos de hierro fundido se proyecta una visión de intensas luces rojas en contraste con la oscuridad. Luz roja que da tanta luminosidad como la nieve.
En la pieza múltiple Love Sounds (Sonidos de amor), de 1998, cinco cabinas construidas con alabastro, acero inoxidable, piel sintética, hierro, luz y sonido, reproducen el palpitar de la sangre de Plensa en diferentes puntos de su cuerpo.
Se presenta también una elaboración primaria, Study for Primary Thoughts (Estudio para pensamientos primarios), 2000, de lo que sería la obra Primary Thoughts, (Pensamientos primarios), 2001, con un colchón psiquiátrico, encuadrado con madera, pintura y luz. Una obra que dialoga con Freud’s Children (Niños de Freud), 2001-2002, que comprende cinco cubos de agua, sobre los cuales se sitúan cuatro manos y un rostro, y oímos el sonido del líquido elemento.
Invisibles (2016), elaborada con acero pintado con teflón, nos trae una reproducción de rostros humanos a través de escáneres, lo que implica, como indica Plensa, una fusión de fotografía y escultura. Who are You? (¿Quién eres tú?), 2016, es un conjunto de ocho pequeñas esculturas de rostros en bronce, que con sus gestos nos hablan de oír y callar, de ver y no ver… Y en relación con eso mismo se sitúa Silence (Silencio), 2016, escultura en madera de un rostro femenino con los ojos y los labios cerrados. Llama nuestra atención la cara de María, 2018, de blanco alabastro.
The Secret Heart / Das Geheimherz (El corazón secreto), 2004, es una escultura a escala mayor de un corazón junto al cual las arterias parecen ramas, colgada del techo y con proyección de sombra. En la misma sala unos pequeños altavoces colocados en círculo en el techo simulan un reloj con voces, que elaboran los sesenta segundos de un minuto en alemán en tiempo real. Se trata de un homenaje de Plensa al escritor Elias Canetti y su libro El corazón secreto del reloj. Una vez más cuerpo y medida, aquí en relación con el tiempo.
Para cerrar mi reproducción del recorrido me remito a Lilliput, 2012-2020, nombre de la isla ficticia de Los viajes de Gulliver (1726) de Jonathan Swift, que reúne nueve pequeñas esculturas colgadas del techo, con proyecciones de sombras y letras de distintos alfabetos colgadas de partes del cuerpo.
La exposición tiene se complementa con una sala final que muestra un documental, un vídeo, fotografías, documentos y una maqueta de Iris, 2024, una escultura de gran formato situada en el lago del Distrito Telefónica, a las afueras de Madrid, que fue creada para celebrar el centenario de la compañía. La maqueta, de pequeño formato, es la representación de una cabeza de mujer con letras, elaborada con acero inoxidable pintado de blanco.
Jaume Plensa, cuerpos y letras, construcción personal de la escultura como una galaxia artística propia, personal, cuyo signo zodiacal es la palabra poética: la materialización espacial de la palabra, que así adquiere no ya sólo su esencialidad temporal inscrita en el carácter sucesivo del lenguaje, sino además volumen, cuerpo.