Image: Nan Goldin

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Arte internacional

Nan Goldin

Arte en el mundo

12 junio, 2003 02:00

Musèe d"art Contemporain de Montreal. Canadá. Hasta el 7 de septiembrewww.macm.org

Tras un pequeño descanso después de su intensa itinerancia por algunos de los más prestigiosos centros europeos, las obras de Nan Goldin llegan a Canadá.

Siempre resulta interesante hablar de Nan Goldin por más que su obra haya dado la vuelta al mundo recientemente en la ambiciosa itinerancia que la llevó por algunos de los grandes templos del arte contemporáneo como la Whitechapel, Serralves, el Castello de Rivoli o el MNCARS. Precisamente la del Reina ha sido una de las mejores exposiciones de fotografía que se han podido ver en Madrid desde hace tiempo. Otras de las exposiciones en los centros mencionados no fueron, ni de lejos, tan completas como la madrileña. La exposición en el Museo de Arte Contemporáneo de Montreal, que recorre la iconografía íntegra de la artista de Washington, es la primera muestra individual de Nan Goldin en Canadá.

Pese a la dureza de una gran parte de las imágenes de Goldin, no se puede cuestionar que la artista persigue en todo momento un ideal muy particular de belleza. La belleza del amor por un entorno decrépito. Goldin comenzó retratando travestidos cuando solo era una adolescente y prosiguió la frecuentación de la marginalidad pero siempre desde un prisma tremendamente sincero que propicia un sentimiento de ternura para con gentes cuyas vidas caminan al borde del abismo. Goldin es capaz de extraer la belleza de situaciones realmente penosas como esa sensacional serie sobre el SIDA, presente en la muestra. Un hombre consumido por el virus conserva aún una sonrisa esperanzadora. No hay duda de que Goldin ha vivido en esos mundos, ha sentido el vértigo en el precipicio. Quiere la artista acercarnos a una realidad que existe por más que nos tapemos los ojos, quiere que nos introduzcamos en su círculo pero lo hace muy sutilmente, para no asustarnos, y para que veamos que hay un amplísimo espectro de sentimientos de felicidad.

Están incluidas en la exposición las series de paisajes con las que ha combinado la idea de marginalidad durante toda su carrera. Estos dos géneros han ido de a mano desde principios de los setenta para reafirmarse en su idea de complacencia. A imágenes de adolescentes maltratados por la vida se enfrentan bellas escenas como la legendaria "Guido on the Dock" donde un hombre mira a la laguna veneciana a través de una niebla espesa y azulada. No se puede dudar de la sinceridad de Goldin. Todos los emplazamientos y lugares que retrata, los tugurios que frecuenta, las amistadas que presenta, siempre orgullosa, son parte activa de su biografía. Goldin se desnuda ante nosotros para enseñarnos la realidad de su mundo. Un mundo dulcemente trágico, cruel pero emocionante.