Image: Damien Hirst

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Damien Hirst

Arte en el mundo

11 septiembre, 2003 02:00

White Cube. 48 Hoxton Square. London, N1 6PB. Hasta el 19 de octubrewww.whitecube.com

Damien Hirst vuelve al espacio de Jay Joplin casi ocho años después de su exposición "Still"

Los nombres Damien Hirst y Jay Joplin han estado siempre íntimamente relacionados. Después de "Freeze", una de las míticas exposiciones comisariadas por el artista hace ya más de una década, las figuras de Charles Saatchi, gran mecenas del arte británico y Jay Joplin, dueño de Whitecube, unieron sus fuerzas para impulsar de forma meteórica el arte joven realizado en Gran Bretaña. Y vaya si lo consiguieron. El arte en Gran Bretaña experimentó un auge insólito en pocos años y convirtió las Islas en lugar de referencia en los años noventa. De todos conocida es la exposición "Sensation" que viajó desde Londres hasta Berlín y Nueva York levantando ampollas en la ciudad norteamericana.

En esa exposición se mostraban las famosas vacas diseccionadas y encerradas en formol del artista de Bristol.

Ahora las cosas han cambiado. La agitación que acompaño a los artistas de los primeros noventa tan solo parece reavivarse en las sucesivas ediciones del Turner Prize, siempre envueltas en polémica. Aquellos artistas son ahora grandes figuras internacionales (Hume, Ofili, Hirst, incluso Emin, que pronto expondrá en España) y los jóvenes artistas emergentes no parecen tan interesados en la repercusión mediática. Londres es hoy un centro neurálgico del arte contemporáneo en cuanto a infraestructuras y en cuanto a público. Whitecube, donde hoy expone Damien Hirst, es uno de los grandes templos de la creación contemporánea.

La muestra de Hirst está basada en las vidas de Jesús y sus Discípulos. A través de ellas, el artista pretende incidir en conceptos de amor, vida o muerte relacionados con las ideas de religión, arte y ciencia. La exposición está estructurada en tres partes. Los mobiliarios característicos de Hirst, estructuras a caballo entre el armario y la vitrina, aparecen diseminados por el espacio de la galería. Hay doce, uno por cada discípulo. Estos muebles tienen un cristal espejo en su parte posterior y guardan toda serie de pequeños objetos que constituyen los atributos de cada uno de los apóstoles. Por medio de estos objetos el espectador puede reconstruir sus vidas y sus muertes.

Por otro lado Hirst presenta una reconstrucción de la última cena en una pieza a medio camino entre lo lúdico y lo siniestro. Una mesa con trece pequeñas fuentes de las que mana vino tinto y pelotas de Ping-Pong colgando sobre ellas. También hay un pequeño cáliz plateado y un pequeño recipiente de plástico para lavar los pies. La pieza tiene una apariencia precaria y frágil que se traduce en una sensación de incertidumbre.

Por último, el artista ha colocado una gran escultura en el exterior del espacio, en Hoxton Square. "Charity", colocada sobre un pedestal, muestra una niña de aspecto jovial con una aparatosa tablilla ortopédica en la pierna y una hucha típica de los años cincuenta completamente ultrajada. La pieza habla de vulnerabilidad y de la destrucción de valores. La escultura, imponente y rotunda, revela sin embargo una gran dosis de fragilidad.