Image: Vanessa Beecroft

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Arte internacional

Vanessa Beecroft

Arte en el mundo

27 noviembre, 2003 01:00

Castello di rivoli, Turín. Hasta el 25 de enero

Vanessa Beecroft presenta en Turín una amplia selección de sus performances desde 1994

El Castello di Rivoli presenta una sugerente muestra dedicada a la artista italiana Vanessa Beecroft, una de las creadoras más interesantes del panorama actual. Nacida en Génova en 1969, Beecroft comenzó realizando "performances" a principios de los noventa. Con el tiempo, la artista se ha convertido en uno de los referentes del género llamando la atención sobre su vigencia. Las primeras protagonistas en las "performances" de Vanessa Beecroft fueron jóvenes mujeres que elegía en las calles. Su sistema de elección respondía a la adaptabilidad de estas mujeres a una idea preconcebida. De este modo, Beecroft genera una imagen estereotipada de lo quiere y en función de ello selecciona a sus protagonistas. El resultado es la creación de una colectividad muy particular formada por la multiplicación del individuo, esto es, una colectividad ficticia. Para cada una de las "performances", Beecroft estudia las propiedades y particularidades del lugar mostrando así una voluntad antropológica.

Esta exposición muestra trabajos realizados en los últimos diez años. Fotografías, polaroids de carácter documental así como videos y videoinstalaciones. Esta es la primera vez que se realiza una exposición de estas características. Beecroft acostumbra a mostrar su trabajo en series individuales o en pequeños grupos. Esta visión de carácter retrospectivo es pues una gran ocasión para valorar el conjunto de su obra. La artista italiana plantea performances en las que los participantes no hacen nada. Por lo general los grupos, vestidos o maquillados de manera idéntica, simplemente están ahí. En su reciente performance realizada en el Guggenheim de Nueva York, veinte modelos profesionales se agrupaban en la rotonda del edificio de Wright. Algunas llevaban lencería y otras tan solo tacones pero todas llevaban la firma de Tom Ford, ex-diseñador de Gucci. Durante las dos horas que duró la actuación, las modelos simplemente estaban de pie hasta que, repentinamente decidían moverse lentamente por corto espacio de tiempo. Tal silencio, tal quietud, envueltas en la purpurina de Gucci y ante los cientos de flashes que inundaban la rotonda, adquiría tintes decididamente dramáticos. Muchas de estas actuaciones (hasta el momento lleva realizadas 35 en 24 ciudades diferentes) transcurren de manera idéntica. Se trata del análisis de retratos estereotipados de las diferentes esferas sociales, retratos de una colectividad que se revelan como una auténtica investigación sociológica en tanto que reflejos de nuestra poliédrica condición humana.