Arte internacional

Ecstasy: In and about altered States

Arte en el mundo

10 noviembre, 2005 01:00

Museum of Contemporary Art, Los Ángeles. Hasta el 20 de febrero de 2006. www.moca.org

Una exposición en Los Ángeles trata un tema de especial relevancia en la creación actual: cómo funciona nuestra percepción ante una experiencia física y mental.

El tema es indudablemente interesante y apropiado en tanto que se ha conformado, desde hace ya unos años, en uno de las tendencias más populares entre los artistas. Se trata de que el espectador se haga preguntas sobre su saturación ante la obra, muchas veces preguntas de orden físico, otras mental. Paul Schimmel, curator del centro de Los ángeles, sitúa el arco temporal desde 1990 hasta la actualidad y cuenta con la obra de treinta artistas de talla internacional. Es una exposición ambiciosa, con trabajos de gran exigencia formal, muchos de ellos conocidos por todos lo que de un modo u otro se asomen con cierta regularidad a la ventana del arte contemporáneo. Es el caso de la obra de Janet Cardiff y George Bures Miller The Muriel Lake Incident, ese teatrillo que diera la vuelta al mundo tras el reconocimiento obtenido en la Bienal de Venecia de 2001.

Ecstasy...es ante todo una experiencia sensorial pero también se adentra en el ámbito de lo mental. Algunas de las obras, por ejemplo, tratan el propio estado físico y mental de los artistas a la hora de crearlos. Así, obras como las de Francis Alÿs, Nocturnismo, en la que el artista narra su experiencia de divagar por diferentes lugares de Copenhague bajo el estímulo de diferentes drogas, o Rodney Graham, quien en su Halcion Sleep cuenta su viaje en la parte de atrás de una camioneta en Vancouver después de consumir Halcion. Otros trabajos muestran simplemente referencias explícitas a esos estímulos como Tom Friedman, Fred Tomaselli o Takashi Murakami.

Lo más interesante de la exposición son las grandes instalaciones en las que los artistas sumergen al espectador en un mundo paralelo al que sin duda han de adaptarse de uno u otro modo. Es el caso de obras como la de Carsten Holler, Upside Down Mushroom Room, de la que ya hemos hablado en este sitio cuando fue expuesta en el Institute of Contemporary Arts de Boston hace dos años. Son reproducciones de “amanitas muscarias”, una seta de las más peligrosas que cuelgan del revés del techo de la sala y que giran en torno a sí mismas a diferentes alturas y velocidades. La sensación primera que obtiene el espectador es, lógicamente, la de sorpresa pero, acto seguido, ha de concentrarse en situarse con respecto al espacio de la sala. Es esta obra, junto con la ya mencionada de Cardiff y Bures Miller, la que mejor ejemplifica la intención de la exposición. Porque The Muriel Lake Incident juega al despiste permanentemente con el espectador, haciéndole pensar que está realmente en el interior de un cine mientras ve una película. Paul Schimmel, comisario de la exposición explica acertadamente: “En esta cultura de hoy, donde somos sistemáticamente bombardeados con estímulos sensoriales, Ecstasy...trata de explorar las experiencias que hacen que se diluyan las fronteras entre lo real y lo virtual”. Los que tengan la ocasión de ver esta exposición no deben olvidarse del catálogo. En él se encuentran textos de reputados comentaristas del arte contemporáneo como el propio Schimmel o Carolyn Christov-Barkagiev, curator del Castello de Rivoli de Turín.