Arte internacional

Gary Hume

Arte en el mundo

1 junio, 2006 02:00

Whitecube, Londres. Hasta el 1 de julio. www.whitecube.com

Uno de los pintores más interesantes de su generación, Gary Hume vuelve a White Cube con una serie de cuadros de un cierto corte clásico en los que utiliza, además, el mármol.

El mármol es, efectivamente, la más novedosa aportación del pintor inglés a esta nueva serie de cuadros, un material que introduce la idea de pesantez o algo en las antípodas de lo leve, adjetivo que se ha utilizado habitualmente para describir su obra. En estos nuevos cuadros, Hume utiliza el mármol casi a modo de teselas y generan una superficie que bien podría parecer un choque de capas tectónicas, con bordes bien marcados, creados con plomo, que no sólo se entienden como límite para los campos de color sino también como líneas de dibujo, un dibujo sutil, de trazo suave, que ha sido tradicionalmente una de las señas de identidad del pintor. Hay una referencia indudable a la arquitectura, a las construcciones en piedra caliza realizadas en la Antigöedad pero también remiten estas obras a la delimitación de un espacio, como hacían las puertas que le dieron a conocer a principios de los años noventa.

La afinidad de Gary Hume a los tan llamados "Young British Artists" es sólo circunstancial y ha de ceñirse a una coincidencia generacional y a que todos ellos formaron parte del impulso primero. Pero Hume pronto se desmarcó y siguió pintando de un modo silencioso, ajeno al ruido de otros artistas como Tracey Emin, Sarah Lucas o Damien Hirst. Para su sorpresa, fue seleccionado para la Bienal de Venecia de 1999 y presentó una serie de cuadros que se encuentran muy lejos de estos que hoy presenta, cuadros livianos, con un trazo dibujístico que se multiplicaba y solapaba creando una suerte de transparencias. Además, la pintura de Hume se hizo muy famosa por la pulcritud de las superficies que pintaba, siempre a partir de esmaltes y materiales industriales. Los temas que trataba tenían que ver con una canalización progresiva de la cultura, con la iconización de ídolos juveniles (Patsy Kensit) o la glorificación de la moda (Kate Moss).

Ahora, sin embargo, Gary Hume ha puesto la temática al servicio del material y ésta no es otra cosa que la opulenta, pesantez y barroquismo que dimana del mármol. Cambia así, absolutamente el concepto de su pintura. Si antes pintaba sobre aluminio, dejando que el esmalte fluyera libremente, ahora la superficie es rugosa y agreste y el color y su fluir quedan diezmados. Y la paleta también se ha reducido, salvo en contadas excepciones, de un modo drástico. Gary Hume parece querer evocar las antiguas casa de Grecia y Roma, con profusa decoración sobre la piedra caliza. La sensación ahora es otra. La de que el muro que aguante estas pinturas debe ser un muro recio y poderoso. No en vano, es significativo el nombre bajo el que se han agrupado estos nuevos cuadros: Cave Paintings.