Image: Thomas Hirschhorn

Image: Thomas Hirschhorn

Arte internacional

Thomas Hirschhorn

Secession, Viena. Hasta el 4 de septiembre.

17 julio, 2008 02:00

Vista de la instalación Des Auge", 2008.

www.secession.at

Las instalaciones de Thomas Hirschhorn no dejan a nadie indiferente. Ésta de la Secession de Viena es de las más explosivas que se le recuerdan.

Titulado Das Auge (el ojo), este nuevo montaje de Thomas Hirschhorn ocupa, como no podía ser de otro modo, la totalidad del espacio superior diseñado por Joseph Maria Olbrich. Dice el propio artista que nada tiene que ver con Bataille, a quien dice admirar mucho, pero la atmósfera es libidinosa y pese a la blancura clínica que rezuma el ambiente, se impone una sensación de oscuridad e incertidumbre. Como es sabido, Thomas Hirschhorn realiza grandes instalaciones que ocupan (o, mejor, abarrotan) instituciones, galerías y áreas urbanas. Los excesos del capitalismo y la blanda oposición que ofrecen ante ellos las clases dirigentes han sido siempre uno de los temas centrales que ha tratado el artista y que le ha traído más de un problema como cuando tachó de xenófobo al gobierno suizo en la exposición del Centro Cultural Suizo en París en 2004. En una audaz estrategia, el suizo ponía de manifiesto la opción conservadora del gobierno de su país en temas de inmigración. El gobierno suizo hacía su papel perdiendo los estribos y reprobando públicamente la actitud de su compatriota argumentando que no cedían parte de sus fondos para que alguien les criticara de una forma tan flagrante.

La mejor expresión del trabajo de Hirschhorn en España fue la pieza que produjo para la tan denostada Biacs2, la Bienal de Sevilla comisariada por Okwui Enwezor en el otoño de 2006. En el espacio de la Atarazanas, que constituía, sin duda, la parte más interesante del proyecto, el artista montó todo un despliegue ideológico en el que el propio artista hablaba de "revisitar la experiencia de su famoso Musée Precarie Albinet", de hacer una "presentación visual de este trabajo en un espacio público". "No es una obra de arte", decía, y sólo trataba de poner el acento en cuestiones que le inquietaban y que nos inquietaban a todos, a la luz de las imágenes terribles que recibimos de los medios. Así, la autonomía de la obra de arte y su propia definición formal, las utopías y la presencia del "otro" se alzaban como herramientas de trabajo definitorias de esta actitud. Esta ha sido la más notable presentación del artista en España a la espera de gran instalación que montará en el MARCO de Vigo el próximo mes de otoños al abrigo del proyecto que ahora ultima Gerardo Mosquera. Hasta entonces, nada como concentrarnos en esta espectacular Das Auge que se presenta en este bellísimo (aunque prácticamente irreconocible) espacio vienés.

En Des Auge, Hirschhorn trata de hacer visible la ausencia de forma del arte. Esta paradoja, presente en muchos de sus trabajos, nace a partir de la acumulación obsesiva y aparentemente anárquica, de la necesidad de insistir en lo precario como asunto de todos, de la negación -desde la saturación apabullante- del espacio como contenedor de propuestas elitistas. Los materiales de Hirschhorn son, como mucho, tan nobles como el cartón-piedra, y en Des Auge ha reducido la gama cromática al blanco y al rojo y sin embargo, nada ha perdido su cualidad conceptual, ni siquiera las banderas (su Suiza natal y la Austria en la que ahora expone acaban de compartir Eurocopa y sus banderas son blancas y rojas). Pero la lectura es más bien otra y sobre el blanco impoluto se impone el rojo de la sangre y de la guerra, la obscena violencia de los cuerpos maniatados, el desfile de muertos que son cada día los noticiarios, el mundo de asco en el que vivimos. Thomas Hirschhorn propone en esta instalación austriaca un momento puramente sensorial a través del color. Y es que "el ojo" solo ve y el rojo dice mucho…