Image: British Art Show, una mirada a la creación contemporánea de las islas

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Arte internacional

British Art Show, una mirada a la creación contemporánea de las islas

Tras cinco años, vuelve esta cita con una exposición que arranca en Nottingham y que viajará a otras tres ciudades británicas

1 noviembre, 2010 01:00

Un fotograma de The Clock, de Christian Marclay.

Nottingham. Del 23 de octubre al 9 de enero

Londres, Glasgow y Plymouth serán las siguientes paradas de uno de los clásicos expositivos del Reino Unido. Es una iniciativa organizada por al Hayward Gallery de Londres que quiere explorar las evoluciones del arte británico y que en sus 6 ediciones anteriores ha mostrado el trabajo de sus artistas más representativos. La primera edición, celebrada en 1979, ya congregó a más de 100 artistas, pintores y escultores, lo que habla con claridad de la ambición inicial del proyecto. En las sucesivas ediciones, el British Art Show ha ido creciendo en dimensiones, número de visitantes y alcance mediático para convertirse en toda una referencia en el sistema de las artes británico. Si al principio se configuraba en una gran exposición, ahora tiene el formato típico de las grand-scale exhibitions, con diferentes sedes repartidas por la ciudad.

British Art Show 7, que lleva por título In the days of the comet, está comisariada por Lisa LeFeuvre y Tom Morton y arranca su andadura en tres sedes de la ciudad de Nottingham, en el centro del país: Nottingham Contemporary, Nottingham Castle Museum y New Art Exchange. Todas las piezas han sido producidas en los últimos cinco años y quiere mostrar un panorama de la actualidad en la que converjan las referencias históricas, el poliédrico presente y las diferentes posibilidades de mirar al futuro. Es una reflexión del aquí y del ahora que se nutre de lo vivido y de lo que está aún por venir.

Así, asistimos a una suerte de reflexión temporal en torno al presente, y nada como el último trabajo de Christian Marclay, The Clock, para medirlo. Expuesto en el New Art Exchange, The Clock, que también puede verse ahora en la londinense White Cube (en su sede de Mason's Yard, cerca de Picadilly), es una de esas piezas monumentales que jalonan la trayectoria del artista estadounidense, en la línea de su aplaudido Video Quartet. Se trata de un vídeo construido a partir de cortes de películas en los que el tiempo aparece expresado, o que muestran a un personaje interactuando con un reloj en un momento concreto del día. Son miles y miles de fragmentos que el artista ha ensamblado para que fluyan a tiempo real. Uno comprende que el trabajo ha debido ser arduo y complejo (el artista lleva años trabajando en este proyecto). La pieza funciona también como un reloj, pues en todo momento el espectador puede averiguar la hora, visible en cada una de las tomas. Ni que decir tiene que la duración de la pieza es de 24 horas. Es una de las piezas centrales de este British Art Shows pero no la única.

En Nottingham Castle podemos ver un nuevo trabajo soberbio de Sarah Lucas. Es una forma que procede de lo humano, eso está claro. Pero es algo abstracto e inquietante, como monstruoso. Hay penetraciones y escorzos, formas que parecen penes y hay orificios, huecos, pliegues. Dice el folleto de la exposición que de los YBA's es la artista que con mayor criterio ha tratado el cuerpo humano. Eso desde luego, pero podríamos ir más lejos y decir que de los YBA's es la artista que con mayor criterio, rigor y coherencia ha venido trabajando en los últimos años. También en el castillo, que, por cierto, es la cuna de Robin Hood, puede verse la obra de Nathaniel Mellors, que vuelve a abundar en la dinámica del guión -asunto muy presente en el imaginario contemporáneo- a partir de objetos y narraciones que pervierten el texto. Es una de las piezas que más han dado que hablar, con una de sus cabezas parlantes enmarcada en un interior burgués, que vomita los libros que ha devorado durante toda la noche...

En Nottingham Contemporary, el principal espacio dedicado al arte contemporáneo de la ciudad, puede verse, entre otros, el excelente trabajo de Ian Kiaer, que recurre a la figura de un arquitecto soviético que, alienado y silenciado por el régimen estalinista, decide regresar a la pintura, desarrollando su práctica en un estudio de forma cilíndrica. Kiaer sitúa en el espacio su característica diseminación de objetos, sus paisajes metafóricos, tan frágiles como las propias alegorías que quieren representar. Y no dejen de ver la obra de otros artistas aquí presentes, como Karla Black, Emily Wardill o George Shaw.