Imágenes yuxtapuestas
Carmen Calvo: de la serie Escrituras, 1993
El arte de los años ochenta y noventa presenta unos esquemas donde las fronteras han perdido sus líneas definitorias y sólo emergen tenues posiciones para desentrañar desenlaces abiertos. En esta ambigöedad la figuración abandona su conformación para adoptar desarrollos menos restrictivos y la abstracción permite emerger la esencia de un fragmento evocador. Entre una y otra parcela se encuentra, como propone esta muestra organizada desde los fondos de la Colección Argentaria, la yuxtaposición de dos mundos, el diálogo entre lo abstracto y lo figurativo. La exposición, comisariada por Mercedes Replinger, se estructura en torno a unos bloques que pretenden poner de manifiesto el carácter ambiguo de la plástica de esos años. Brinkmann, Lucio Muñoz, Fega, Joven o Scholosser, manejan los postulados de la evocación desde las fórmulas de lo informe. El paisaje adopta amplias maneras representativas para dejar constancia de cómo la realidad encuentra mil usos para manifestar su desarrollo, como en las obras de Albacete o Campano. Todas las fórmulas de esos desenlaces ambiguos están vertidas en las imágenes que configuran el tercer campo expositivo, las de Broto, Sicilia o Baixeras. En la huella, la realidad adopta su compleja posición con tenues manifestaciones de diversa índole -Urzay, Candaudap, Villalba o Criado-. Un agudo grito de complicidad, de especulación sin límites es lo que ofrece Carmen Calvo, Gordillo, Canogar o Navarro Baldeweg y, como el punto de inflexión de una teoría artística sin límites, la obra de Soledad Sevilla, Eva Lootz, álvarez Basso o Hernández Pijuán.