Estudio Peironcely. Madrid.Don Ramón de la Cruz, 17. Hasta el 14 de julio. De 80.000 a 1.700.000 pesetas
El de Manuel Alcorlo (Madrid, 1935) es, sin lugar a dudas, un mundo variado y amplio. Con una dilatadísima carrera pictórica a sus espaldas en la que, además, ha demostrado unas excelentes dotes de grabador y, sobre todo, de dibujante, presenta en su última exposición un singular conjunto de pinturas que aúna temas de muy diversos géneros. Fue tras una larga estancia en Roma, en la década de los sesenta, cuando Alcorlo decidió adentrarse en ese realismo tan personal y "disfrutar del placer de pintar únicamente lo que me apetece". Es una pintura de constantes resonancias literarias. Alcorlo hace referencia a escritores como Rhabal y Tabucchi en obras que emanan ternura y emotividad. Junto a ellas, se encuentran escenas de baile de tintes festivos que recuerdan al Ensor más cáustico con excelentes caricaturizaciones, autorretrato incluido. Llaman la atención los paisajes urbanos que divisa desde su estudio. Los obreros, ajenos al escrutar atento del artista, continúan su trabajo con las azoteas madrileñas como impecable fondo. La sucinta y más que digna muestra de un artista sincero y vital.