Image: Últimas obras de Antoni Tàpies en Barcelona

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Exposiciones

Últimas obras de Antoni Tàpies en Barcelona

Mensajes ocultos de amor y heroísmo

6 diciembre, 2000 01:00

Libre vermell, 2000. Pintura, polvo de mármol, barniz y lápiz de óleo sobre madera, 114 x 146.

Galería Toni Tàpies. Consell de Cent. Barcelona. Hasta finales de enero. De 7.800.000 a 39.000.000 pesetas

Es difícil hablar de Antoni Tàpies después de los penetrantes comentarios de Santos Torroella, Cirlot, Cirici, Gimferrer, Penrose, Combalia o Borja-Villel entre muchos otros. Más aún cuando parece que la trayectoria del artista ha expresado todo lo esencial. ¿Acaso es posible añadir algo a lo ya dicho sobre Tàpies? Por mi parte, me temo que no. Y, sin embargo, ésta es una pequeña pero rara e intensa exposición; en ella Tàpies se expresa de una manera que personalmente no había observado -o no había sabido observar- hasta ahora.

Una de las piezas más significativas de la muestra es Matèria dels ulls. Describe el rostro de una persona con los ojos cegados. Un palo y una línea (tal vez un espino) se hunden en el centro mismo de las pupilas. El rostro está plasmado de una manera intencionadamente descuidada y primitiva, casi como una caricatura. Realizada con una masa matérica sobre un soporte sin tratar, es una imagen atroz, de un dramatismo brutal. No sólo por su carácter deforme y su tratamiento matérico, sino también y especialmente porque entiendo que este rostro es el del mismo artista. Matèria dels ulls es el autorretrato de Tàpies y los ojos maltratados son sus propios ojos. El ojo es una expresión de la luz y el espíritu, símbolo solar y de comprensión de las cosas. Pero el ojo se asocia desde siempre al artista, es su instrumento y condición. Roland Penrose, por ejemplo, en su estudio sobre nuestro pintor ya hace referencia a los ojos -y manos- del joven Tàpies en sus autorretratos del período realista. El ojo del artista, como el ojo divino, es el ojo del creador. Ahora, sin embargo, en Matèria dels ulls, cuando Tàpies cuenta con 77 años, los ojos del artista se maltratan y se castigan como si sobreviniera la muerte que lo anega todo, como si se apagaran, como si se cerrara un ciclo.

En la exposición se insiste en los aspectos sórdidos y oscuros. El tratamiento de los materiales, las referencias a la partes "innobles" del cuerpo, los garabatos, las tachaduras, los arañazos, lo amorfo, las rascaduras, los gestos y trazos expresionistas, etcétera..., que son indisociables del universo de Tàpies, provocan un sentimiento de tristeza infinito. Se ha dicho en muchas ocasiones que las obras de Tàpies son como una piel corporal decrépita o un viejo muro que absorben gritos, deseos insatisfechos, emociones o señales del tiempo. Ni la materia, ni los garabatos, ni los graffitis, ni las erosiones son la finalidad de la obra, tienen sentido por su poder de evocación y sugestión. Pero Tàpies hace hablar a la materia trágicamente, los garabatos y las incisiones en esta piel o muro son expresiones de muerte, las evocaciones son manifestaciones de dolor. El artista atribuye significación a los objetos y a la materia en la medida que los maltrata o dramatiza.

Pero hay algo más que personalmente he descubierto en esta exposición. No se trata simplemente de un discurso exhibicionista y de autocomplacencia sobre el dolor y el propio dolor. Es algo profundamente ambiguo y rico en matices, porque entre el muro erosionado y las materias leprosas existen mensajes ocultos, mensajes que aluden a lo que podemos denominar vagamente un valor humanista positivo. Palabras en clave, o mejor signos enigmáticos, que tan sólo el espectador atento será capaz de descifrar porque, escritos de forma invertida, requieren de un espejo para advertirse. De otra forma, pasarán como un garabato más o un jeroglífico sin resolver. Así, en la pieza, Petjades i tisores, a través del espejo se leerá "AMOR" y en la obra Missatge, "Estimats". Naturalmente que hay otros mensajes, pero lo que interesa destacar es esta oscilación entre el amor y lo trágico, la piedad y la muerte; esto es, la diversidad de capas de sentido superpuestas de la obra de Tàpies, su dimensión poliédrica y profundamente humana.

Matèria dels ulls, la pieza de los ojos cegados, es una metáfora del artista y en la exposición existen otros mensajes de pura negación y protesta. Pero al mismo tiempo, de una manera paralela, hay signos que la complementan y que son inseparables de esta negación. En este artista que alude a unos ojos que se cierran hay también amor -o necesidad de amor- y heroísmo.