Tanja Smit
Sin título, 2002
Ante los panorámicos esplendores pictóricos de última hora, las obras de Tanja Smit asoman en reducidos formatos como suspendidos parpadeos. Dejando de lado los óleos y acrílicos, Tanja Smit recurre a la técnica del temple al huevo para abrir huecos en papeles en los que la pintura sale a flote con impulso. De este modo, sobre el papel se va deteniendo la pintura en formaciones orgánicas y geométricas constelaciones, a través de las que se adivinan figuras de genealogía diversa. A base de desleídos colores en los que apenas se desluce su acidez, estos papeles dejan ver ensoñaciones por medio de las que las imágenes se apoderan de territorios insondables. Como naturales apari- ciones en una cartografía alucinatoria, la pintura se estaciona en unos papeles que tan pronto figuran ser fondos marinos como arenas movedizas. En ellos, todo se recompone y da lugar a espejismos múltiples que dan muestra de la pintura entendida como un poético divertimiento o un juego en el que toma parte el humor y el entretenimiento. A esta serie de trabajos se une una pequeña instalación con libros y papeles ya impresos, en los que la pintura pasa página y deja intervenir al dibujo. Trasladando sus constelaciones a nuevas lecturas, la caligráfica intervención lleva al espectador a leer entre líneas para hacerlo partícipe de animadas narraciones.