Image: Paloma Peláez

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Exposiciones

Paloma Peláez

17 marzo, 2005 01:00

¿Bailas?, 2004

Magda Belloti. Fúcar, 22. Madrid. Hasta el 8 de abril. De 1.500 a 9.000 e

La obra de Paloma Peláez (1958) se inscribe en una práctica pictórica que se encuentra bajo permanente sospecha. Vinculada a esta galería desde hace ya más de diez años, la pintora zamorana cuestiona el valor y la vigencia de lo decorativo, término denostado hasta la saciedad en el desarrollo de la pintura contemporánea (y no tan contemporánea, a la vista de los embates hacia el decorativismo procedentes no sólo de la Norteamérica de los años cuarenta y cincuenta, sino también desde los inicios del siglo XX en Europa). Paloma Peláez ha abandonado las referencias figurativas tan claras en obras anteriores (tan sólo un par de manos se dejan entrever aquí en uno de los cuadros) para centrarse en las particularidades de la abstracción, en los aspectos puramente pictóricos de su trabajo. En estos cuadros el gesto es sutil y remite, en sus muy diversas formas, a estilos y tradiciones que, a pesar de su obvia disparidad, conviven hermanados. No es este un conjunto homogéneo de referencias ornamentales sino que funciona como una visión fragmentaria, como fogonazos aislados que aluden a un tiempo pasado. Son iconos de la memoria, motivos pertenecientes al acervo histórico que se encuentran siempre presentes en el universo estético de la artista, desde la prolija decoración vegetal hasta la línea mironiana, frágil y concisa, tan presente en algunos cuadros. Pero lo que se advierte de forma clara en toda la exposición es, a mi modo de ver, el velo que nos separa de estos motivos, la sensación de una acentuada distancia temporal con formas evanescentes, apenas definidas, como reticentes a confirmar su presencia.