Image: El Anthony Caro que fue

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Exposiciones

El Anthony Caro que fue

30 junio, 2005 02:00

Sculpture Seven, 1961. en segundo plano, Sun Feast, 1969-1970

Anthony Caro. Comisaria: Consuelo Ciscar. IVAM. Guillém de Castro, 118. Valencia. Hasta el 4 de septiembre

El interés por la escultura ha sido, desde la fundación del IVAM, una de sus preocupaciones motoras. Pese a los vaivenes que ha sufrido el museo por los sucesivos cambios en su dirección, ese interés ha permanecido inalterable. El hecho de que el IVAM cuente con una de las colecciones más importantes de Julio González justifica la vertebración de la escultura en el museo. Así, y aun cuando la escultura actual ha carecido de la atención necesaria en los últimos años, exposiciones recientes como las de Turrell, Scott Burton o Barbara Hepworth, han contribuido a proyectar un mejor conocimiento de su evolución en la segunda mitad del siglo XX.

Desde esa perspectiva cabe entender la exposición que en el IVAM hace apretado repaso de la trayectoria de Anthony Caro. Tras la completa muestra retrospectiva que acaba de clausurar la Tate Britain, sorprendería encontrar una exposición dedicada también a Anthony Caro, que no fuera parte o una repetición de aquélla. Sin embargo, la colaboración tanto de la Tate Britain como del propio artista en la exposición ofrece cierta exclusividad a este proyecto.

Numerosos historiadores del arte han coincidido en señalar cómo, más allá de Bacon, Paolozzi o Hamilton, la gran contribución de Gran Bretaña al arte posterior al periodo de las vanguardias ha venido de la mano de la escultura. Con Henry Moore y Barbara Hepworth como predecesores, Anthony Caro logró desmarcarse de los dilatados límites de las experiencias de las vanguardias y trascender incluso la primera renovación de la escultura abstracta planteada por David Smith en los años cincuenta. Si bien otra vía de actuaciones a través de Johns y Rauschenberg, con Oldenburg a la cabeza, emprendieron una radical transformación de los procedimientos escultóricos, enlazando Pop Art con Dadá y Duchamp, el camino emprendido por Anthony Caro hizo coincidir ciertas experimentaciones del constructivismo con derroteros que promovería el arte Minimal, situando la escultura en un cruce de caminos del que arrancan itinerarios tan diversos como los abiertos, entre otros, por Richard Long, Tony Gragg, Richard Deacon, Anthony Gormley y Anish Kapoor.

Las primeras obras de Caro son herederas de la organicidad de Moore, siendo la figura humana y el paisaje sus temas principales. Un viaje a Estados Unidos permitió al artista entrar en contacto con David Smith, lo que contribuyó a variar sustancialmente su forma de trabajo. Es el momento en el que, como ha señalado Thomas Crow, las metáforas orgánicas de la piedra y el barro dejan paso al acero soldado, rompiendo con la idea de la escultura como volumen compacto y unitario. Con obras emblemáticas como Veinticuatro horas (1960) y Una mañana temprano (1962), no incluidas en esta exposición, Caro abandonó definitivamente la concepción estatuaria que tanto venía pesando en la escultura, llevando las láminas de acero soldadas con las que había empezado a trabajar a expandirse por un espacio más próximo a los efectos visuales que a las formas relacionadas con la gravedad.

Sin embargo, más allá de la "opticidad" a la que se refirió el crítico Michael Fried, Anthony Caro había conseguido eliminar ya todas las analogías con el cuerpo humano, ofreciendo en su lugar perspectivas incorpóreas dirigidas a la mente. Es entonces cuando pone en juego las tres dimensiones de la escultura en un espacio en el que los procesos de industrialización dominan lo cotidiano. Anthony Caro comienza entonces a trabajar con formas muy simples que fueron perdiendo materialidad y su dependencia del basamento, para ser luego pintadas con un color uniformador mediante el que se remarcaba su carácter industrial. Con ello, abre el periodo más fértil y significativo de su trabajo, el comprendido entre los años sesenta y setenta, del que esta exposición recoge obras sobresalientes como Scultupture Seven (1961), Sun Feast (1969-1970) o las extraordinarias esculturas de sobremesa Table piece. A este notable conjunto de obras a través de las que el espectador puede reconocer el alcance del trabajo Anthony Caro, se suman otras que, realizadas entre los años ochenta y noventa, significan una vuelta a las técnicas tradicionales, como el fundido en bronce, madera y piedra, incorporando de nuevo referencias figurativas anteriores; obras éstas que carecen, en general, del impacto y la trascendencia de los trabajos previos.