Lucebert
Lucebert: El bebedor, 1989
Tras la exposición que le dedicara el IVAM en 2000, la obra de Lucebert se presenta de nuevo en Valencia. Especialmente reconocido por su faceta literaria, como figura clave de la poesía holandesa de posguerra, Lucebert (Amsterdam, 1924-Alkamaar, 1994) desarrolló, asimismo, un destacado papel como pintor. Vinculado al grupo Cobra, del que fue miembro fundador, su trabajo ha corrido de modo paralelo al de Karel Appel o Asger Jorn, representantes también del grupo. Con ellos compartió el gusto por el brutalismo, aun cuando el tipo de pintura que practicaron sobrepasó los límites del informalismo europeo. El trabajo de Lucebert, como también el de Appel o Jorn, entronca con los movimientos expresionistas de principios del siglo XX, y más allá, enraíza en Ensor o Goya, como reconoció el propio Antonio Saura de quien fuera amigo y admirador. En ésta su segunda exposición en la Galería Rosalía Sender se muestra un conjunto de gouaches fechados, en su mayoría, entre mitad de los años setenta y principios de los noventa. Junto a ellos, destaca una notable serie de lienzos de medio formato, perteneciente al ciclo de sus últimos trabajos, en los que permanecen las constantes de su obra más célebre, la que desarrolló entre los años cincuenta y sesenta. Así se reconocen los deformes gestos, propios de la pintura infantil y de los enfermos mentales, tan admirados por los expresionistas y surrealistas. El salvajismo, que se detiene en visiones esperpénticas de un hombre inmerso en ambientes fantásticos, da cobijo también en sus últimas obras -quizás más atemperadas-, a toda suerte de monstruos, animales y personajes extraños. Todos ellos conviven en un espacio pictórico en el que la visión pesimista del ser humano parece a veces ser redimida por un cáustico sentido del humor.