Mrzyk & Moriceau, delirio y euforia
Assim se criam realidades
24 enero, 2008 01:00Golden, eyes; 2007
Algo de eso, de automatismo, hay en el trabajo de Mrzyk/Moriceau o, por lo menos, de trabajo compulsivo. La exposición que ahora presentan en el Espai Montcada de CaixaForum, Golden eyes, un gran mural que ocupa las cuatro paredes de la sala: cientos de dibujos dentro de círculos pintados directamente sobre el muro (también hay algunos enmarcados) flotan por las paredes de la sala. Destaca la calidad pictórica del mural y de los dibujos en concreto, y el ritmo con un crescendo musical (los círculos son discos, vinilos, tal vez). Los discos fluyen, llegan a formar una avalancha, se acumulan, incluso se tapan, para antes o después, en los extremos, abrirse. Alcanza puntos de delirio: órganos sexuales que salen de una mano o en la cara, bocas abiertas, una cabeza con auriculares, alguien caído en un charco, el icono de Iron Maiden... No hay lógica en ese delirio, es puro absurdo: otra vez la referencia al surrealismo en su vena más afrancesada heredera del simbolismo fin de siècle.
Pero éste es un absurdo de corta y pega. Esas imágenes que se acumulan no surgen del inconsciente (surrealista), su automatismo es de otra índole, tienen una fuente. Básicamente, son el resultado de sumar, combinar y recuperar imágenes encontradas tras navegar por internet. Así, la estrategia de Mrzyk/Moriceau es bastante habitual en arte contemporáneo: contra la saturación de información e imágenes, más imágenes; frente al ruido más ruido; frente al absurdo más absurdo. Siempre nos quedará la duda, muy propia del Pop-Art (una referencia más), de hasta qué punto hay celebración u oposición, o hasta qué punto hay fetichismo o pasividad. Aunque quizá no queda, y eso es también muy contemporáneo, más opción que esa duda.
En cualquier caso, esos aspectos de celebración, también de delirio, están en consonancia con la tesis que viene a desarrollar el ciclo del Espai Montcada (esta es su segunda entrega, la primera la firmaba Rafel G. Bianchi con Happy Family) y que lleva por título Euforia. Casos de optimismo extremo. Su comisario, David Armengol, intenta desgranar la euforia en arte contemporáneo como una especie de huida hacia adelante: "una mirada desenfadada, y al mismo tiempo desencantada, sobre una realidad excesivamente rigurosa y rígida". Desde luego lo del tándem de artistas franceses Mrzyk/Moriceau no parece retratar una realidad rigurosa y rígida, y sí, enfáticamente (entusíasticamente), delirante y absurda.