Alexandre Arrechea, todo se mueve
La ciudad que dejó de bailar
5 febrero, 2010 01:00Hardware, 2009
Bolas y balones venían asomándose como motivo iconográfico en el trabajo de Arrechea en los últimos tiempos. Ahora se han convertido en el extremo de las peonzas que propone para hablar del sistema varado, en impasse, tal como esta primera década del 2000 se percibe tras la secuencia de colapsos desde el 11-S. En palabras del artista: la ciudad que dejó de bailar, título de la excelente pieza en madera esmaltada instalada en el centro de la sala principal de la galería, con el perfecto acabado característico de las obras en su periodo en Los Carpinteros, colectivo al que perteneció durante más de una década (1993-2001). Pero también, la ciudad que volvió a bailar. La apuesta colorista es el impacto que queda grabado en el espectador ante las dulces acuarelas en las que se repite el motivo de la peonza bailando iconos arquitectónicos: rascacielos, faros, torres petroleras y cúpulas eclesiásticas de distintas ciudades del mundo, fácilmente reconocibles.
Como estamos viendo en el trabajo reciente de tantos otros artistas esta temporada, la respuesta de Arrechea ante la crisis se decanta en una actitud que no quiere ver sólo el vaso medio vacío. Pero si en tantos otros este posicionamiento aparentemente optimista tiene mucho que ver con una estrategia naif y de mercado, en el caso de Arrechea se respalda con una reflexión de perfil historicista, que late en el fondo de toda su trayectoria. De ahí el estilismo años 50 de estas acuarelas, que relativizan con melancolía la urgencia presente, reduciendo irónicamente el drama casi a un juego infantil, al tiempo que llaman a movilizarse, como con esa zapatilla de deporte marcando el kilómetro cero.
Elastic Time, un rascacielos de aluminio que se (des)enrolla sobre sí mismo, abrocha esta propuesta, subrayando que todo fluye, todo es devenir. Saludo, por tanto, a la crisis mediante prototipos del patrimonio arqueológico moderno. Porque son las consecuencias de esa Modernidad donde todo lo sólido se desvanece en el aire lo que se pone en tela de juicio bajo el tono lúdico y juguetón.