Image: La reconversión del arte latinoamericano

Image: La reconversión del arte latinoamericano

Exposiciones

La reconversión del arte latinoamericano

Al calor del pensamiento. Obras de la Daros Latinoamderica Collection

12 febrero, 2010 01:00

Betsabé Romero: Carro Ayaté, 1997

Comisaria: Katrin Steffen. Fundación Banco Santander. Sala de Arte Ciudad Grupo Santander. Boadilla del Monte (Madrid). Hasta el 2 de mayo


A mitad del recorrido, unas puertas cerradas de Leandro Erlich nos incitan a cruzarlas, atraídos por el resplandor de luz bajo sus rendijas. Para descubrir que detrás no hay nada: vacío y penumbra, incertidumbre. Materializamos físicamente la experiencia mental y emocional que conocemos bien: todas esas expectativas en la vida que después quedan en nada. Pero no es ese el saldo de esta excelente exposición que intercala varias obras que reclaman la participación del visitante. Así, los folios en blanco colgados de Liliana Porter para ser arrancados, arrugados y tirados, que invierte en gesto positivo para el participante el acto creativo de desechar tantos intentos fallidos. Y los espejos de Óscar Muñoz, sobre los que es preciso proyectar el aliento para descubrir la imagen grabada de desaparecidos en Colombia.

La complicidad entre obra y espectador se explicita en la pantalla de Rafael Lozano-Hemmer, desde la que un gran ojo nos observa y sigue según nos desplazamos: y también podemos jugar, acercándonos a su pared hasta dejarle bizco. ¿Quién mira a quién? Tensión superficial añade una nota distintiva en torno al problema de "ser sujetos hoy, sin estar sujetos", como apunta Alberto Sánchez Balmisa en el catálogo, ya que el artista mexicano ha dedicado parte de su trabajo a criticar el control social mediante cámaras de seguridad.

Apertura intelectual
Una preocupación por la seguridad que es distintiva de la Ciudad Financiera del Grupo Santander, cuyas exigentes condiciones de acceso no debieran desanimar la visita a esta exposición (a la que también puede accederse virtualmente en su web), dada la amabilidad de la Fundación, una vez que se logra llegar allí. Pues Al calor del pensamiento es un intento de mostrar la disponibilidad de todos sus recursos al servicio de la apertura intelectual, a modo de envés humanista del coloso financiero. Como lo atestigua el exquisito e impresionante montaje del Ford Victoria tuneado por la mexicana Betsabé Romero con flores pintadas al óleo sobre la carrocería y relleno su interior con diez mil capullos de rosas rojas que, si originalmente estuvo destinado al inSITE 97 en la zona San Diego-Tijuana -evidenciando los dramas de la frontera- se traduce aquí a poética poscolonial ante el majestuoso tapiz de Bruselas, La exaltación de las Artes, tejido a finales del reinado de Felipe IV en el taller de Jan Leyners y perteneciente a la Colección histórica de la Fundación Santander.

Un esfuerzo sin sombra de mojigatería, como muestra la serie de doce retratos fotográficos, a cargo de Miguel Ángel Rojas, del soldado colombiano Juan Antonio Ramos con la pierna amputada por una mina antipersonal recreando el David del divino Miguel Ángel. Sobrecogedora por la naturalidad y belleza del joven amputado, impacta además por su ingenua actitud, todavía retenida en la imagen: cuando fue requerido por el artista a que adoptara la postura clásica del David, el soldado y antes campesino respondió "¿Cuál David?", poniendo la tilde sobre el abismo cultural. O también, los dibujos de Marta Minujín sobre la pieza de arte público que realizara en Buenos Aires en 1983, donde levantó un modelo a escala del Partenón compuesto por libros que habían sido censurados durante la dictadura y que pasaron así a su libre distribución, en lo que podríamos llamar irónicamente su deconstrucción. Y en el mismo grupo habría que incluir las series de los noventa de Los Carpinteros de los que destaca una de sus últimas obras como grupo, la Granada de mano gigante, de 2004.

Perplejidad ante los cambios
De manera que la exposición, en su conjunto, refiere a la reconversión que en el actual sistema se hace del Arte que, de hecho, es metamorfosis expresando nuestra perplejidad ante las transformaciones traumáticas en nuestro tiempo. Porque, por crudas que sean las realidades a las que se alude en esta exposición, todas fueron creadas para terminar siendo museizadas en espacios tan impresionantes como los de esta Fundación.

Impecablemente montada y confeccionada, a partir de una selección de 70 piezas de 22 artistas de la Daros Latinamerica Collection -con sede en Zurich y Brasil-, creada en la década de los 90 y que hoy cuenta con más de 1.300 piezas desde los años sesenta del siglo XX, además de las líneas ya señaladas: participación y compromiso social, la exposición desarrolla otros argumentos. Con las obras de José Damasceno, León Ferrari, Jorge Macchi y Julio Le Parc, comprobamos la importancia de haces, líneas, hilos, etc.. como eje iconográfico para desenredar visualmente la sociedad de la información y las redes globales (Vick Muniz) en el mundo contemporáneo.

Y, volviendo al principio, el último hilo de esta muestra tendría que ver con el propio acto creativo: excelentes los homenajes a Magritte de Liliana Porter y pregnantes los vídeos de José Ángel Restrepo con rostros que desaparecen: en el dibujo sobre piedra caliente mientras se intenta terminar una y otra vez. En cuanto a la pieza del chileno Gonzalo Díaz, que inspiró el título de este proyecto, ¿será verdad, como dijo Novalis que "buscamos por doquier lo incondicionado y encontramos sólo cosas"? o ¿alude más bien a la retórica necesaria para mantener hoy la prestigiosa mistificación del arte? ¿No estará más cerca nuestro sistema del arte de la sarcástica retransmisión radiofónica de Humberto Vélez? En todo caso, primera de la oleada de exposiciones que ofrecerán versiones del arte latinoamericano esta temporada.