El espectador como protagonista
Públicos y contrapúblicos
12 noviembre, 2010 01:00Danica Dakic: Isola Bella, 2007-2008
En un breve periodo de tiempo y con una coyuntura más que adversa, Juan Antonio Álvarez Reyes ha sabido imprimir un nuevo carácter al CAAC. Tras asumir la dirección del centro andaluz hace nueve meses, no ha parado de insuflar estímulos que reinventen el modelo y acerquen el museo al ciudadano. Con poco dinero -el presupuesto se ha reducido drásticamente en un 30%- y mucha dedicación, ha dinamizado una institución a la que se le ha criticado desde siempre su falta de implicación con el contexto.Desde que llegó, ha rediseñado espacios y abierto otros nuevos, ha modificado los horarios para hacerlos más cómodos, ha cambiado las rutas de acceso a las salas, se ha esforzado por hacer accesible todo tipo de información al visitante... pero, sobre todo, y lo que es más importante, ha seguido inaugurando exposiciones de gran nivel. Si en el primer ciclo que presentó antes del verano las mujeres eran las protagonistas, en esta tanda que reúne ahora el interés recae sobre el espectador, figura clave de la cultura visual contemporánea.
Públicos y contrapúblicos, la muestra principal de esta segunda fase, es un completo ejercicio de reflexión que, además de cuestionar la posición pasiva de los receptores y algunos de los modos de construcción del discurso estético actual, rompe las barreras tradiciones que han existido entre la obra de arte y sus destinatarios.
El comisario, que es el propio Álvarez Reyes, parte de dos ensayos previos -uno de Jacques Rancière y otro de Michael Warner- a partir de los cuales plantea una discusión en torno a la compleja situación de la audiencia actual cuando, colocada ante el espejo, el sujeto observador pasa a ser objeto observado y se convierte, no sólo en figurante, sino también en materia artística. Este reflejo retroalimentado provoca que el espectador se transforme en actor voluntario o involuntario, como ocurre en los trabajos de Ryan Gander, Ant Hampton, Tom Marioni o el dúo Abramovic / Ulay. Otras veces, la posición del público permite dar constancia de la obra al mismo tiempo que ésta se crea, tal como vemos en un conocido vídeo de Dan Graham sobre la implicación de los concurrentes en una de sus performances, en la reinterpretación que hace Judith Hopf inspirada en esta acción o en la serie fotográfica de Dora García que compone La Esfinge.
En este sentido, una de las instalaciones más atractivas es Emisión-Recepción, una doble proyección de diapositivas de los años setenta realizada por Antoni Muntadas -curiosamente, una pieza que hasta el mismo artista creía desaparecida- que retrata, a través de imágenes capturadas en bares del Madrid de la época, la dialéctica que se establece entre los contenidos que se televisan y la actitud de los telespectadores que los miran. De inmediato nos acordamos de las reacciones de los aldeanos captadas por Val del Omar y sus colaboradores en las Misiones pedagógicas durante la Segunda República, mientras contemplaban las reproducciones del Museo del Pueblo. En otra proyección excelente, concebida por Christoph Girardet & Matthias Müller, se revierten los roles convencionales del cine en un montaje donde los actores interpretan -literalmente- el papel del público y el espectador se sitúa, metafóricamente, dentro de la escena.
El trayecto de la exposición se inicia y concluye con un elemento simbólico que define y acota los tiempos del espacio escénico, un lugar de representación donde se cruzan ficción y realidad. Así, los trabajos de Perejaume, Ernst Schmidt y Heimo Zoberning muestran diferentes telones que se descubren para indicar el comienzo del espectáculo y las cortinas motorizadas de Ann Hamilton, colocadas al final, clausuran a modo de alegoría el recorrido.
Mención especial merecen las distintas aportaciones de Isidoro Valcárcel Medina. Sus diseños arquitectónicos para teatros imposibles donde sólo existe el patio de butacas, sus exquisitas acciones -notificadas en pequeñas postales- pensadas con la actitud inteligente y crítica del observador que cuestiona con actos sencillos las contradicciones del sistema comercial del arte, o la magnífica actuación muda Un autor en busca de seis personajes inspirada en el conocido libreto de Pirandello que presentó el día de la inauguración, demuestran la capacidad de este artista para subvertir los resortes institucionales y dejar en evidencia las categorías establecidas.