A la intemperie por J.J. Armas Marcelo

Libros en Guadalajara (México)

28 noviembre, 2018 10:38
Apertura del Salón Literario Carlos Fuentes, en el marco de actividades de la XXXII Feria Internacional del libro en Guadalajara, México. Participan: Orhan Pamuk y Jorge Volpi. Domingo 25 de Noviembre del 2018. ( © FIL/NABIL QUINTERO MILIÁN)

Apertura del Salón Literario Carlos Fuentes, en el marco de actividades de la XXXII Feria Internacional del libro en Guadalajara, México. Participan: Orhan Pamuk y Jorge Volpi. Domingo 25 de Noviembre del 2018. ( © FIL/NABIL QUINTERO MILIÁN)

Todos los años, por las mismas fechas, se repite el mismo ritual: los libros, de repente, y en plena crisis editorial, toman el espíritu de la gente y pasan a ser un dominio público en la conversación. Es la FIL de Guadalajara, México, un espectáculo y un episodio únicos en el mundo editorial y literario de habla y escritura españolas. Aquí nos vemos amigos, hablamos de libros, de política, de la inminencia del fin del mundo, de la esperanza de volver a escribir con la cabeza sobre los hombros. Llena de gente, y de gente joven, la FIL de Guadalajara. Libros y libros, entrecruzados con la Historia reciente, con el presente y el pasado: una fiesta cultural inigualable. Y aquí venimos a ver y a hablar con la conjunción de estrellas literarias que llegan a recibir premios, a dar abrazos a los amigos, a criticar a los políticos como en cualquier parte del mundo, a sobresalir con la mejor sonrisa, el mejor traje y el mejor verbo. Un espectáculo. Y están los editores: se quejan de la crisis perpetua del libro, ahogado caso en las mandíbulas de las nuevas tecnologías, matado por las ediciones piratas, pero enhiesto todavía el ademán resistente, casi sonriente. Ah, el libro: no quiero morir lejos de ti, sino contigo al lado, con alguien que vaya pasándome las páginas por los ojos casi cerrados. Ah, el libro corriendo de mano, entre abrazos y reconocimientos, intercambios de vida y amistad. Porque aquí, hasta los enemigos a muerte se saludan como si estuvieran en un salón alto de las Naciones Unidas: hasta con reverencias.

Este año Portugal es el país invitado. Y ahí hay una de las estrellas que brillan en el firmamento de la FIL: Lobo Antúnes. El caso es que es un caso Lobo, un novelista insaciable, dueño de muchas palabras, llena su memoria de historias críticas, desde la guerra de Angola hasta los recuerdos de sus muchas juventudes vividas con desasosiego y gran vitalidad. Lobo: una vez fui a Portugal a entrevistarlo para mi programa "Los Libros", aquel que salía en La 2 en tiempos en que parecía que no corríamos peligro, y no como ahora, que somos todos músicos del Titanic mientras el barco del mundo sigue hundiéndose. Me divertí mucho con Lobo, leyendo sus libros, conociéndolo, con aquella sordera que él, como Buñuel, alimentaba en una leyenda que sigue todavía en la onda. La otra noche, en el comedor del Hilton, donde moran todas las estrellas del mundo literario hispano, vi llegar a la gran señora de la poesía, Ida Vitale. Contenta, joven, vital, agradeciendo los premios y recibiendo los parabienes de todo el mundo. La resistencia de la poesía, la suavidad, al respeto por la palabra, el orden de todas ellas: Ida Vitale finalmente Cervantes. ¿No es acaso un privilegio verla caminar, como una reina, dueña del corazón de sí misma finalmente, en esos esplendorosos 95 años de vitalidad humana y de decencia estética? ¡Ah, los libros, Ida Vitale!.

Estuve en el almuerzo oficial que Raúl Padilla y la FIL le ofrecieron a su invitado de honor, Orham Pamuk. Un puñado de privilegiados pudimos estar cerca de ese héroe civil cuyos libros son siempre un tesoro. Conocí a la extraordinaria Patricia Bernal, actriz enorme (y, de paso, madre del actor Gael García Bernal), espléndida mujer de ojos que aquí, en Guadalajara se fueron convirtiendo, cómo no, en tapatíos. Se lo pregunté sin sigilo alguno: "Patricia, ¿quién, por Dios, te cuida los ojos?". Se sonrió, me dio la mano, volvió a sonreír, pero no me lo dijo... Le regalé un ejemplar del primer libro de mis memorias, Ni para el amor ni para el olvido, que aquí, en la FIL, presentaron Mónica Lavín, Gonzalo Celorio y Alberto Ruy Sánchez, tres grandes novelistas y amigos. Patricia prometió leerlo y así, en entre las páginas de mis memorias, hacernos amigos para siempre.

Un desayuno con Sealtiel Alatriste, renacido escritor hispanoamericano, nos dio pie a hablar de García Márquez, de Vargas Llosa, de Buñuel, de Paco Ignacio I, de aquellos tiempos que eran, sin duda, mejores porque no existía esta terrible incertidumbre que ahora nos guía hacia el desconcierto político y el desmadre social. En la frontera de Tijuana está el episodio, lejos aunque no tan lejos de la gloria que vivimos estos días en la FIL, rodeados de amigos y proyectos, de planes para el futuro que no sabemos qué es y nunca sabremos que será, ese futuro siempre incierto donde el libro, ah, el libro, sobrevivirá en manos de aquellos resistentes que nunca se dan por vencidos. Hasta que lleguemos a un día en el que todo el mundo lea gratis, aunque los libros sean caros, entiendan bien esta frase de Alatriste. Que la lectura sea gratis y libre, aunque los libros sean caros. Ya se sabe desde hace tiempo: el hombre es libre, la mujer es libre, ¡y viva la librería!

Image: Juan Echanove y Ricardo Gómez tiñen de Rojo el escenario

Juan Echanove y Ricardo Gómez tiñen de Rojo el escenario

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