'The Two Colonels' y 'Sam’s Story', de Novosibirsk a Vladivostok
'Metro Exodus' ya tiene disponibles las dos expansiones que redondean el proyecto más ambicioso del estudio ucraniano 4A Games
La pandemia de Covid 19 está siendo una de las pruebas más traumáticas para la población mundial. En Europa y en Estados Unidos poco a poco se está confinando a la población en sus casas para intentar cortar la transmisión de un coronavirus que parece tener una facilidad preocupante para saltarse cualquier protocolo. La situación varía de país a país, de ciudad a ciudad, pero es evidente que en las grandes urbes las circunstancias hacen todo mucho más difícil. No solo se han convertido en focos de contagio más letales por la alta concentración de gente, sino que las casas donde vive la gente tienen unas dimensiones más reducidas. Para intentar mantener la cordura en este encierro forzoso es importante poder evadirse con obras culturales, y a la selección de libros, películas y series puede ser muy interesante agregar unos cuantos videojuegos. Gracias a los canales de distribución digital ni siquiera es necesario ir a la tienda para comprar. Desde aquí me gustaría recomendar la lista que confeccioné hace unos pocos meses con los mejores títulos del año pasado, donde los primeros cinco, además, encarnan viajes tan apasionantes como extensos, perfectos para las largas horas de cuarentena. Precisamente el quinto juego, Metro Exodus, ya tiene disponibles las dos expansiones que redondean el proyecto más ambicioso del estudio ucraniano 4A Games.
The Two Colonels establece un vínculo entre Miller y Khlebnikov, el padre de Kirill, el niño que encuentra la tripulación del Aurora en los túneles de la ciudad muerta de Novosibirsk en el clímax de la aventura. Mediante flashbacks, Khlebnikov experimenta la caída de la ciudad, la revolución de las masas ante unas autoridades que tratan de contener la filtración sobre sus verdaderos planes para gestionar el fin de los suministros de radioprotectores. En muchos sentidos es una vuelta a los orígenes de la saga (Metro 2033 y Metro Last Light), antes de saltar a los grandes espacios abiertos de Metro Exodus. Los túneles de Novosibirsk están invadidos por una costra mutante que hay que combatir con un lanzallamas. El peso del cadáver de la ciudad aplasta a los habitantes del metro, que tratan de sobrevivir sepultados bajo una nube de radiación extrema. Las autoridades imponen la ley marcial y confiscan todo lo que consideran bienes de primera necesidad, pero pronto las masas inician una revolución desesperada. Como es habitual en la narrativa de Dmitry Glukhovsky, las élites militares y políticas no salen bien paradas, siempre impulsadas por su ambición y su propio interés, cuestionando ampliamente el principio de control de la información como mecanismo indispensable para manejar una situación crítica. Es un relato que expone la faceta más pesimista de Metro, el aspecto más eminentemente ruso, pero que permite, en los momentos finales, un rayo de esperanza en las figura de las nuevas generaciones, que, de alguna manera, han podido permanecer incorruptibles ante el influjo de los hombres del aparato.
Sam’s Story es la contraparte estilística, el verdadero final de este viaje en el Transiberiano que intenta evocar Metro Exodus, con la ciudad costera de Vladivostok arrasada por violentos tsunamis del mar de Japón. Sam, el marine estacionado en la embajada americana en Moscú cuando las bombas cayeron, intenta encontrar una forma de cruzar el Pacífico para volver a casa, y se encuentra con un compatriota, Tom, un traficante de armas que se ha hecho con el control de un submarino nuclear. Sin embargo, la enorme nave no tiene el combustible necesario para dejar el puerto, por lo que encarga a Sam la tarea de hacer las paces con el antiguo capitán, que deambula por la ciudad inundada evitando a criaturas y bandidos, el único que sabe dónde conseguirlo. Vladivostok es un mapa realmente grande, quizá más que las secciones del Volga o del Caspio del juego original, y los desarrolladores se han encargado de introducir todo tipo de novedades jugables para hacer la experiencia interesante, pero no siempre los añadidos resultan satisfactorios. Durante la primera mitad de la visita a la ciudad Sam es acosado por una especie murciélago gigante en una serie de encontronazos realmente obtusos, donde nada funciona como debería: ni las animaciones, ni el diseño del combate, ni el escenario… Es un concepto que no termina de cuajar y que quizá hubiera sido mejor retirarlo del producto final, pero que tampoco afecta en demasía al periplo de Sam. Las dos expansiones, en las que el equipo de desarrollo ha estado trabajando durante todo un año después del lanzamiento original, terminan de completar un juego que tiene sus aristas, pero que sin duda forma parte de los esenciales de esta generación que termina.