Tengo una cita por Manuel Hidalgo

Las pequeñas cosas de Francesco Piccolo

9 octubre, 2012 02:00

Capacidad de observación e ingenio. Tal vez sean las dos facultades o disposiciones necesarias para escribir un libro como Momentos de inadvertida felicidad (Anagrama). Se pueden añadir algunas más, pero están en relación estrecha con las citadas: conocimiento de uno mismo y de la gente, dotes para la especulación. Humor, desde luego. Cierto narcisismo o egotismo, también.

Francesco Piccolo construye Momentos de inadvertida felicidad como un breve texto-río, con sus pausas e hiatos, a veces dictados por un calculado sentido del ritmo, otras por el capricho de la tripa, donde congrega fragmentos, unos narrativos y otros más ensayísticos, sobre los instantes de felicidad tan banalmente plena como inevitablemente efímera que nos salen al paso en la vida cotidiana. Y no solo de felicidad. También hay alusión a lances fastidiosos, que, como los otros, son tanto fruto de una mentalidad compartida por muchos como de una subjetividad legítimamente maniática.

Veamos uno de esos momentos: "Cuando la mujer con la que duermo ha llegado a comprender que cada uno tiene que dormir en su lado. Que puede abrazarse antes, o cuando nos despertamos por la mañana, pero cuando se duerme es necesario que cada uno vaya a lo suyo. Dividiendo la cama con la misma meticulosidad con que se trazaba la línea de división del pupitre con el compañero de pupitre, en el colegio".

Irreprochable, identificativo. Aunque va en gustos, claro. Lo bueno, más allá de la experiencia o de la opinión compartidas o no respecto al asunto -crucial-, que no es poca cosa -¿usted prefiere dormir abrazado o cada uno en su lado?-, es esa alusión, tan vital como literaria, a la división del pupitre del colegio. Ahí está la observación y la memoria que delatan a un escritor.

Congregación de fragmentos de desigual extensión y naturaleza, lo peor que podría decirse de este libro -y no es poco- es que algunos argumentos remiten a la ingeniosidad de los "twiteros", al humor de la Red o a los embriones de los humoristas del Club de la Comedia, aunque Piccolo, muchas veces aforístico, les dote de una resolutiva nobleza literaria.

El conjunto, lejos de la pedantería y cerca de la verdad mínima de lo cotidiano, se lee con gusto por su manufactura y porque es difícil no reconocerse o no reconocer a los próximos.

Piccolo, novelista y también guionista de dos películas de Nanni Moretti (El caimán y Habemus papam), se estira en alguna ocasión hasta pergeñar un auténtico cuento. Hay uno muy bueno, el de esa botella de vino que llevamos por compromiso y educación a una fiesta de amigos, y que no se consume, y que pasa a otra fiesta, y a otra, y a otra, y sigue sin consumirse, hasta que llega a manos -ya testigo de tantas vidas y tantas charlas- de quien la puso en circulación. O no. Quizás también se la trajeron a él en una celebración en su casa, y lo olvidó. Con esta historia de la botella de vino, que pasa de mano en mano y de casa en casa, se podría hacer una película -sobre la ciudad, sobre la gente- estupenda.

Image: La editorial Kalandraka, Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial 2012

La editorial Kalandraka, Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial 2012

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