Ciencia

El primer australopiteco

Avances científicos del siglo XX: Juan Luis Arsuaga

18 julio, 1999 02:00

Juan Luis Arsuaga (Madrid,1955) se doctoró en la Universidad Complutense de Madrid y trabajó en el departamento de Antropología Biológica de la Universidad de Cambridge. Es co-director del Yacimiento de Atapuerca, y recibió junto con su equipo el Premio Príncipe de Asturias de Investigación. Autor de artículos en Nature y Science, es el editor de un monográfico en Journal of Human Evolution. Sus libros "La especie elegida" y "El Collar del Neandertal" son un éxito de ventas.

Para la paleoantropología este siglo ha sido pródigo en hallazgos. "Pero puestos a señalar el más significativo, un firme candidato es el descubrimiento del niño de Taung, el primer australopiteco", indica Juan Luis Arsuaga, profesor titular de paleontología de la Universidad Complutense de Madrid, y co-director del equipo investigador en Atapuerca.
"Este resto fósil encontrado en 1924 y procedente de la cantera de Taung, Suráfrica, fue el primer antepasado de la Humanidad con rasgos simiescos pronunciados. Un auténtico hombre-mono", añade. Para entender el calibre del hallazgo hay que explicar que hasta ese momento el registro fósil se limitaba a restos de Neandertal, Homo Erectus y Hombre de Java, "es decir, a especímenes bastante parecidos a los humanos actuales".
Su descubridor, el profesor de la Universidad de Johanesburgo, Raymond Dart, le nombró ‘Australopitecus africanus’. "Dart descubrió que se trataba de un fósil perteneciente a un niño de tres años y que además caminaba erguido. Por tanto, afirmó que se trataba del antepasado más antiguo de la especie humana", prosigue Arsuaga.
El anuncio, publicado en "Nature" en 1925, causó un escándalo. Durante casi tres décadas nadie lo tomó en serio. ¿Por qué? "Por dos razones. Primero, porque se pensaba que la cuna de la Humanidad debía encontrarse en Asia y no en áfrica. Segundo, porque resultaba inaceptable que los primeros homínidos tuvieran un aspecto tan primitivo, tan simiesco. De hecho, muchos pensaron que el Niño de Taung era en realidad un ancestro del chimpancé", responde Arsuaga.
Y sin embargo, Dart tenía razón. El ignoto profesor de una universidad periférica había sido protagonista del primer encuentro con nuestros antepasados más antiguos. La consecuencia fue un cambio completo del paradigma teórico de la paleoantropología.
Uno de los efectos del hito fue modificar las ideas acerca de los principios rectores de la evolución humana. "En aquellos años se pensaba que el rasgo más importante de la humanidad primitiva era la inteligencia. Por eso se suponía erróneamente que los primeros homínidos tendrían un cerebro mucho más grande que el de los simios. Esa premisa orientó a los paleoantropólogos a buscar cráneos voluminosos o restos fósiles de manos, el otro componente considerado crucial en la evolución".
La realidad era muy distinta. "Dart demostró que el primer signo de humanización era la marcha erguida, el bidepalismo, y que la capacidad craneana había sido un rasgo de una fase posterior", indica Arsuaga.
"Lo curioso del asunto es que Dart acertó por casualidad. Creyó ver en un rasgo del cráneo del Niño de Taung una marca inequívoca de bipedalismo, cuando posteriormente se demostró que esa marca también la poseen los chimpancés".
"Además, Dart pensaba que los australopitecos poseían otros caracteres humanos, tales como la posesión de instrumentos de hueso, la práctica de la caza y la vida en las sabanas", prosigue Arsuaga."Ahora sabemos que no era así: no utilizaban herramientas, vivían en el bosque y eran presas de los depredadores". Las investigaciones actuales han revelado que el yacimiento de Taung era un antiguo nido de águilas. El célebre niño habría sido raptado y devorado por las rapaces.

Mono asesino
Tales errores derivaban de una concepción determinada acerca de lo que era humano en nuestros ancestros. "Como no se encontraban esos componentes en la morfología de los restos fósiles, se pretendía encontrarlos en su conducta. De ahí la idea de asociar el origen de la humanidad a la tesis del ‘mono asesino’, según la cual un grupo de primates habría destacado de los demás por su manejo de herramientas, sus hábitos cazadores y su dieta carnívora. Esta visión ha sido recogida en la célebre primera parte de la película ‘2001: Una Odisea del Espacio’, si bien hoy sabemos que esa tesis no se sostiene", comenta Arsuaga
"También hoy conocemos homínidos anteriores a los australopitecos, que vivieron hace 3 millones de años. Pero esas equivocaciones de Dart no empañan el hecho de que acertó en lo más importante".
En los años 50 se produjo una exhaustiva revisión y estudio del Niño de Taung y de otros fósiles desenterrados en Sudáfrica. Y las conclusiones fueron categóricas: los australopitecos pertenecían al linaje de la Humanidad.
El reconocimiento tardío a Dart tuvo efectos prácticos en las pesquisas paleoantropológicas. "La investigación se orientó hacia áfrica, en busca de los primeros homínidos, hacia el Este africano en concreto, ya que se consideró con razón que los australopitecos surafricanos eran poblaciones marginales procedentes del norte", agrega Arsuaga. Una dirección que se mostró enormemente fecunda, a juzgar por las excavaciones en Etiopía, que han permitido remontar cada vez más arriba el árbol genealógico de nuestra especie.