Image: Hugh Jackman: No soy sólo ese héroe de acción

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Cine

Hugh Jackman: "No soy sólo ese héroe de acción"

El actor recibe el Premio Donostia en el Festival de San Sebastián, donde ha presentado Prisioneros, su mejor película

27 septiembre, 2013 02:00

Hugh Jackman.

Flamante ganador del Premio Donostia, Hugh Jackman (Sídney, Australia, 1968) ha sido hoy protagonista por partida doble. Primero, ha presentado Prisioneros, de Denis Villeneuve, su mejor película hasta la fecha en la que interpreta a un padre de familia de clase media en Pensilvania cuyo mundo se ve destruido cuando su hija desaparece. El actor protagoniza junto a Jake Gyllenhaal un tenso thriller que ya ha arrasado en Estados Unidos y en el que brilla como un actor dramático de primera magnitud. Y hoy mismo recoge un premio que han recibido leyendas como Anthony Hopkins, Meryl Streep u Oliver Stone por mencionar a algunos de los ganadores de los últimos años. Tan guapo, o más, que en las películas, Jackman es un experto en meterse a su interlocutor en el bolsillo con su indiscutible carisma. Muchos le recordarán también como Lobezno en la serie X-Men o como presentador de la gala de los Oscar.

-Tiene usted un aspecto excelente.
-Soy una persona madrugadora y he estado corriendo en bicicleta y nadando en el mar esta mañana. Me he encontrado a un grupo de chavales pero estaban tan agotados que no tenían energía para reconocerme. La mañana siempre es un buen momento para mí.

-Prisioneros parece un salto cualitativo en su filmografía. ¿Lo sintió así cuando le ofrecieron el proyecto?
-Supongo... En mi etapa australiana ya hice papeles similares, por ejemplo en Erskineville Kings (1996) había elementos similares. Hice una obra de teatro hace tres años con Daniel Craig en Broadway con un personaje similar. Pero entiendo lo que dices en cuanto a que el público quizá no está acostumbrado a verme en papeles así. Lo que me impresionó de Prisioneros fue el tono de la película: es la más real, profunda y tensa de las que he hecho. Y eso me interesó muchísimo. Trabajar con Denis y este casting era también fantástico. Ahora creo que tengo más opciones de las que antes tenía y trato de aprovechar la situación. Siempre intento hacer cosas distintas. No me importa hacer comedias románticas si puedo hacer otras cosas. Ser actor es eso, ponerte a prueba cada vez aunque hay muchas cosas fuera de tu control, porque después funcionan o no.

-Su personaje en Prisioneros toma decisiones moralmente dudosas cuando su hija desaparece. ¿Qué opina de que trate de tomarse la venganza por su propia mano?
-No creo que se comporte al estilo macho. Veo a una persona con mucho miedo, desesperado por el control, con muchos demonios, uno de los mensajes de la historia es que es muy fácil juzgar. Hay muchos casos de personas que se han vuelto locas cuando han sufrido el asesinato de sus hijos. Esto es algo que va más allá de la razón, tiene que ver con nuestros instintos primarios. Mi mujer es más dura que yo en este tema, no tiene nada que ver con la masculinidad. Mi personaje está rehabilitándose del alcohol, ha luchado mucho por tener la vida que quiere y cuando lo consigue le sucede algo así. Es devastador. No es una película de Charles Bronson, no es un thriller al uso. Cuando Viola Davis dice que sabe lo que estoy haciendo y no va a pararlo, siento que esto es una metáfora de Estados Unidos, saben lo que pasa pero no quieren verlo.

-¿Qué opina de la metáfora sugerida por el título, Prisioneros?
-Todos somos prisioneros de algo, de nuestros recuerdos o nuestros demonios. Yo también soy prisionero de mi trabajo, de las decisiones que he tomado. Prisioneros es la clave del filme.

-¿Qué opina del papel de Estados Unidos en el mundo?
-Es muy difícil saberlo. Ahora tenemos la situación en Siria. Creo que estos líderes sufren al tener que tomar decisiones muy complicadas. ¿Qué haces? Cualquier decisión es mala y me pregunto cómo duermen por las noches. Por una parte, la violencia conlleva violencia, por la otra Asad es un monstruo. En nuestra vida real podemos tener situaciones parecidas.

-Mucha gente se siente decepcionada con Obama, ¿y usted?
-Soy australiano. Lo único que he sentido en Estados Unidos es apoyo.

-¿Cree que puede escoger papeles gracias a su éxito en películas más comerciales?
-No lo sé, no soy consciente de eso. Lobezno me ha abierto muchas puertas a proyectos fantásticos pero soy consciente de que algunos directores pueden tener miedo de que alguna gente no vaya a ver una película conmigo porque esperan a un héroe de acción. Lo que busco es algo difícil que en parte también me dé un poco de miedo.

-¿Es cierto que no va a volver a hacer de Lobezno?
-Tengo mucho cuidado con lo que digo y estoy seguro de que no he dicho nada porque si lo hago el estudio se puede poner como una fiera. Son películas que disfruto muchísimo. Es fantástico poder escoger cuándo te vas y no que lo haga el público, pero lo disfruto muchísimo así que es posible que siga hasta que me echen. Soy consciente de que soy muy conocido por este personaje y lo trato con mucho cariño.

-¿Cómo lleva una familia siendo una estrella de Hollywood?
-Crecí en un ambiente muy distinto al que me crié. Tengo cinco hermanos y un padre que siempre estuvo muy pendiente de mí. Por naturaleza soy más independiente que él y no tan sobreprotector. Como padre debes aprender a estar preocupado y que esa angustia no se traslade a tus hijos. A los 18 años me fui de casa y recorrí el mundo, dormía en estaciones de tren y me gustaría que mis hijos pudieran tener esa libertad. Lo más hermoso de ser padre es cómo con lo egoístas que somos puedes trascender eso. Prisioneros de hecho trata de eso.

-¿Qué recuerda de esos tiempos bohemios de juventud?
-Pasé hambre, me robaron varias veces, pero aun así me encantaba. Pero nunca me pasó nada realmente malo. Te rompen el corazón pero sigues allí. Como humano, siempre olvidas lo malo. Me pasó de todo, claro. Recuerdo ese amigo al que le robaron la mochila y se volvió muy loco. Le dio por creerse un justiciero y se puso a dormir con un mechero de oro que le había regalado su padre colgado del cuello para que vinieran los ladrones y poderles dar una tunda. Nos lo pasamos muy bien.

-¿Cómo se siente con el premio Donostia?
-Es un gran honor y me aseguraré de que mis hijos lo vean cada mañana en el desayuno para que estén orgullosos de su padre.

-¿Y cómo lleva haber sido escogido el hombre más sexy del mundo?
-Fue una pena que llegara cuando estaba felizmente casado
porque antes me habría venido muy bien. Ahora que ya tengo pareja, lo que pienso es que llegó tarde.