Image: Guy Ritchie resucita la 'dolce vita'

Image: Guy Ritchie resucita la 'dolce vita'

Cine

Guy Ritchie resucita la 'dolce vita'

Visitamos en Roma el rodaje de Operación U.N.C.L.E., homenaje del director a la Italia de Fellini y al cine de la Guerra Fría

14 agosto, 2015 02:00

Guy Ritchie (tercero por la izda.), en el rodaje de Operación U.N.C.L.E.

Plaza de España, madrugada en Roma, octubre de 2013. El centro de la ciudad está cortado por el rodaje de Operación U.N.C.L.E., la nueva película de Guy Ritchie. Por el famoso rincón italiano deambulan extras disfrazados con trajes de los años 60. En el centro, al lado de la fuente, Armie Hammer, que interpreta a un agente ruso, y Alicia Vikander, una misteriosa agente alemana (hija de un científico nuclear) departen tranquilamente. Para su misión simulan ser una pareja de recién casados que pasan su luna de miel en la ciudad eterna. Como quien no quiere la cosa, pasa en moto (en una Vespa, claro) el tercer miembro de Operación U.N.C.L.E, Henry Cavill (más conocido por ser el nuevo Superman), quien, visiblemente celoso, quiere controlar lo que sucede con la pareja. Como es habitual, tiene un cruce dialéctico con el agente ruso. La necesidad ha unido en la misma misión a un ruso con un americano y el rifirrafe es constante. Entre chanza y chanza, no queda claro si tendrán tiempo de salvar al mundo, pero lo tendrán.

Un rodaje es la cosa más aburrida del mundo, como es sabido. Una y otra vez, Cavill se acerca a la pareja en moto y una y otra vez tienen la misma discusión. A su alrededor, decenas de curiosos romanos observan la escena además de un pequeño grupo de periodistas. Y detrás de las cámaras, Guy Ritchie, el célebre director de Snatch, cerdos y diamantes o la renovación de la franquicia de Sherlock Holmes además de ser exmarido de Madonna. La película reproduce esa Roma mítica de los años 60, la Roma de los "paparazzi", el lujo y la sofisticación que hizo famosa Fellini en el contexto de la Guerra Fría. Una película de espías a la antigua usanza con ecos de aquella Charada de Stanley Donen o del cine del primer James Bond como referente ineludible.

"Cuando era pequeño me gustaba mucho la serie en la que está basada", nos cuenta Ritchie en un descanso del rodaje, "cuando me propusieron hacer una película sobre El agente de CIPOL pensé que era una buena idea porque recordaba lo divertida que era. La serie hoy ya no es demasiado conocida pero se me quedó grabado perfectamente su sentido del humor y me apetecía mucho recuperarlo". El sentido del humor y el ingenio. Cavill como Napoleon Solo y Hammer como Ilia Kuryakin se pasan el filme lanzándose pullas y mientras el primero es irónico y sarcástico y se toma su trabajo con una cierta distancia, el segundo es concienzudo y entregado y está para poca broma. La química entre ambos, el moreno y el rubio, funciona: "Creo que los dos ocultan detrás de un personaje su verdadero ser. Armie parece duro pero tiene un corazón de oro y Henry puede parecer cínico pero es su forma de relacionarse con el mundo. En el guión tratamos de que los diálogos sonaran vivos e inteligentes. Nos lo pasamos muy bien".



Ambientada en plenos años 60, una época irrepetible de optimismo y revolución social en Occidente, Ritchie se divierte mucho subvirtiendo y homenajeando los clichés de esa época: "Es un tiempo fantástico. Fue cuando nació la música y la moda. Se trataba de quitar todo lo accesorio de esa época y quedarnos con su esencia para no perder nada de su personalidad". Respecto a la música, el filme recupera esa gran época de la música italiana de los 60 con canciones como Che Vuole Questa Musica Stasera o Il mio regno junto a canciones de Roberta Flac o Nina Simone. "La música es fundamental en mis películas. Realmente no puedo decir qué es primero, si la música o las imágenes, porque muchas veces es la música la que me lleva a las imágenes". Sin duda, es un placer para los sentidos ver en pantalla ese mundo sesentero de vespas, ilustraciones a lo Pantera Rosa y mucha gafa de sol enorme.

Henry Cavill, muy gracioso como espía americano diletante e irónico, nos cuenta: "Quería trabajar con Guy Ritchie y el guión es fantástico. La paradoja de estos personajes es que los dos son muy buenos haciendo lo que hacen. El espectáculo surge en ese choque entre ambos. Es una película de acción pero el aspecto físico no era esta vez lo más importante. Se trataba de crear verdaderos personajes. Es una gran producción pero Guy hace que lo esencial siga siendo contar una historia. La diferencia no está en el presupuesto sino con quién trabajas". Arnie Hammer, del KGB, dice: "Forman un equipo extraño, no tienen más remedio que trabajar juntos pero son totalmente distintos. Es una época muy contradictoria, por una parte fue un tiempo muy jovial e ilusionante con esa música y ese encanto de la estética pero al mismo tiempo había esa tensión de la Guerra Fría en la que todo puede explotar en algún momento. Mi personaje es muy ruso, para mí se trata de encontrar la verdad en él. Pones todo lo que puedes para que se sienta auténtico. Y es muy divertido utilizar el acento ruso".

Nos cuenta la sueca Alicia Vikander, una de las actrices más en alza en Hollywood actualmente y nuevo rostro de Louis Vuitton: "Ella es la hija de un científico y tiene un motivo personal para estar involucrada en la investigación. Tiene mucho carácter y es muy fuerte". Respecto a la época, dice: "Todo parece más fresco que ahora. La película tiene un humor muy elegante, es todo muy sofisticado. Era un tiempo con una moda fantástica que nos sorprende, mi madre me enseñó sus botas o sus pantalones de la época y son fantásticos". Operación U.N.C.L.E. supone el espaldarazo definitivo a la carrera de una actriz que va a marcar el futuro próximo con estrenos previstos tan importantes como The Danish Girl, de Tom Hooper (El discurso del rey), una biografía sobre la artista transexual Lili Elbe, o Burnt, con Bradley Cooper.