La cuestión (europea) identitaria
Personal Shopper de Olivier Assayas
Además de la última película de Albert Serra, con quien hemos hablado de La muerte de Luis XVI, el Festival de Cine Europeo de Sevilla presenta dieciséis títulos en su Sección Oficial que muestra los nuevos trabajos de Oliver Assayas y Xavier Dolan, entre otros.
Son todas ellas películas cuyo gran valor radica en su naturaleza flotante, entre alterar a los grandes públicos, pues la mayoría no renuncia a ellos, y en experimentar con sus propios límites. De ahí posiblemente proceden sus resultados irregulares, imperfectos, controvertidos, pero por ello mismo apasionantes. No quieren convencernos de nada, solo manifestar su búsqueda en un mundo extraviado. Las poderosas personalidades de Eugene Green (Le Fils de Joseph), Bruno Dumont (Ma Loute), Alain Guiraudie (Staying Vertical), Philippe Grandrieux (Malgré la nuit) y Stéphane Brizé (Une Vie) arman una competición manifiestamente francófona, como si la ausencia de Bertrand Bonello y su explosiva Nocturama -estrenada en San Sebastián- pudiera llenarlo una constelación de cineastas que atesoran el discurso intelectual y político más inquieto del cine europeo. Hoy, más que nunca, Europa entera se disputa en Francia. Dentro y fuera del cine.
Heartstone de Gudmundur Arnar Gudmundsson
Hay más, por supuesto, como el regreso de los autores de La Pivellina, Tizza Covi y Rainer Frimmel, que en Mister Universo encierran el continente en un circo ambulante; o la búlgara Ralitza Petrova con Godless, debut agasajado en Locarno que penetra en las miserias y los traumas de la tercera edad. La decadencia como signo y bandera también del austríaco Ulrich Seidl, verdadero etnógrafo de lo grotesco, cuyo Safari es tanto un documental sobre el neocolonialismo europeo como una película de terror. El cine islandés se sigue significando con Heartstone, de Gudmundur Arnar Gudmundsson, también a vueltas con la identidad pero desde la adolescencia y sus estupores, como United States of Love, cinta polaca de Tomasz Asilewski que se asoma al aperturismo capitalista de 1990 desde la perspectiva y los anhelos de tres mujeres sacudiéndose los fantasmas del comunismo.Con las ya imprescindibles secciones Nuevas Olas y Resistencias, el SEFF distinguirá las miradas más impetuosas del cine europeo, sobre todo el español, para permitir, por ejemplo, que los discursos heterodoxos de Pablo Llorca (Días Color Naranja) y Adolfo Arrieta (Belle Dormant) dialoguen con María Cañas (Campo de sueños), Natala Marín (New Madrid) o Velasco Broca (Nuestra amiga la luna). Una abrumadora programación la de Sevilla, dispuesta a abrirnos los ojos y acaso desencriptar nuestras identidades.
@carlosreviriego