Emilio Sagi: Modernizar la zarzuela no significa poner a los intérpretes en vaqueros
El director de escena presenta en el Teatro Español Katiuska, la primera zarzuela de Pablo Sorozábal
6 mayo, 2009 02:00Emilio Sagi. Foto: EFE
MARTA CABALLEROAtareado, hoy con una Katiuska de cine, mañana con el nuevo reto que es para él dirigir un musical -Sonrisas y lágrimas, nada menos-, y desde luego con su quehacer cotidiano en el resurgido Teatro Arriaga, al director de escena Emilio Sagi no le sobra un minuto. "Puedo con todo porque tengo un gran equipo a mi alrededor", explica cuando está a punto de estrenar la primera ópera de Sorozábal en el Teatro Español de Madrid. Urdida con su memoria cinematográfica y con las anécdotas de su abuelo, Sagi quiere reivindicarla como una de las piezas más hermosas del género.
PREGUNTA.- Katiuska es una pieza que ha sido muy criticada dentro del género, ¿Por qué la eligió?
RESPUESTA.- A mí personalmente cuando una obra es muy criticada me atrae mucho más, porque me produce una especie de morbo saber por qué sucede cuando en realidad es buena, como es el caso de Katiuska, que tiene una música magnífica, algo en lo que Sorozábal era excelente. Aunque tiene elementos populares, hay en ella grandes hallazgos, como el dúo del barítono y la soprano. Es una música de esas que llegan al corazón y que cada vez me gustan más.
P.- ¿Qué tiene que no tengan otras zarzuelas?
R.- Que es una obra cargada de nostalgia, algo interesante para el momento actual.
P.- Ha definido su producción como "muy cinematográfica", y no es la primera vez que el género chico tira de este soporte y de su lenguaje. ¿Cree que la zarzuela necesita que el cine le eche una mano para gustar más?
R.- No, la zarzuela lo que necesita es que la gente que la hace crea en ella, que sepan que puede ser actual y consumida por gente joven, hacerla con amor. Lo de modernizarla con el cine o lo que sea o hacerla clásica es lo de menos. Yo de cine no sé nada, soy un cinéfilo pero desconozco la técnica. Pero es cierto que todos tenemos escenas inolvidables en la cabeza, como por ejemplo el juramento de Lo que el viento se llevó. Para mí el cine fue algo muy especial, sobre todo en la dictadura, y me gusta que la gente vea imágenes que reconozca como partes de su entorno imaginativo. Cada género tiene su método, pero es bueno recibir influencias.
P.- Para el montaje también se ha inspirado en lo que su abuelo -Emilio Sagi Barba- contaba del estreno de esta zarzuela en 1931, en el Teatro Victoria de Barcelona ¿Cómo fue ese relato?
R.- A mí me lo contó mi padre. Decía que mi abuelo recordaba siempre la escena final, cuando los baristas cantaban "Rusia patria de todos mis amores" y los proletarios "Rusia patria de los trabajadores", y se formaba lío en el patio de butacas. Se me quedó en el subsconsciente la anécdota. En el momento en que pensé hacer esta coproducción, me acordé del teatro vivo, de la reacción del público. Sería bonito hacer una crónica sentimental de esos años, en los que la gente se impresionaba y participaba.
P.- Tradicionalmente Madrid ha sido el escenario para la zarzuela, pero ciudades como Barcelona y Bilbao suman posiciones, ¿Qué opina?
R.- Es importantísimo que capitales como Bilbao, Oviedo y Valencia, que hacen cosas buenas sin demasiado dinero, se sumen a hacer más producciones de calidad. Siento que hay buena competencia aunque el eje siga siendo el Teatro de la Zarzuela. Es un género único con un valor grandísimo. Y que la gente está ávida de consumirlo es una alegría.
P.- Los que siguen haciendo zarzuela se jactan de que a los jóvenes también les gusta. ¿Ve muchos en sus espectáculos?
R.- Sí. Los montajes nuevos, al final, también están atrayendo a gente joven. Pero para hacerlo no hace falta que salga un personaje con vaqueros y gafas de sol, sino que tenga la tendencia de hoy.
P.- De Katiuska pasará a Sonrisas y lágrimas, buen cambio. Entre el Arriaga y demás proyectos, ¿cómo le da el tiempo?
R.- Teniendo gente muy buena a mi alrededor, una suerte. En cuanto al musical, que es el primero que hago, lo elegí porque la trayectoria de uno implica coger trenes que en principio no quieres coger. Me ofrecieron esto, que es una obra muy buena y me interesó hacerla. Me gusta variar, en fin.