Image: Rocío Molina, Oro viejo en Nueva York

Image: Rocío Molina, "Oro viejo" en Nueva York

Danza

Rocío Molina, "Oro viejo" en Nueva York

Flamenco Festival cumple 10 años en USA

5 febrero, 2010 01:00

Una de las citas más importantes de la cultura española en el exterior es Flamenco Festival, que recorrerá, a partir del 11 de febrero, varias ciudades de Estados Unidos y termina en Londres. De un cartel con grandes figuras del baile, destaca la joven Rocío Molina.

"Actuar en el Opera House de Boston o en el City Center de Nueva York supone una responsabilidad, pero no admito que me condicione, que me reste libertad para manifestarme como soy. Lo mismo bailo en una gran escenario que en una sala pequeña porque el compromiso es conmigo misma!", afirma Rocío Molina (Málaga, 1984) en un camerino del Teatro de Nimes, Francia, antes de comenzar la representación de Oro Viejo, su última creación.

Después de pasar por el conservatorio de su ciudad natal y graduarse con matrícula de honor en el de Madrid; de recorrer el mundo con diferentes compañías y firmar los espectáculos Entre paredes, El eterno retorno, sobre textos de Nietzsche, y Almario, la joven bailaora es figura sobresaliente de la nueva edición de Flamenco Festival -un ciclo que recorre destacadas metrópolis de Estados Unidos-, participando en Todo cambia, una gala que comparte Molina con Pastora Galván, Belén López y Manuel Liñán. Y, además, Oro Viejo, la obra en estado de perpetua ebullición, de secuencias dinámicas y fulgurantes, donde se establece un diálogo con otra dimensión del tiempo, cuya fugacidad, a veces en clave de humor o bien utilizando el sinuoso tono melancólico de lo irrecuperable, se va exponiendo en un viaje sin fin alrededor de los distintos estilos flamencos y algunas músicas de raigambre popular.

"Hace varios años que viajo con Flamenco Festival y ya me siento como en casa. Con el público norteamericano, que es muy entregado y agradecido, hay establecida una especie de reciprocidad: nos conocemos y esa connivencia facilita mi trabajo", dice Rocío Molina. Pero Oro Viejo es ella misma cuando, en el laboratorio del alquimista, adquiere diversas formas, resplandecientes o herméticas, abiertas a la comicidad o envueltas en el dramatismo de una lenta seguiriya con bata de cola negra, que baila descalza. O interpretando con galanura la guajira del abanico y alcanza la condición de muñeca de porcelana, divertida y frágil. Luces y sombras, infinitos matices de color.

Delicadeza y exactitud
.Su delicadeza, su mirada infantil y su sonrisa contrastan con una puesta en escena diseñada con exactitud matemática, sin resquicios por donde pueda colarse la más mínima concesión. Todo está diseñado con el láser de un trabajo intransigente de perfecta maquinaria. "La gente puede pensar que soy muy rígida y excesivamente disciplinada, pero hay espectáculos, como Oro Viejo, que requieren un tratamiento de absoluta precisión, ya que están concebidos en función de una música y unas estructuras rítmicas que comparto con otros bailaores-bailarines, todos bajo una coreografía de la que no te puedes salir. Pero también he creado otras propuestas con un formato abierto a la sorpresa y a la improvisación", matiza.

Ella es artífice de una danza profundamente flamenca que no descarta los reflejos intermitentes de la danza contemporánea, y que incorpora a su repertorio con una sutil inteligencia, es decir, arriesgando pero sin descomponer el gesto, "aunque con mucho amor hacia el flamenco, que no tiene que morir, porque es un arte que defiendo como trabajadora, como amante y como artista".

Un ciclo consolidado

Flamenco Festival, dirigido por Miguel Marín, cumple su décima edición con un recorrido que comienza el 11 de febrero en Nueva York y termina el 27 de febrero en Londres, con paradas en Miami, Washington, Boston y Vancouver. El baile de Rocío Molina, María Pagés, Israel Galván, Belén López, Pastora Galván y Manuel Liñán; el cante de Marina Heredia, acompañada de la Orquesta Chekara, y la guitarra de José Antonio Rodríguez completan la programación de un ciclo ya consolidado, de enorme prestigio en el panorama artístico internacional y con una gran acogida de público.