Image: Entrevista con Juan Cambreleng

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Música

Entrevista con Juan Cambreleng

"Traer a Baremboim fue un éxito completo"

4 octubre, 2000 02:00

Juan Cambreleng ha apostado en firme por Barenboim. Su visita de este año con la ópera de Berlín al Teatro Real ha provocado un romance artístico que dará sus frutos, si la química no lo impide, en 2002, año en el que ocuparía el cargo de director musical. Con estas premisas, hoy comienza la cuarta temporada con un arriesgado montaje del barroco español. Cambreleng desvela para EL CULTURAL la situación en la que se encuentran las negociaciones con el director argentino y comenta la temporada.

El Real se mueve. Si nada cambia, Barenboim estará al frente de la dirección musical a partir del 2002. Su gerente, Juan Cambreleng, ha apostado fuerte con un fichaje caro pero seguro. Hasta entonces, García Navarro continuará en el coso madrileño. Todo está listo para el desembarco del director argentino.

-¿Puede concretarme en qué estado se encuentran las negociaciones con Daniel Barenboim?
-Bueno, todo surgió a raíz de su visita a Madrid, y coincidiendo con el hecho de que podría dejar la ópera de Berlín precisamente en julio de 2000, al no haberse cumplido sus exigencias, sobre todo respecto a la orquesta. Estamos en conversaciones, porque tiene numerosos compromisos, pero se dedicaría principalmente a fomentar los cuerpos estables, como un director general musical, que trabajaría unos determinados períodos en el teatro. él, a petición propia, no asumiría la dirección artística, para lo que se necesita a una persona que esté permanentemente aquí.

-Bien, pero... ¿qué le ha contestado Barenboim?
-Lo único que puedo adelantarle es que aún no me ha dicho que no. He hablado con él y ha habido muy buena química.

-¿Cómo lo ha recibido García Navarro? ¿No me negará que la situación es bastante violenta?
-Era una decisión que ya había sido tomada por mí y asumida por él que no renovaría su contrato en julio de 2002. Es algo normal, en todos los teatros los equipos cambian.

Operaciones asumidas

-Hablando de Barenboim, este año lo tendremos también con la Opera de Berlín en el Festival de Verano. Contar con compañías invitadas de este nivel, ¿no puede ser un arma de doble filo?
-Bueno, y no olvidemos que viene también, dentro de la temporada, el Kirov con Guerra y paz. Por supuesto, traer a otra compañía implica dos aspectos. Por un lado, dar algo muy bueno, o que se espera que lo sea así, de otro teatro; y, por otra, poner en evidencia, a lo mejor, lo que nuestro teatro no puede hacer o no hace hasta el momento. Yo creo que la experiencia de la ópera de Berlín confirmó lo que todos sabíamos. Son casas con una gran experiencia en montajes, con unos elencos artísticos de nivel pero, sobre todo, homogéneos, y con unos magníficos cuerpos estables. Esto yo no lo planteo para que nadie se desaliente sino, al contrario, como acicate, porque nosotros aspiramos a ese tipo de organizaciones. La operación Barenboim fue una operación perfectamente asumida, y hasta un aldabonazo, y quien entienda que el dinero que se gastó estuvo mal empleado, primero, ignora la repercusión en el público, que fue aplastante, y después, que fue un toque de atención a unos sectores de responsabilidad cultural y política, como diciendo lo que se podría hacer en Madrid con tiempo y más recursos económicos.

Una nueva temporada

-Al margen de estas polémicas decisiones, ¿cómo se presenta esta nueva temporada?
-Creo que de modo interesante. Este año mejoramos sensiblemente la calidad artística de los montajes. Incidimos, como venimos haciendo, en lo español, en este caso en nuestro poco conocido barroco, que es una cantera que queremos ayudar a que sea descubierto y convenientemente explotado. Abrir con Celos, aun del aire matan, creo que es una apuesta realmente fuerte por parte del teatro, porque no es un género fácil, pero el público debe pensar cómo era nuestra ópera hace más de tres siglos. Y seguimos con la decisión de dar oportunidad a nuestros compositores actuales. Este año le corresponde a Luis de Pablo, que acaba de celebrar su 70 aniversario, y que nos ha entregado una ópera muy bella, La señorita Cristina. Al lado de esto, los títulos de más repertorio, que son los que siempre atraen. Tenemos una responsabilidad cultural, y por tanto debemos hacer un ofrecimiento más variado y con mayor responsabilidad de lo que es fácilmente accesible.

-El año pasado se creó el Coro de la Sinfónica, que es el titular del teatro. ¿Se han consolidado los cuerpos estables del teatro?
-Bueno, el teatro, efectivamente, goza ya de una estabilidad en lo que son los cuerpos artísticos (orquesta y coro). La decisión de la Sinfónica de organizar un coro dentro de su seno ha sido fructífera, y el año pasado ya permitió ver las posibilidades futuras. Mi preocupación fundamental es incrementar los niveles de calidad de la orquesta, en el sentido de que cualquier director de categoría que pueda venir al teatro no ponga como excusa que no es buena. En lo que se refiere a los cuerpos técnicos del teatro -y lo vengo diciendo desde el principio-, tenemos un magnífico equipo. Es cierto que ha habido renovación en la cabeza del mismo, pero el actual director técnico es inmejorable. Esto es importante porque el Real, teniendo tantas posibilidades escénicas, es un teatro muy particular, que exige personas que conozcan muy bien su sistema y sus peculiaridades.

Un teatro sin hombros

-¿En qué radica esa particularidad?
-El Real es un teatro impresionante en cuanto a superficie, pero sin grandes hombros. Esta limitación se ha solucionado con un dispositivo escénico en vertical, a base de unas plataformas que mueven los decorados en diversos pisos, pero esto es al mismo tiempo un condicionante que hace que nuestras producciones no sean fácilmente adaptables a otros teatros, y a la inversa.

-Lo que parece es que el Real va a estar más presente en la gestación de estas producciones.
-Cada vez más. Una nueva produccion es siempre un esfuerzo extraordinario para el teatro. Celos, aun del aire matan se está gestando desde mayo del 97. En este periodo hemos colaborado no sólo desde el punto de vista musicológico con el ICCMU y la Fundación Autor sino con especialistas en la dramaturgia y en el verso, habiendo podido gozar de la presencia de dos maestros en este género como Pizzi y Malgoire. Teatros similares al nuestro hacen dos o tres nuevas producciones propias al año, y nosotros, desde la primera temporada, estamos haciendo bastantes más. Quizás sea conveniente estabilizarse en tres o cuatro como máximo en cada temporada.

-¿Por qué una producción como Aida, que ha sido una de las mejor acogidas, no se ha repuesto?
-Nuestro deseo es, como ya hicimos con Bohème, reponer montajes como Aida, Carmen o Divinas Palabras. El teatro necesita ir haciendo su repertorio y, al mismo tiempo, recuperar tanto tiempo perdido, en el que muchas óperas no se pudieron dar en el hermano Teatro de la Zarzuela. Yo lo único que pido es paciencia y un poco de comprensión.

Sin funciones populares

-También se comenta por qué no hay funciones populares.
-Primeramente es un tema de presupuesto. La función cuesta lo mismo, aunque el precio de la entrada varíe. Yo, personalmente, pienso que es muy difícil discernir los criterios de quién puede adquirir la entrada a nivel popular o no. Nosotros queremos fomentar el público con gente joven. Esto lo hacemos sacando a la venta miles de entradas para menores de 25 años en ciertas zonas del teatro. Y en los ensayos generales invitamos a sectores universitarios, docentes, estudiantes de canto, de ballet, etc. La fórmula de la llamada función popular habrá que estudiarla, en el sentido de tener un mayor presupuesto, porque lo que se pierde por taquilla debe ser compensado con una mayor capacidad de presupuesto, y en ese sentido las subvenciones se han mantenido estables durante estos cuatro años.

-Pero quizás se pueda hacer un primer reparto con grandes divos y otro con cantantes más jóvenes.
-El cachet de los cantantes no tiene tanta incidencia en el presupuesto. De hecho, hacemos funciones con segundos repartos, por así llamarlos, que no tienen por qué ser de menor categoría y en los que damos la oportunidad a cantantes con menor experiencia.

-A propósito, ¿cuál es el presupuesto para esta temporada?
-Son 6.500 millones de pesetas. Ha habido un incremento de unos 600 millones, que vienen fundamentalmente de previsiones de taquilla y de patrocinios, porque durante cuatro años, como ya he dicho, permanecen invariables las aportaciones del Ministerio de Educación, Cultura y Deportes y la Comunidad de Madrid. a pesar de lo cual, se han invertido los porcentajes de aportaciones privadas y públicas ya que este año esperamos hacer casi un 52% de ingresos propios del teatro (es decir, taquilla más patrocinios más otros pequeños ingresos), frente a un 48% de aportaciones públicas, cosa que antes era a la inversa. Eso creo que demuestra que la marcha y la economía del teatro es buena, en función de un interés artístico revalidado en todo momento por el público.