Música

Generación

29 abril, 2004 02:00

La Fundación Albéniz acaba de presentar su nuevo ciclo, ya el décimo, de "La Generación Ascendente". Es ésta una forma muy positiva de presentar a jóvenes estudiantes que se encuentran en las fases iniciales de sus carreras artísticas, pero ya preparados para enfrentarse a una actuación pública.

Se dedica a la memoria de Vicente Cacho Viu y cuenta con cinco conciertos. Futuros artistas como Boris Giltburg, segundo premio del último Concurso Internacional de Piano de Santander, la violonchelista Blanca Coines o el violinista Pablo Martín Acevedo podrán mostrar los primeros frutos de su arte gracias a una idea fundamental de la Escuela: la idea de que los escenarios son una prolongación de las aulas, tratando de romper una importante barrera psicológica.

Es una pena que estos estudiantes apenas tengan ocasión de profundizar en los repertorios español y contemporáneo, campos en los que la crítica echa de menos una mayor dedicación por parte de la Escuela. Hay dificultades para ello. En el acto de presentación fue ampliamente comentada la falta de sensibilidad de la Sociedad General de Autores, atenta más a recaudar que a buscar auténticos caminos para la difusión de músicas sujetas a derechos de autor. ¿Es lógico que a los conciertos académicos se les aplique la misma tarifa que a los de ciclos de relumbrón? No lo parece. Un concierto académico no es sino una prolongación de una labor docente que sólo puede beneficiar a toda la sociedad y a los autores que sean programados, pues una de las mejores formas de que la música española sea promocionada es que sea conocida por jóvenes que mañana podrán llevarla por cualquier escenario. Aunque sea una idea fácil de entender, no parece que quien debe esté dispuesta a ponerla en práctica. Y el problema no se centra sólo en este tipo de expresiones artísticas, sino en otras muchas como la difusión radiofónica en programas divulgativos y educativos de esas mismas músicas.

El inicio del décimo ciclo de la "Generación Ascendente" supone un paso importante en una labor de "puertas afuera" de la Escuela Reina Sofía que ya ha dado, entre otros frutos, cuarenta compactos y que brinda anualmente más de trescientos conciertos.