De Callas a Theodorakis

Maria Callas y Mikis Theodorakis

Grecia ha dado numerosos nombres relevantes al mundo de la composición e interpretación musical, como los creadores Xenakis o Theodorakis, las voces de Callas o Baltsa, el director Dimitri Mitropoulus o el violinista Leonidas Kavakos. La mayor parte de la actividad musical se mueve en torno a Atenas, capital también de la ópera con su Teatro Nacional y con festivales como el de Epidauro, Heraklión y Patrás.

Sorprende comprobar que Grecia, uno de los países que más pronto se adhirió a la Unión Europea, sigue siendo hoy una de las naciones integrantes donde la música de corte "clásico" ha tenido un desarrollo menor. La realidad es que en Grecia este arte está en una situación de punto de partida. Existen algunas instituciones, asoman algunos solistas de renombre internacional, contadísimos compositores de vanguardia, pero todo está en mantillas. De hecho, si no fuera por Maria Callas pocos asociarían a este país con el panorama clásico actual. Algo que resulta paradójico si tenemos en cuenta que fue allí donde nació la Música.

Atenas aglutina la mayor actividad musical, favorecida por las formaciones sinfónicas. La Orquesta de Atenas, estatal, y la Sinfónica de la Radio de Atenas son los dos puntales en este campo. En la capital griega se encuentra el Teatro Nacional de ópera, el único espacio dedicado a la lírica del país, en el que se representan cerca de un centenar de espectáculos al año. En esta ciudad encontramos también la orquesta Camerata dirigida por Alexandro Myrat. Entre mayo y septiembre tiene lugar el Festival de Atenas que se celebra en el renovado Odeón de Herodes Aticus que, por su espléndida acústica, acoge ópera y conciertos sinfónicos con las más relevantes formaciones y solistas internacionales. En los meses de verano destacan los festivales de Epidauro, en Atenas, y los de Heraklión y Patrás.

En el campo de la interpretación, Grecia ha dado al mundo auténticas joyas como la citada Callas (1923-1977), nacida en Nueva York, pero criada y educada en el país de sus padres. En Atenas estudió justamente con una española, la soprano lírico-ligera Elvira de Hidalgo. Entre los directores encontramos uno de los gigantes del siglo, Dimitri Mitropoulos, maestro de Bernstein y uno de los mejores titulares que tuvo la Filarmónica de Nueva York. En la actualidad, el violinista Leonidas Kavakos (1967) es hoy uno de los más reconocidos solistas de este instrumento.

Las primeras manifestaciones de música culta las encontramos en las islas jónicas de Corfú y Zante, cuna artística de los griegos modernos. Allí, la influencia de la ópera italiana tuvo su reflejo en autores como Mantzaros o Samaras. El padre de la música griega nacionalista fue Manolis Kalomiris (1883-1962). Más interesante aún es la música de Nikos Skalkota (1904-1949), discípulo de Shüenberg, y primer compositor helénico en emplear el sistema atonal, con un importante número de obras de calidad que, poco a poco, se han ido incluyendo en el repertorio internacional.

Xenakis y Theodorakis
Pero los dos más populares creadores griegos que ha dado el siglo XX son Ianis Xenakis (1922-2001) y Mikis Theodorakis (1925). Xenakis formó parte de la vanguardia musical de mediados del siglo pasado tras entrar en contacto con Messiaen en 1947 cuando se vio obligado a abandonar Grecia en 1947 y refugiarse en Francia, país al que permanecería vinculado hasta su muerte. La excepción en las escasa relevancia en la creación musical griega la marca la figura de Mikis Theodorakis. Este autor adquirió fama internacional tras el éxito de la banda sonora de Zorba el griego. Este junio visitó el Palau de Barcelona y el Auditorio Nacional para dirigir su Oratorio Canto General, homenaje a Neruda. Otro creador, menos ecléctico, y más cercano a la composición tradicional es Dimitris Terzakis (Atenas, 1938), que ha sabido alcanzar un especial lenguaje personal a partir de técnicas y sonoridades ya establecidas en la ancestral tradición musical griega.


La escuela de la voz del siglo
A excepción de Callas, no ha sido Grecia un país especialmente productor de voces; Una importante fue la ateniense Elena Suliotis (1943), que se miró evidentemente en el espejo de Callas, pero sin poseer ni su talento ni su material. Fue flor de un día. En Madrid tuvimos ocasión de escucharla. Más duradera -todavía en activo-, la mezzo Agnes Baltsa, que ha seguido una carrera tan irregular como su voz lírica, no exenta de atractivo. Cantó Carmen hace cuatro temporadas en el Real. En el campo masculino podemos mencionar al barítono Kostas Paskalis (1929), también presente en España (Ballo en Madrid, 1966), de voz no muy timbrada, y al bajo Dimitri Kavrakos (1946), de hermoso y oscuro centro. A. REVERTER.