Música

Orfeón Donostiarra, el canto colectivo

por José Antonio Sainz Alfaro

20 octubre, 2005 02:00

25 años del Premio Príncipe de Asturias

En 1984 el Orfeón Donostiarra recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Artes y lo recogió mi predecesor en la dirección del coro, el Maestro Antxón Ayestarán, a quien sustituí, dos años más tarde, tras su trágico fallecimiento.

La experiencia de su concesión la viví directamente como cantor, y recuerdo que la noticia nos llevó a la euforia general. Ayestarán dejó escrito en la Memoria Artística de aquel año su impresión y la emoción de todos los componentes del coro por el espléndido reconocimiento: "... Siendo relevante la dotación económica que conlleva el premio para nuestra Institución, y la importante escultura de Joan Miró, que constituirá uno de los más valiosos presentes que adornen nuestro museo de distinciones, lo que tiene valor, incuestionablemente, es el renovado espaldarazo que supone de reconocimiento y estímulo a la labor de 87 años dedicados sin desmayos al arte de la música".

Aquel 8 de junio, cuando se falló el Premio y se supo que el jurado, entre cuyos miembros se encontraba nuestro gran valedor el maestro Jesús López Cobos, había votado por unanimidad al Orfeón, se organizó una gran fiesta en nuestra sede. Tal y como recoge el acta de la concesión, el premio se otorgaba "... en reconocimiento a su excepcional calidad interpretativa, a la continuidad de su desinteresado trabajo artístico, mantenido a lo largo de ochenta y siete años -en la actualidad son ciento ocho- a su permanente superación, que le ha llevado a ser uno de los más importantes grupos corales, reclamado y admirado en el mundo entero, y a su labor colectiva, efectuada con exigencia, talento y cohesión. El jurado premia una historia musical gloriosa, a la vez que estimula un futuro prometedor".

Los méritos correspondían por igual a todos los orfeonistas, a los que componían aquel Orfeón y a los que lo han hecho desde su fundación, con su aportación generosa, de entrega, dedicación casi profesional, nunca mejor dicho, por amor al arte con mayúsculas. La ceremonia de entrega, presidida por los Reyes de España, tuvo lugar el 16 de octubre en Oviedo. El coro no pudo intervenir en aquel solemne acto, como era su deseo. Quizá son los imponderables de su condición de amateur. Se intentó organizar un coro de Cámara, pero los patrocinadores querían al coro grande y no pudo ser. Había, pues, una deuda pendiente con Oviedo que este año se saldará en el marco del Auditorio Príncipe Felipe. Lo haremos esta tarde, con el Requiem de Verdi con única obra, junto a la Orquesta del Principado de Asturias y al Coro de la Fundación Príncipe de Asturias así como un plantel de destacados solistas, la soprano Indra Thomas, la mezzo Luciana d’Intino, el tenor Roberto Aronica y el bajo René Pape; además, nos dirigirá el maestro López Cobos, primer galardonado con el Príncipe de Asturias de las Artes -1981- y gran amigo del Orfeón.

Para nosotros es un orgullo y un honor participar en este concierto conmemorativo del XXV aniversario de la creación de los Premios Príncipe de Asturias, que tan alto prestigio han alcanzado en el mundo. Es la mejor manera de agradecer nuestro ingreso en la historia de estos galardones que la propia UNESCO ha decidido reconocerlos como excepcional aportación al Patrimonio Cultural de la Humanidad.


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