Image: El arte que Suma

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Música

El arte que Suma

El Festival de Flamenco transforma Madrid en la capital del cante jondo

3 mayo, 2007 02:00

La bailaora Sara Baras

A partir del lunes 7 de mayo, y hasta el 26 de mayo, el festival Suma Flamenca convierte la Comunidad de Madrid en un gran centro artístico dedicado al flamenco, el cante y la poesía, en el que se darán cita más de cincuenta artistas, entre los que destacan figuras como Sara Baras, Enrique Morente, El Cigala, El Göito y Son de la Frontera.

En sólo un año, Suma Flamenca, una de las grandes apuestas de la Consejería de Cultura de la Comunidad de Madrid, ha pasado de ser un simple tanteo para tomar el pulso a unas posibilidades más o menos inciertas, a la literal conquista del territorio.

Los conciertos y espectáculos programados inundan veintitrés espacios de la región del 7 al 26 de mayo, con una copiosa programación con más de cincuenta artistas para cuarenta y tres representaciones, a las que hay que añadir un ciclo de cine y otro de poesía, flamenco para niños y sesiones didácticas para estudiantes en la Universidad Carlos III de Madrid.

"Si vamos a llenar la Comunidad de Madrid de cante y baile es porque antes ha existido un vacío injusto sobre un arte que, por desconocimiento, se ha mirado como algo marginal", afirma Miguel Millán, coordinador de Festivales de la Comunidad de Madrid.

Desde el esperado concierto de Enrique Morente en la Plaza Mayor de Chinchón, hasta las actuaciones de Sara Baras, El Göito, Son de la Frontera y El Cigala en el Teatro Albéniz, Suma Flamenca pretende ofrecer una visión global, como un gigantesco retrato de familia, donde no sólo estén representadas las diferentes tendencias, sino también, las sucesivas generaciones que componen hoy el escalafón flamenco, con el octogenario Chano Lobato a la cabeza, que aún sigue fascinando a todos los públicos por su capacidad de comunicación y dominio del espacio escénico.

También habrá jóvenes que comienzan a sobresalir con fuerza y, lo que es más positivo y enriquecedor para el proyecto de Suma, dueños de estilos a veces contrapuestos en la diversidad que hoy brinda el género flamenco: los cantaores Ezequiel Benítez, Israel Paz y Pitingo, las bailaoras María Juncal y La Moneta, y el guitarrista Jesús de Rosario. Naturalmente, próximos a ellos, estarán los consagrados: José Menese, Serranito, Terremoto, La Macanita, Antonio el Pipa y Gerardo Núñez, ya que "hemos querido poner las grandes figuras al lado de las más nuevas, para que se les oiga y se les conozca, ya que una de las funciones del dinero público es la de promocionar a los artistas de menor edad y facilitarles el camino", comenta Juan Verdú, director de Suma Flamenca.

Música de los espejos
"Toda esta exhuberancia de flamenco es también un homenaje a la afición de Madrid, que tiene por lo menos cien años", afirma Félix Grande, uno de los escritores que, junto a José Manuel Caballero Bonald y quien esto escribe, mano a mano con los cantaores Paco del Pozo, José Mercé y Miguel Poveda, intervendrán en uno de los ciclos más novedosos de Suma, La música de los espejos.

Este nuevo proyecto se celebrará en otro espacio tan bello como desconocido de Madrid, el enigmático Olivar de Castillejo. En opinión de Grande, "es una buena manera de reunir dos tendencias poéticas, la popular y la culta, y ver que en el fondo no se diferencian tanto porque un letrista popular es capaz de contar diez años de su vida en coplas de tres o cuatro versos".

Como ya viene siendo habitual en cualquier festival flamenco que se precie, la comparecencia japonesa queda garantizada con las actuaciones del cantaor Masanobu Takimoto, "El Cartero"; la bailaora Yuki Onuma y el guitarrista Eizo Tawara. "Madrid estaba en deuda con estos artistas, que han mostrado una pasión desbordada por el flamenco", declara Juan Verdú, quien, para ratificarlo, cuenta que Tawara estaba tocando una noche en un tablao y se cayó de espaldas desde el escenario. Creyendo que se había desnucado, Verdú corrió hacia él y se lo encontró en el suelo, abrazado a su guitarra, mientras repetía : "guitarra no rota, guitarra no rota".