Image: Cincuenta años sentando cátedra

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Música

Cincuenta años sentando cátedra

Jerez premia a Miguel Poveda y Antonio el Pipa

2 octubre, 2008 02:00

Miguel Poveda

Eran dos habitaciones correlativas, con las paredes revestidas de azulejos, que daban a un patio pequeño en el corazón de las ruinas del antiguo Alcázar árabe de Jerez. El Ayuntamiento las había cedido a un grupo de poetas jóvenes, nimbados por el fulgor de la utopía, enfebrecidos en el desasosiego de un futuro que, sobre todo por las dificultades económicas, no llegaban a ver claro, pero que, a la larga, ha tenido una duración impensable en un proyecto labrado a golpe de entusiasmo y atrevimiento en los tiempos oscuros, y que a pesar de las tormentas y las amenazas de naufragio, al fin, tragándose en muchos casos la hiel de las incomprensiones, ha resultado ser una travesía que se ha perpetuado nada más y nada menos que a lo largo de cinco décadas.

En esa pequeña estancia, rodeados de libros, colecciones de discos de pizarra y vinilo, carteles, algún cuadro y, expuesta en una vitrina, la que decían era la peineta que perteneció a la famosa bailaora, nacida en el XIX, Juana Vargas, La Macarrona, estaban Juan de la Plata, Manuel Pérez Celdrán y Manuel Ríos Ruiz. Estos adelantados crearon en 1958 una institución modélica como consecuencia de las interminables charlas, noches en vela del ensueño quimérico de la poesía. Ahora, la llamada un tanto pomposamente Cátedra de Flamencología y Estudios Folclóricos Andaluces, la corporación más antigua y de más prestigio en el flamenco, cumple cincuenta años de larga, a veces dura y siempre movediza trayectoria, con la inseguridad como norma y el amor inmenso al arte flamenco como energía generadora de una ejemplar perseverancia.

Las celebraciones de aniversario son más bien recatadas y restringidas al ámbito local, con una serie de actos mensuales, hasta diciembre, cuando se presente El flamenco que he vivido, las memorias del director de la Cátedra, Juan de la Plata, que nunca se permitió el lujo de la tregua ni se le cayeron los anillos "por estar limosneando de puerta en puerta, como dice la vieja copla. Una proeza. Y la verdad es que en muchos casos -Diputación, cajas de ahorro, Ayuntamiento- la respuesta ha sido positiva". Pero en estas sencillas jornadas hay algunas especialmente reveladoras, como el reestreno del Concierto de Jerez, de Benito Lauret.

Los fundamentos del cante
Estarán muy presentes la Orquesta de Cámara de la ciudad y la guitarra solista de Gerardo Núñez, las lecciones magistrales de baile de Matilde Coral o la de cante de Fosforito, el cual afirma que "hablo de los fundamentos sonoros del cante, cuándo se van formando y los posibles sones que fueron enriqueciendo el acervo cultural flamenco. Es una charla un tanto aleatoria, porque al final canto y depende de cómo me encuentre y los estilos que vayan surgiendo, según la inspiración".

Estos pioneros de la Cátedra de Flamencología rescataron voces en la frontera de la marginación, como la de Tío Borrico, en aquellos años de tinieblas quemándose en las madrugadas de las ventas a las afueras de Jerez y ahora figura relevante en antologías y libros especializados; le otorgaron carácter académico al flamenco creando en 1961 los Cursos Internacionales del Colegio Mayor Universitario de Cádiz; fundaron en Jerez los Cursos Internacionales de Verano, impartidos durante 34 años; inauguraron en Sevilla la Primera Semana Nacional Universitaria de Flamenco; pusieron en marcha la Fiesta de la Bulería, cante y baile emblemáticos de Jerez, que organizaron por vez primera en 1967 y todavía continúa, aunque ya en manos municipales. A ellos les debemos infinidad de exposiciones, congresos, la Revista de Flamencología, que sigue publicándose cada seis meses, y los Premios Nacionales a periodistas, escritores y artistas flamencos, que aún se conceden y que en su día lo obtuvieron desde Aurelio Sellés a Camarón, desde Antonio Mairena a Morente o desde Sabicas a Paco de Lucía. Para Fosforito, que lo recibió en 1968, fue "un espaldarazo a mi carrera profesional y una satisfacción sin límites".