Lee Konitz
"Al jazz de hoy le sobra técnica y le falta espontaneidad"
26 junio, 2009 02:00Lee Konitz
El legendario saxofonista Lee Konitz aterrizará en Vitoria el 14 de julio junto al pianista Brad Mehldau y el contrabajista Charlie Haden. Será la gran cita de un verano que "abrasará" a los aficionados del género, además, en Getxo, San Sebastián o San Javier, entre otras ciudades. El Cultural ha hablado con el músico y hace un recorrido por los principales festivales a través de nombres como Wynton Marsalis o Ron Carter.
-Charlie Mariano, que también vivía en Colonia, acaba de fallecer, ¿se había enterado?
-¡Maldito Internet! Sí, sí, me acabo de enterar, me lo ha comentado mi mujer. Perdemos a un grandísimo saxofonista, con un lirismo en su expresión realmente hermoso y singular. También he valorado siempre su especial instinto para fusionar la música de la India, así como las últimas experiencias que venía haciendo con destacados músicos de la escena vanguardista alemana. Los dos teníamos casa en Colonia, aunque la última vez que coincidimos fue hace unos meses en Nueva York.
-Alone Together resucita doce años después. ¿De quién surgió la idea de incluir en el disco a un por aquel entonces no demasiado conocido Brad Mehldau?
-¡Pues, sinceramente, no lo recuerdo bien! (Risas). Creo que la idea fue de mi agente, pero también es cierto que quien más empeño puso fue Charlie [Haden]. Yo le conocía de vista, ya que vive a un par de manzanas de mi casa de Nueva York, pero no tenía mayores referencias de él. Hoy día ha demostrado que es un creador muy personal y uno de los grandes líderes pianísticos que tenemos.
-En Vitoria-Gasteiz, ¿interpretarán otras cosas al margen del disco?
-Sí y no. No está previsto otra cosa que no sea tocar los temas del disco, aunque seguro que sonarán, si no ya nuevos, sí distintos. Es lo que tiene el jazz, la magia de la improvisación.
-Hablando de eso, ¿no cree que las actuales generaciones de jazzistas lo tienen todo medido y controlado?
-Sí, sí, pero no creo que sea un mal mayor. Efectivamente al jazz de hoy le sobra técnica y normalmente le falta espontaneidad, pero es algo que sólo da el tiempo. Hoy las nuevas generaciones disponen de herramientas y métodos de trabajo realmente eficaces, aprenden en días lo que a lo mejor a nosotros nos llevaba semanas. Es otra época, nada más, y el sentido y el instinto de la improvisación les llegará seguro. Y cuando suceda, nos descubrirán nuevas puertas expresivas.
-¿Considera negativo para el jazz actual fenómenos como el de Diana Krall?
-Hombre, musicalmente a mí esta music lady no me interesa, pero tampoco creo que sea algo malo. Es más, puede ayudar a que más gente se acerque a nuestra música y, a partir de ahí, conocer a otros creadores.
Una promesa ‘blanca’
-Es comprensible que musicalmente no le interesen este tipo de artistas, ya que usted, con la edad que tiene, no deja de sorprendernos: duetos, cuartetos, nonetos… ¿Qué es lo que sigue buscando?
-Lo fresco, lo nuevo. Siempre he intentado asumir nuevos retos, no ya tanto para estancarme, sino para seguir haciendo cosas distintas. Además, ¡es lo que realmente hace que me sienta joven! (risas)
-Esa querencia por el riesgo, ¿fue una de las enseñanzas de Miles Davis, con quien firmó Birth of the Cool, uno de los discos esenciales del género?
-Ay, el bueno de Miles. Sí, él siempre miraba hacia delante e insistía constantemente en que tocáramos lo que no sabíamos. De hecho, llegábamos al estudio sin un planteamiento previo, casi todo se abandonaba a la improvisación. Eso sí, lo que siempre agradeceré a Miles es que apostara por un músico blanco y estudiante. La comunidad afroamericana se abalanzó sobre él, criticándole y presionándole ferozmente. Pero él se mantuvo firme y no dudó en contar conmigo ni un segundo.
-Otro de sus primeros maestros fue Lennie Tristano…
-...Que fue el primer músico que me abrió una verdadera puerta musical, además de ser responsable del primer método para improvisar en el jazz. Un tipo que valoraba, además de como músico, por su talante filosófico. Tristano fue quien me transmitió que la música va más allá del arte, que es un asunto muy serio, que no se trataba simplemente de una forma de ganarse la vida, sino una expresión esencial para el desarrollo humano.
-Perdone que le insista sobre su vitalidad, pero es que acaba de tocar con dos pianistas latinos, el panameño Danilo Pérez y el cubano Gonzalo Rubalcaba. ¿Lo latino sigue de moda en Estados Unidos?
-Por supuesto. He disfrutado mucho con ellos. Tienen una misma sangre latina, pero sus pianismos tienen matices diferentes. Danilo es un improvisador nato, bueno, ahí está, siendo un pilar fundamental en el cuarteto de Wayne Shorter. Y Gonzalito es una red permanente, siempre atento a recogerte si andas en el trapecio de la improvisación. Músicos como ellos mantienen y nos enseñan las esencias originales de la música latina.
-Y en cuanto al jazz europeo ¿está de moda?
-¡Ya lo creo! Tras muchos años aprendiendo la técnica y el lenguaje del jazz americano, hoy han descubierto su propia voz y nos llegan experiencias muy interesantes, fusionadas con la música popular de cada país.
-¿Está al tanto de nuestro jazz-flamenco?
-No, lo siento, de música española sólo conozco la obra de Pau Casals.
-Y para el futuro, ¿con qué nos sorprenderá?
-Ahora mismo no hago otra cosa que giras y escuchar constantemente los arreglos que he escrito para un cuarteto de cuerda con el que grabaremos próximamente, con el también saxofonista Ohad Talmor. Pero, vaya, ahora mismo estoy disfrutando de una larguísima gira de conciertos.
-Entonces, ¿lleva bien lo de leyenda viva del jazz?
-Bueno, sí, sobre todo por lo de "viva" (risas).