Image: Floristán y Perianes, sincronías pianísticas

Image: Floristán y Perianes, sincronías pianísticas

Música

Floristán y Perianes, sincronías pianísticas

5 abril, 2019 02:00

Ambos pianistas andaluces coinciden el próximo jueves en el Auditorio Nacional. En la Sala Sinfónica, Perianes, con su toque fino, desgrana a Chopin, Debussy y Falla. En la de Cámara, Floristán, con su estilo juvenil e impetuoso, aborda a Mozart, Schubert y Haydn.

Dos pianistas españoles, andaluces por más señas, se dan cita en Madrid el mismo día, el 11 de este mes, y a la misma hora en el Auditorio Nacional. El mayor, Javier Perianes (Nerva, Huelva, 1978), ofrece un recital en la Sala Sinfónica dentro del ciclo Grandes Intérpretes de la Fundación Scherzo. El menor, Juan Pérez Floristán (Sevilla, 1993), toca en la Sala de Cámara junto al violinista Fabio Biondi en la temporada del CNDM; aunque antes intervendrá, en el Monumental Cinema, en el ciclo de la Orquesta de la RTVE.

La ocasión invita a analizar los rasgos más destacados de la personalidad musical de estos dos artistas, de diferentes generaciones y características tan dispares. Perianes reúne incuestionables virtudes. Ha alcanzado un notable estado de madurez tras desarrollar una carrera modélicamente diseñada e inteligentemente planificada. Ha sido formado por pianistas como Ana Guijarro y Josep Colom y mantenido contactos con otros artistas de relevancia, como Daniel Barenboim.

Uno de los rasgos más señalados del pianista onubense es saber mantener un juego de rara habilidad para determinar dinámicas delicadas y para buscar la acentuación y fraseo más lógicos. La suya es una estética de signo humanista que en él se impregna de aromas poéticos muy personales gracias a la suavidad y finura del ataque y a una superior capacidad de concentración. El muy bello sonido que lo caracteriza nace de una refinada y matizada pulsación, que lo ayuda a elaborar con la mayor naturalidad un fraseo nítido, bien coloreado y racionalmente dispuesto, que emana de él con limpieza y sobre todo con lógica y musicalidad. Es cierto que ese toque fino, ese miedo a forzar la máquina podía dejarnos en determinados momentos un poco a medio camino, aunque nos embebiéramos en la magia del sonido y de la frase etérea y nos sintiéramos inmediatamente prendados de su arte; ese que detectamos en cada una de sus recientes actuaciones y que ha quedado inscrito ya para la historia en unos cuantos CDs de gran nivel.

Recreaciones fieles

Entre ellos podemos citar el que dedicó hace ya algún tiempo a Schubert, en el que quedaba prendido todo el complejo mundo de claroscuros propio del compositor vienés; o el que se centraba en la Música callada de Mompou; y, particularmente, el que hace apenas unos meses ha grabado para Harmonia Mundi con el Libro I de los Preludios y las Estampas de Debussy, música exquisita que el instrumentista ha sabido recrear fielmente a partir de un cuidadoso manejo de los reguladores, de la resonancia, de las dinámicas más delicadas gracias a un toque tenue y una aplicación casi mágica de la técnica del sfumato. Con las Estampas, Perianes abre la segunda mitad de su concierto madrileño, que ha ofrecido ya en alguna otra ciudad, como Sevilla. Un puente entre el juego chopiniano, representado por dos Nocturnos y la Sonata n° 3, y el paisaje agreste y atmosférico de las Cuatro Piezas Españolas y la transcripción de El sombrero de tres picos de Falla.

Perianes, en plena madurez, despliega una personalidad musical humanista que se impregna de aromas poéticos gracias a su suavidad y su concentración

Frente a ese arte maduro, cuajado de delicadas irisaciones, el juvenil, avasallador, impetuoso, nacido de una notable facilidad para los ataques fúlgidos, los acentos perentorios y los fraseos bien conformados de Floristán, hijo de director y de pianista, que lleva desde niño la música en la sangre y que perfecciona su ya importante técnica y pule su mecanismo en Berlín junto a Edgar Nebolsin, ganador hace lustros del Premio Paloma O'Shea, galardón que el pianista sevillano consiguió también en la muy posterior edición de 2016.

Pérez Floristán resulta ser una curiosa combinación de estilos sutilmente fusionados -español, germano y ruso-. Se enfrenta al teclado con una actitud despierta y concentrada, se embebe y se entrega a fondo en una clara capacidad para extasiarse y a la vez fundirse con la marea orquestal si es ésta la que lo acompaña. Fraseo fluido y bien construido, facilidad para el canto, control de dinámicas y sonoridad prometedora, quizá aún no del todo definida, pero ya de ricos claroscuros. Recordamos con agrado su interpretación en la final de aquella convocatoria santanderina del Concierto n° 2 de Rajmáninov, en la que evidenció seguridad del trazo y una bien estudiada expresividad, con ese característico toque oscuro tan propio del autor.

Floristán, ganador del Premio Paloma O'Shea en 2016, demuestra siempre una gran naturalidad sin caer en peligrosos edulcoramientos. Tiene temple y poderío
En las secciones más piano el pedal correspondiente fue manejado con exquisita suavidad. Una de las mayores virtudes del instrumentista, la naturalidad, quedó evidenciada, luego de los precisos episodios scherzando del tercer movimiento, en la forma de exponer la gran y conocida cantilena. Floristán dio pruebas de saber hilar muy fino, sin caer en peligrosos edulcoramientos. El pianista mostró temple y poderío para resistir las acometidas de la virulenta orquestación, adecuadamente graduada por la batuta de González y fulgurantemente atendida por la ORTVE en ese característico tourbillon final, ante el que el artista andaluz no se arredró lo más mínimo. Las fuerzas se equipararon en la furibunda lucha de la coda.

Hace unos meses pudimos disfrutar en Madrid de una sesión en verdad sorprendente y gratificante protagonizada por el trío Vibr'ART del que forman parte también junto al sevillano el violinista Miguel Colom y el chelista Fernando Arias. Nos brindaron un soberbio y exultante Trío n° 2 en mi bemol mayor de Schubert y un acerado Trío n° 2 en mi menor de Shostakóvich. En otra de sus facetas, como hemos avanzado, Floristán interviene junto al violinista Fabio Biondi, dentro de la programación del CNDM, interpretando las Sonatas K 306 y K 454 de Mozart, la Sonatina de Schubert y la Sonata n° 7 de Haydn. Música de extracción clásica.

Brahms con la ORTVE

Además, este viernes, en el Monumental, en colaboración con la Orquesta de la Radio Televisión dirigida por Miguel Ángel Gómez Martínez, el pianista se enfrenta a una de las composiciones más arduas de la literatura concertante, el Concierto n° 2 de Brahms, tan proceloso, tan extrañamente lírico, tan cantabile en algunas de sus partes, tan sujeto al dominio del ritmo, ritmo perentorio a veces, determinante, que requiere una técnica muy segura y un ataque muy preciso, así como desarrollar con la máxima de las autoridades unos trinos verdaderamente musculados. Toda una prueba de fuego. Como lo es el delicado juego del maravilloso movimiento lento, en el que el teclado ha de mantener con el chelo solista un efusivo dúo. En la segunda parte del concierto, otra obra de Brahms: la extraordinaria y contrapuntística Sinfonía n° 4, rematada por una monumental passacaglia, estructura a la que deberá dar forma, al igual que servir con claridad y elocuencia al solista, Gómez Martínez.