Los Rolling Stones, en una actuación de 2015. Jim Petryga

Los Rolling Stones, en una actuación de 2015. Jim Petryga

Música

Rolling Stones, las leyendas salvajes que aún les acosan

Lesley-Ann Jones recoge en su “biografía definitiva” los momentos "malditos" con los que la banda británica ha engordado la mitología del rock

16 febrero, 2023 02:34

El show debe continuar. La máxima del espectáculo fue llevada hasta casi lo delictivo por los Rolling Stones, especialmente en los primeros tramos de su carrera. Su desenfreno existencial, con el que se despeñaron hasta las entrañas mismas del infierno, convirtió "sexo, drogas y rock and roll" en un lema de guardería infantil comparado con su forma de practicarlo.

La escritora Lesley-Ann Jones dialoga con la dura peripecia existencial de Sus Satánicas Majestades y los pone ante el espejo en La era Stone. La biografía definitiva. 60 años de Rolling Stones (Cúpula), un volumen imprescindible para entender quiénes fueron y cómo "actuaron" estos "chavales británicos, blancos, de clase obrera y media, que se proponían tocar música afroamericana y que desarrollaron un atrevido y distintivo estilo rock-pop que mantenía fuertes matices del blues mientras exaltaban las diversiones con las mujeres, el sexo y las drogas. Se arriesgaron y se hicieron de oro".

Brian Jones, caso abierto

Fue uno de los fundadores de los Rolling Stones en 1962 y todavía se habla de su muerte. ¿Qué papel jugó en su ahogamiento en la noche del 3 de julio de 1969 la visita que Mick Jagger, Keith Richards y Charlie Watts le hicieron un mes antes para decirle que tenía que dejar la banda? "Cuando Mick, Keith y Charlie llegaron a Cotchford el 8 de junio de 1969, Brian ya estaba preparado. Le informaron de que querían que abandonara la banda, y les sorprendió cuando accedió tan serenamente. También aceptó la oferta de un pago de 100.000 libras", precisa la autora de La era Stone.

"Se mostró digno al respecto y no negoció por más. Le prometieron una asignación anual adicional, en una cantidad a convenir. Aunque nadie lo sabe con certeza, se habló de una cifra de unas 20.000 libras […] Se desconoce si Brian o sus herederos alguna vez recibieron algo". La muerte de Brian Jones sigue dando mucho que hablar. Algunos fans siguen pidiendo que se exhume su cuerpo para determinar las "auténticas" causas de su muerte.

Marianne Faithfull, musa y víctima

¿Qué hubo con la cantante y compositora británica? ¿La trataron bien? ¿La despreciaron? Jones subraya sus raíces exóticas y aristocráticas (descendía por línea materna del barón Leopold von Sacher-Masoch), algo que impresionó especialmente a Mick Jagger, con el que convivió cuatro años. "Como una cajita de delicias turcas pasó de Brian a Mick y, luego, a Keith", señala la autora.

"Marianne se convirtió en la primera mujer no oficial de los Stones. Si hubiese sido más mayor, y más sabia, le habría dicho a Keith que estaba enamorada de él. Quizás era más sabia de lo que creía. Algo la detuvo. Debía de saber ya que Keith estaba enamorado de la novia de Brian, Anita [Pallenberg]. Se habría follado a cualquiera que le gustase, pero solo tenía ojos para ella". La mujer que había inspirado temas como Wild Horses, Dear Doctor y You Can’t Always Get What You Want terminó en la miseria.

Performance, ¿un rodaje porno?

Estamos en el verano de 1968. Mick rueda Performance, de Donald Cammell y Nicolas Roeg, el controvertido drama policíaco coprotagonizado por James Fox, Anita Pallenberg y la "desamparada adolescente" francesa Michèle Breton. Anita, en ese momento la novia de Keith Richards, protagoniza escenas de sexo con Mick y un trío con Breton, quien más tarde confiesa que se había consumado. "Keith lo sospecha durante el rodaje y los celos lo desquician, por lo que se verá afectada su relación con Mick", desvela Jones.

"Avergonzada por su depravación, Warner Bros archivó la película indefinidamente. Al final, se estrenó en agosto de 1970 una versión radicalmente reeditada, que solo sirvió para que la masacrasen los críticos, que la condenaron por sus escenas de sexo gráficas y la denunciaron como la película más detestable y pretenciosa de todos los tiempos".

Anita Pallenberg, Marlon y la muerte de Tara

"La vida como esposa de Keith era opulenta en aquellos días de juventud", relata Jones en su documentada biografía. "Sin embargo, la emoción empezó a agotarse. La megarriqueza por sí sola habría satisfecho a la mayoría de las esposas del rock, pero Anita siempre quiso más". Tras varias giras y discos como Exile on Main St. y It’s Only Rock 'n Roll, Anita tiene su tercer hijo con Keith Richards. Le pondrán Tara Jo Jo Gune en honor a un amigo, heredero de la irlandesa Guinness, que había muerto en un accidente de automóvil. Poco después, Richards saldría de gira con Marlon, el primero de sus vástagos.

"El asilvestrado niño, que debería haber estado en la escuela, se convirtió en el cuidador de su padre en la gira europea de los Stones de 1976. Ocultando la heroína, limpiando su mierda y escondiendo la pistola debajo de la almohada de papá, crecía demasiado deprisa", escribe Jones. Hasta que vino la tragedia. "La llamada lo pilló [a Keith Richards] en París, justo cuando la banda estaba a punto de salir al escenario. Anita había encontrado a Tara sin vida en su cuna. Tenía poco más de dos meses". Y es entonces cuando la autora de la biografía se pregunta: "¿Crees que Keith abandona el concierto y sale pitando esa noche de vuelta a Ginebra para apoyar a la angustiada compañera, recomponerse y abrazar a sus seres queridos con fuerza, que es lo que cualquier otra persona hubiera hecho? ¡Anda ya! El espectáculo debe continuar y así lo hace".

Richards se arrepintió después de la decisión, e incluso llegó a decir: "Si no hubiera subido al escenario, probablemente me habría pegado un tiro". Anita Pallenberg, como demuestra el documental Sympathy for the Devil de Godard, llegó a ser una auténtica Rolling Stone.

Mick Jagger, publicidad en el Kamasutra

Sin duda, uno de los que con más efervescencia mantiene la leyenda de los Rolling Stones es Keith Richards. A su currículum hay que añadir todo lo que aconteció en Redlands, su residencia en el Reino Unido, una antigua mansión de los Tudor con foso incluido. Y ahí es donde sucede una de las escenas sexuales más comentadas de la historia del rock con dos invitados: Mick Jagger y Marianne Faithfull.

Dispara Lesley-Ann Jones: "El nombre de Redlands es sinónimo de la redada antidrogas de 1967 que convirtió involuntariamente a Marianne Fetihfull en un nombre singular. Desnuda y tapada únicamente con una gran colcha naranja de piel que quitó apresuradamente de la cama para envolverse con recato; así es como se cuenta que la policía la encontró dando a luz una barrita de chocolate Mars que Mick devoraba a medida que emergía". La Faithfull siempre lo ha negado, incluso llegó a decir en sus memorias que es "la fantasía de un viejo verde".

Concierto de sangre: la tragedia de Altamont

"Los Stones nunca dejaron de rodar por hombre alguno, vivo o muerto". Es la sentencia de Jones ante los acontecimientos que se avecinaban en algunos de sus directos. Tras el cuestionado concierto de Hyde Park de Londres en 1969, en el que Los Ángeles del Infierno ejecutaron la seguridad del evento y donde Mick Jagger recitó el poema Adonaïs, de Percy Byssehe Shelley, en honor de Brian Jones, llegó el festival gratuito en Altamont Speedway, un circuito de carreras situado en Tracy, al norte de California.

"Era arriesgado desde el principio", sentencia la escritora. "Se colocaron dispersos por puntos estratégicos a una legión de miembros de la banda Ángeles del Infierno, fornidos, sin formación y dispuestos para la acción, que habían sido contratados en vez de a guardias de seguridad profesionales y a los que se les pagaba con cerveza". Un vuelco accidental de una moto del "equipo de seguridad" durante la actuación de los Jefferson Airplane desató el desastre.

[El Big Bang de la música estadounidense]

Los Grateful Dead, que debían telonear al grupo principal, recogieron su equipo y se fueron. "Nadie echó de menos a los Dead. Meredith Hunter tampoco lo hizo. Los Stones eran la actuación que este pulcro adolescente había venido a ver. Debió de darse cuenta del mal rollo y percibió que él y su chica estaban arriesgando sus vidas, ya que se abrió paso entre la multitud hasta llegar a su coche prestado para recoger el arma que había traído como medida de protección […] También debieron de percibir que su mera presencia era incendiaria: un apuesto muchacho negro y una guapa novia blanca y rubia […] Se subió a la parte superior de un altavoz, al lado del escenario, seguramente para conseguir una mejor vista. Un Ángel se acercó, lo arrancó de su posición y lo tiró al suelo. El chico se tambaleó y se limpió la rodilla, agarrando su pistola mientras caía. Luego apareció el destello del cuchillo que empuñaba el gran motero Alan Passaro, quien lo apuñaló, según parece, cinco veces".

Todo ello se recogió en el documental Gimme Shelter de 1970, en el que se daba cuenta la gira American Tour de 1969. "Los Ángeles del Infierno, los Stones, el dueño de la pista y los promotores fueron considerados culpables de la tragedia". Es muy posible que tanto Mick Jagger como Keith Richards aún tengan pesadillas con aquel episodio.